Quienes estuvimos en Washington el 11 de septiembre pudimos comprobar la letalidad de los actos terroristas que se lanzaron contra las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono en Washington. La misma letalidad que tuvieron en Argentina los atentados contra la Embajada de Israel el 17 de marzo de 1992 y la AMIA el 18 de julio de 1994. Esta mención no es caprichosa. Ambos atentados nos mostraron que ya estábamos en la agenda del terrorismo internacional, y nada nos indica que hayamos salido de ella. Esta inquietante realidad nos lleva a una pregunta obligada: ¿por qué nosotros?. La respuesta se halla, quizás, en algunos actos de gobierno que mezclaron promesas, exportaciones e imprevisión. Obviamente los negocios internacionales son necesarios para la Argentina.