El suplicio de un león y las rápidas consecuencias

La conciencia social ecológica experimenta un crecimiento político ascendente, que se desliza por todas partes en forma acelerada, gracias a los medios electrónicos que ha creado el orden social existente. Las informaciones del Internet, radio y  televisión sobre las crisis de la naturaleza se propagan con la velocidad de un rayo, produciendo la sensación de dar varias vueltas el orbe terrestre. La existencia de distintas fuentes de noticias complementa el panorama informativo y motiva, a su vez, inmediatas reacciones de respuesta.

Destruyen el relieve y avivan el calentamiento global

La explotación del carbón mineral es intensiva porque la demanda mundial de tan peligroso elemento, se acrecienta. En los EE.UU. el proceso de extracción se halla tan bien organizado que los consorcios empresariales obtienen el máximo de ganancias con los menores esfuerzos. Tal es el mejor incentivo para arrancarle las entrañas a la Madre Tierra, en tan feroz saqueo, que no mide consecuencias. 

No a las plantas nucleares

Un reactor nuclear produce energía eléctrica limpia y no empeora el calentamiento terrestre, porque no usa combustible fósil alguno (petróleo ni carbón). Tampoco atenta contra los ecosistemas porque no precisa de embalses de agua para turbinas; menos quema madera. ¿Dónde se encuentra el peligro? De un lado se trata de su estructura; cualquier reactor nuclear constituye una auténtica bomba de tiempo. De otro lado, su basura es el segundo peligro. Ha llegado la hora que el grueso de la humanidad haga sentir su voz unánime de protesta e imponga el: No, a las plantas nucleares, contra el audaz orden establecido, donde primero son los negocios.