Aceite de semilla de chía – Verdadero tesoro en su cocina

El aceite de chía se puede comprar en perlas o cápsulas blandas, pero su precio se dispara y no se consume con la misma libertad que con un aceite culinario. Además, el aceite puro no lleva aditivos, ni aporta los elementos del que están fabricadas las cápsulas de gelatina blanda, que generalmente es de origen animal.

El aceite de chía virgen extra no es un aceite que se encuentre con facilidad en comercios y menos uno que sea de alta calidad, o mejor dicho, verdadero zumo de chía obtenido por prensado en frío y sin agregados grasos de otras semillas más baratas, como hacen algunas marcas. Quienes lo demandan y consumen, pueden decir  acertadamente, que es un aceite muy fino y de sabor suave al  paladar, con un leve gusto a comino; ideal  para mezclar (por supuesto, siempre crudo) con comidas, ensaladas, cremas, purés, tostadas, o sólo.

Aceite de chía y su papel como la mayor fuente vegetal de Omega

El aceite de chía, es quizás, la mejor manera de tomar las semillas de chía. La chía es la fuente más rica en ácidos grasos poliinsaturados que existe en el mundo vegetal, además de aportar otros muchos micro y macro nutrientes, hecho que convierte a la chía en un súper alimento. Los ácidos grasos Omega (6, 3 y 9), los aporta en perfecta proporción: un 18% en omega 6, más del 62% en omega 3 y un 8% en omega 9. Ese equilibrio, lo convierte en un aceite que ayuda más que otros Omegas a luchar con las enfermedades inflamatorias y un aporte esencial para la  salud de la membrana celular y para ayudar a prevenir enfermedades (sobre todo cardiovasculares), o reconducir problemas de salud ya existentes.

Debemos resaltar que las fuentes marinas de ácidos grasos poliinsaturados Omega (pescados azules, algas y kril) no tienen tantas ventajas para la salud como el aceite de chía ya que el aceite de chía tiene cinco veces menos de ácidos grasos saturados que por ejemplo, el salmón.  Sabemos que los ácidos grasos saturados, son grasas que afectan a la salud, elevando los niveles de colesterol LDL o colesterol malo.  Eso es precisamente lo que hace que el aceite de chía sea singular entre otras fuentes de Omega.

Con su consumo se previenen las enfermedades cardiovasculares. Según la Asociación Cardíaca de Estados Unidos, los ácidos grasos Omega-3 equilibran, normalizando los niveles de la presión sanguínea y también de colesterol malo y triglicéridos, manteniendo el corazón y los vasos sanguíneos en perfecto estado. El aceite de chía, también previene la obesidad.

Es interesante saber que los ácidos grasos Omega-3  ejercen una acción antiinflamatoria en los tejidos del cuerpo y que muchas de las enfermedades conocidas se deben a inflamación de diferentes tejidos en diferentes partes del cuerpo. Los omega-3 son altamente beneficiosos en patologías inflamatorias crónicas tales como: síndrome de Crohn, artritis reumatoide, psoriasis, etc.


El aceite de chía es muy valorado para la salud toda la familia, pero su valor es incalculable para  la salud de las embarazadas, en la época de lactancia para niños y para personas mayores. En el caso de las embarazadas, un buen aporte de ácidos grasos poliinsaturados les ayuda a prevenir la hipertensión durante la gestación y contribuye a mantener alejada la depresión posparto. Además, se sabe que los ácidos grasos omega desempeñan funciones muy importantes durante la gestación, durante la lactancia y a lo largo de toda la infancia, pues el Omega 3 es uno de los componentes de los fosfolípidos en las membranas celulares y con el consumo de aceite de chía por parte de la embarazada asegura el aporte de esos ácidos grasos poliinsaturados u omegas que se requieren para el buen desarrollo de los tejidos visuales del bebé y también en el tejido cerebral. Se sabe que hay una alta concentración de estos lípidos en la retina (un 60%) y en el cerebro (un 40%), lo que sugiera con claridad que los ácidos grasos omega juegan un rol muy importante en su buen desarrollo.

Algo que no se suele tener en cuenta en la etapa del embarazo y lactancia, es el hecho de que una deficiencia de ácidos grasos esenciales puede ser origen de severos problemas de crecimiento, de aprendizaje, del desarrollo psicomotor y de la agudeza visual del bebé, así como también, problemas con el sistema inmune, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, agresividad, etc.

En caso de personas mayores, el aceite de chía también es de gran, pues previene la enfermedad de Alzheimer y otras patologías degenerativas. La gran cantidad de antioxidantes que contiene, sumado a la protección que ejerce los ácidos grasos omega  sobre las membranas celulares consiguen ralentizar y hasta detener el deterioro de sus capacidades cognitivas, las cuales suelen iniciarse alrededor de los sesenta años de edad. El aceite de chía, también contribuye a una mejoría en las enfermedades inflamatorias de pulmón, e inhibe la acción destructora de los radicales libres.

El consumo de aceite de chía es sencillo, ya que puede sustituir al aceite común en ensaladas, guisos, sobre tostadas, en cremas de verduras, etc. También es un excelente aceite de uso cosmético, con las mismas utilidades que cualquier aceite natural. Su olor y su sabor son suaves y no cambia el sabor de las comidas. Es muy aconsejable tomarlo crudo.

Es un aceite apto para celíacos, pues no contiene gluten.

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