El coyol, la palmera que es el nuevo “oro verde”

Hace unos años, se le veía como una fuente de biocombustible muy prometedora. Hoy, el coyol es una planta de usos múltiples con un potencial comercial que está a punto de despuntar.

El coyol (Acrocomia aculeata) ha superado las expectativas de los científicos. “El aceite de coyol, por ejemplo, es muy noble”, asegura el biólogo y profesor de la Universidad Federal de Viçosa, Sergio Motoike.

“Las comunidades indígenas ya usaban el coyol para encender antorchas, en Ouro Preto lo vieron como combustible para lámparas, cosméticos, productos farmacéuticos y hasta hay un fermentado hecho con el tallo de la planta o vino de coyol”

“Se puede emplear en la alimentación humana, la oleoquímica y la cosmética, industrias que pagan mucho más que la de los biocombustibles”, agrega.

Aplicaciones

El coyol es originario de Brasil, donde se lo conoce como la palmera más común. Sin embargo, se puede encontrar en otros países de América Latina. Mide entre 5 y 15 metros de altura, tiene espinas en su tronco y hojas y soporta bien las sequías.

Su fruto se divide en cuatro partes: la cáscara, la pulpa, el endocarpio (parte dura que envuelve a la semilla) y la almendra. Con su pulpa se produce un aceite recomendado para la fabricación de biodiésel, de biokerosene y del propio aceite de coyol. Casi todo en este fruto es aprovechable.

El aceite hecho con su almendra tiene características ideales para la fabricación de cosméticos, ya que facilita la penetración del producto en la piel.

Al procesar tanto los frutos como la cáscara, se obtiene una pasta rica en proteínas buena para alimentar al ganado.

El endocarpio se puede emplear para el tratamiento del carbón activado, que se utiliza como filtro para purificar aire y líquidos.

Qué dicen los ecologistas sobre su cultivo

Cuestionadas sobre posibles impactos negativos de este cultivo, diversas fuentes, incluidas algunas sin interés comercial en la palmera, siempre respondieron que no los veían.

Sin embargo, hay ecologistas que califican el cultivo de palmeras para producir aceites y demás subproductos puede llegar a ser extremadamente dañino para el medioambiente.

Y es que calculan que entre 1990 y 2008, el cultivo de palmeras es responsable de alrededor del 8% de la deforestación en el mundo.

La deforestación pasa por la quema del bosque para abrir el camino de las palmeras. Esto destruye el ecosistema del lugar.

“El director de Acrotech, Felipe Morbi comenta que su empresa ha plantado hasta el momento 520 hectáreas de palmera de coyol en el municipio de João Pinheiro, en Minas Gerais.

La compañía ha utilizado el coyol para recuperar áreas degradadas. La planta es perenne y posee raíces fuertes que impiden la formación de agujeros en la tierra. Además, el coyol crea un microclima más suave y apropiado para la diversificación de la vida en el suelo.

Ecoportal.net

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