Guerra contra el mar

La especie humana, prevalida de su fuerza, obnubilada por su tecnología, enloquecida por la lógica del capital, le ha declarado una guerra de exterminio al mar y a sus pobladores. La humanidad extrae de los mares y océanos más de cien millones de toneladas de seres vivos al año, de los cuales más del 20% son descartados y desechados, 20 millones de toneladas de peces a los que se les quita la vida sólo para ser arrojados como basura al mar. Pero no sólo hemos desencadenado una limpieza étnica en contra de sus moradores, también lo hemos atacado con todos los venenos y tóxicos que nuestra locura tecnológica ha producido.

Nos estamos quedando sin suelo

La degradación del suelo es la consecuencia directa de su utilización por el hombre, como resultado de actuaciones directas, como agrícola, forestal, ganadera, agroquímicos y riego, o por acciones indirectas, como las actividades industriales, eliminación de residuos, transporte, entre otras. La erosión, la compactación, el aumento de la salinidad y de la acidez del suelo son los mayores problemas relacionados con su manejo inadecuado y podrían tener relación directa con la escasez de alimentos en un futuro cercano, resultando en un profundo desequilibrio del sistema productivo.

El desierto de Patagones

Quienes conocen desde hace varias décadas los campos donde se ha formado un desierto en el partido de Patagones pueden dar cuenta que la desertificación proviene del mal uso del suelo. El derecho a usufructo y a abusar de la propiedad privada de la tierra ha conducido a la desertificación. La responsabilidad de los propietarios y de quienes tienen la tenencia de la tierra sería, en este caso, directa. Pero como el movimiento de las dunas no respeta el perímetro de los alambrados sino que se extiende sobre otros espacios, e incluso cae sobre las ciudades de Viedma y Patagones estaríamos en presencia de un delito, ya que se trata de una acción similar a la de incendiar la propia casa y quemar la propiedad de los vecinos.