Consumo

Informe Especial, “Agua que no has de beber”: ¿El agua tapa otros intereses?

En muchos lugares del mundo la explotación minera avanza a ritmo vertiginoso. Esto implica un consumo desmesurado de agua, además del saldo de un territorio arrasado. Las mineras nunca (o casi nunca) son locales. Se trata de firmas de capitales estadounidenses o canadienses, principalmente, para el caso de América Latina, o de capitales europeos. Cabría preguntarse: ¿por qué, aún siendo originarias de los países militar y económicamente más poderosos, y que son los más injerencia tienen en ellos, los organismos multilaterales, como el BM, no advierten los riesgos de la actividad minera para el agua, un bien que al mismo tiempo denuncian que marcha rumbo a la escasez?

GAKs y La Garbancita Ecológica. Trece años de Consumo Responsable Agroecológico

La producción agroecológica campesina y el consumo agroecológico autogestionado no son posibles la una sin el otro. Esta relación directa entre productor@s y consumidor@s no es táctica, instrumental y anónima, sino estratégica, sustancial, personalizada y basada en la confianza. No es posible detener la destrucción del campesinado y de la naturaleza sin construir una nueva relación entre el campo y la ciudad, que cuestione un modelo modernizador que entrega el mando al beneficio privado y a la tecnología. El horizonte tiene que ser la vuelta al campo y a la producción agroecológica. Comprometerse con la seguridad y la soberanía alimentaria exige cambiar nuestros hábitos alimentarios pero también enfrentarse a las multinacionales y al doble lenguaje de los políticos y la constelación de entidades subvencionados. La fuerza para avanzar la deben poner miles de consumidor@s responsables.

Crisis, ecología y renta básica

La Renta Básica de Ciudadanía –es decir, un ingreso desconectado del trabajo, universal, incondicional y que cubre las necesidades básicas– es una apuesta clave ante el tambaleo de un sistema económico injusto e insostenible. De hecho, si entendemos la actual crisis como una oportunidad para dar un giro copernicano a nuestro modelo de desarrollo, la renta básica permite reorientar la economía sobre bases más sostenibles y humanas. Al reconocer el trabajo no remunerado y efectuar una redistribución de la riqueza priorizando actividades ecológicas, sociales, de la economía social y solidaria, etc., esta renta plantea de forma directa e indirecta una reorientación socioeconómica. A través de ella, se deja un sitio cada vez mayor a una producción no mercantil, social y ecológicamente útil, cooperativa, autónoma, es decir, a una economía plural a escala humana y respetuosa de la biósfera.

La conservación con hambre es irracional

El logro de la sustentabilidad tiene que superar obstáculos como la falta de un compromiso ético; la distribución desigual del poder y el acceso a la información y los recursos dentro de las naciones y entre éstas; y el criterio de que es posible administrar por separado la conservación y el desarrollo. Se trata de buscar un desarrollo que satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la satisfacción de necesidades de las generaciones futuras. Es utilizar los recursos naturales a un ritmo acorde con su capacidad de renovación. Es vivir de los “ingresos” de la naturaleza sin dilapidar su capital. Es “lograr una distribución más equitativa de los beneficios del progreso económico, y que se proteja el ambiente nacional y mundial, en beneficio de las futuras generaciones y que se mejore genuinamente la calidad de vida”.

Unión europea, soberanía alimentaria y movimientos sociales

Debemos abordar la inseguridad alimentaria causada por el modelo alimentario internacional, no sólo en los países pobres sino también en los países ricos. Las consecuencias de la inseguridad alimentaria aquí son: comida basura, malos hábitos alimentarios inducidos por la publicidad, cáncer, obesidad y otras enfermedades alimentarias que crecen de forma alarmante, especialmente entre nuestros niños y niñas. En los países ricos somos víctimas de la inseguridad alimentaria porque comemos lo que nos ordenan las multinacionales. Pero eso además nos convierte en cómplices del hambre en los países empobrecidos porque son las multinacionales a las que hacemos grandes con nuestro consumo las que arruinan a los campesinos y promueven las migraciones masivas.

Copenhague… crónica de un final anunciado y para nada feliz

Díganme si acaso no da la sensación de estar viendo al Diablo riéndose con una carcajada siniestra, mirando como la humanidad o por lo menos los que se dicen representarla, gracias a la “CODICIA” que él mismo se encargó de sembrar, marcha hacia su propia destrucción, hacia su final. El asunto se arregla, bajando la emisión de gases de efecto invernadero y eso se logra simplemente bajando el consumo de energía, no con plata. Y los que tienen que dejar de consumir y no quieren, son los que tienen la plata.

El problema de los basurales a cielo abierto y como buscar una solución

Nuestras ciudades son grandes consumidoras de energía y de diversos recursos naturales. El nivel de desarrollo y el estilo de vida que tenga cada comunidad determinarán la cantidad y el tipo de residuos producidos y su disposición final. Esta cantidad de residuos producida por todos nosotros debe ser tratada de una manera adecuada de manera que no contamine el aire, el agua y el medio que nos rodea ocasionando entre otras cosas daño a la salud.

Leonardo Boff ante la Conferencia sobre el Clima de Copenhague – Entrevista

La FAO (Organización de la ONU para la Alimentación) ha advertido que en los próximos años habrá entre 150 y 200 millones de refugiados climáticos. Las previsiones más dramáticas hablan de un aumento para 2035 de 4°C. Y se especula para final del siglo un aumento de 7°C. Si esto realmente se produce, ningún tipo de vida hoy conocido podrá sobrevivir. La Tierra no aguanta más. Tenemos que dirigirnos hacia otra forma de producción y asumir hábitos de consumo distintos. Producir para responder a las necesidades humanas en armonía con la Tierra, respetando sus límites, con un sentido de igualdad y de solidaridad con las generaciones futuras. Eso es el nuevo paradigma de civilización.

Energía, alimentación y gases con efecto de invernadero

A nivel mundial, la tasa de consumo de energía se calcula en 15 teravatios (TW), o 15 terajulios (TJ) de energía cada segundo (1 T= 1000000000000). Si una bombilla eléctrica convencional consume 60 W, esto es el equivalente de 37 bombillas encendidas permanentemente por cada persona en el mundo. Más de un cuarto de este consumo se pierde en la generación y el transporte de la energía. Cerca de 86% de toda esta energía es producida mediante combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón).

Cambio climático – El fracaso del sistema alimentario transnacional

La crisis climática implica que necesitamos cambios ¡ya! La organización de la sociedad en torno a la obtención de ganancias ha demostrado ser un sistema corrupto y necesitamos construir sistemas alternativos de producción y consumo, que se organicen de acuerdo a las necesidades de los pueblos y la vida en el planeta. La transformación de este sistema alimentario no ocurrirá mientras el poder de éste siga en manos de las corporaciones. Las fuerzas del cambio están en nuestras manos, en nuestras comunidades, que se organizan para recuperar el control sobre nuestros sistemas alimentarios y nuestros territorios.

La basura sin rienda

La generación de residuos tiene relación directa con los patrones de consumo de la población. Tales patrones han cambiado en las últimas décadas hacia el uso de más material para empaques, vida útil más corta de los productos y mercancías, reducción de los tipos de envases y botellas retornables, así como un aumento en empaques y materiales que se definen comercialmente como “desechables”, por lo que la produccion de basura va en aumento y se transformado en un problema serio. El reto es impulsar la gestión integral de los residuos sólidos municipales como parte de una amplia agenda municipal para el desarrollo regional sustentable. Este tipo de gestión es compleja y sólo se consolidará a partir del compromiso de los ayuntamientos y de la amplia participación ciudadana.

Gestión hídrica y sustentabilidad en la zona metropolitana Córdoba-Orizaba

La competencia entre los usos industrial, agrícola y consumo humano lleva inserta relaciones de poder y privilegios que hacen posible la escasez de agua para algunos y la abundancia para otros. La riqueza hídrica asimismo, ha sido un factor de desperdicio y depredación del recurso. Este modelo industrial-urbano de uso intensivo del agua, desperdicio y contaminación, ha mostrado sus límites al agotarse paulatinamente los mantos acuíferos y crecer la competencia de los diversos usos del agua.

Viajar en un mundo de baja energía

¿Que tal si empezamos a hacer el cambio que queremos y vamos aprendiendo a viajar de otra manera?. Podemos ir “quitándonos”, por ejemplo, de nuestra dependencia de ciertos medios de transporte. En la actualidad, mucha gente no viaja si no es en avión o en tren de alta velocidad. ¿Que tal si redescubrimos el tren convencional y el autobús para las distancias inferiores a 1.500 Km.? Incluso puede que para las distancias largas el avión tampoco sea tan necesario.

La realidad de las comunidades rurales en el Valle de San Andrés, Cuba

Dado el recurso forestal y el potencial científico con que cuenta la provincia de Pinar del Río, es hora de que la ciencia y la tecnología ocupen su lugar en el aprovechamiento de PFNM y su transformación en bienes de consumo para el pueblo y el desarrollo de la mujer campesina de al zona del valle de San Andrés, basado en una estrategia ambiental adecuada, integrando al respeto por el ambiente en la aplicación de tecnologías modernas para la agricultura y en la administración de los ecosistemas y los recursos naturales.

En defensa del decrecimiento

En los países ricos hay que reducir la producción y el consumo porque vivimos por encima de nuestras posibilidades sin tomar en cuenta los límites medioambientales y de recursos del planeta. Las sociedades opulentas deben tomar en consideración la conveniencia de cerrar o reducir la actividad de muchos de los complejos fabriles hoy existentes. Estamos pensando, cómo no, en la industria militar, en la automovilística, en la de la aviación y en buena parte de la de la construcción.