Durante muchos años, en México se repitió que el país tenía un material clave y muy valioso que aseguraría su futuro en la industria de los coches eléctricos. Se trata de un recurso natural fundamental, que es vital para la tecnología que usamos hoy. Era una oportunidad económica tan grande que el gobierno dijo que este material era una prioridad nacional que solo le pertenecía al Estado, sin embargo, el sueño de convertirse en un líder mundial de este material se está encontrando con una realidad muy dura y difícil de resolver.
Un material con una historia compleja
Existe un elemento estrella, muy importante para todas las metas relacionadas al cuidado de nuestro planeta, desde la transición a energías más limpias, hasta la creación de coches eléctricos que reemplacen a los de gasolina. Pero lamentablemente, este mineral tan importante está detenido por completo y no se puede usar.
Hay dos problemas principales, comenzando por la falta total de dinero para invertir en su desarrollo y una demanda legal internacional que sigue presionando al gobierno sin descanso. El gran misterio es por qué, si este material es tan importante y el gobierno dijo que era exclusivo de México, no ha puesto el dinero necesario para sacarlo.
Esta situación ha hecho que el poder se incline hacia afuera, ya que la única forma de que el recurso avance es adaptándose a las reglas del país más fuerte del mundo en este negocio. China quiere tomar un pedazo de México: ese «pedazo» es el litio de Sonora, y quizás tendremos que aprender a hablar mandarín, ya que las reglas del negocio las está poniendo el capital de China.
El dilema del presupuesto en México
Sucede que la empresa estatal LitioMx no tiene dinero, mientras que la gigante china Ganfeng mantiene una demanda legal activa contra México que está bloqueando el futuro de este mineral. El discurso de «soberanía del litio» se rompe al ver el dinero asignado para 2026. El presupuesto para la empresa Litio para México (LitioMx) es de apenas $13.9 millones de pesos.
Esos recursos solo alcanzan para cubrir los sueldos y gastos básicos de la empresa, sin que haya un solo peso destinado a la inversión productiva, como la exploración o la construcción de una planta. Esta es una señal clara: México no va a usar dinero público para desarrollar su litio en 2026. La empresa estatal está paralizada por tercer año consecutivo, mientras otros países están invirtiendo grandes sumas para aprovechar el auge de los carros eléctricos.
El poder de la demanda en China
A la falta de dinero se suma un grave problema legal. Sucede que la empresa Ganfeng Lithium, de origen chino, junto con Bacanora, mantiene una demanda en un tribunal internacional (CIADI del Banco Mundial) contra el Estado mexicano. La controversia surgió después de que México cancelara sus permisos para la extracción del mineral a pesar de que tiene toneladas de riquezas.
El tribunal rechazó recientemente la petición de México de frenar el caso, ordenando que la demanda siga su curso. El dilema es que, para las empresas que quieren invertir, este pleito es una señal de riesgo muy grande. La parálisis de la empresa LitioMx y el problema legal afectan directamente a la industria automotriz.
Sin que el gobierno invierta y con la demanda activa, México no tendrá litio propio para las baterías en poco tiempo. Esto significa que los fabricantes de autos seguirán comprando el mineral completamente a otros países. Si México quiere participar en la fabricación de coches eléctricos, debe enfocarse en atraer inversiones para el reciclaje, el armado de piezas y la electrónica, ya que su propio mineral está bloqueado.
La situación es clara: México dijo tener el litio, pero no tiene el dinero para sacarlo, mientras que el capital extranjero, con China a la cabeza, usa el poder legal para mantener la presión. El mineral, por ahora, sigue en pausa, y si México quiere que avance, probablemente tendrá que negociar la entrada de capitales bajo las condiciones del principal actor global, que es China. Sin duda la situación es compleja, pero solo queda esperar a ver que sucede, con la esperanza de que México no pierda esta oportunidad, sobre todo porque tiene enormes cantidades de energía que aprovechar.
