Brasil, Las manos sucias del etanol. La nueva tecnología: la miseria de siempre

La tarea del corte de la caña es en sí enormemente penosa y físicamente desgastante. Cada mañana los trabajadores se lanzan sobre el surco de caña con el machete en la mano sabiendo que centenares de metros más adelante, después de haber cortado 10 o 12 toneladas de caña, apenas habrán ganado lo mínimamente necesario para comprar algunos alimentos y, en el caso de los trabajadores migrantes, para ocasionalmente enviar algo a sus familias que quedaron lejos. Ellos saben en carne propia que la tierra libera cuando es sustento familiar, pero encadena y mata cuando es simple engranaje de una producción industrial.

La minería artesanal explota a miles de niños. Una infancia frustrada en America Latina

Actualmente, uno de cada seis niños en el mundo está implicado en alguna forma de trabajo infantil, realizando trabajos que perjudican su desarrollo psicológico, físico y emocional. Esos niños trabajan en diversas industrias, y en muchas partes del mundo. En Latinoamérica, alrededor de 1 millón y medio de niños y adolescentes trabajan en la minería artesanal. La OIT ha lanzado una campaña para eliminar el trabajo infantil en las minas y canteras y que al cabo de 10 años se pueda retirar a un millón de niños de las minas y llevarlos a la escuela, para que se forjen un futuro, y para poder crear estructuras que garanticen que no volverán a ser sometidos a esta peligrosa forma de trabajo y de explotación.

El Campo, otras entidades, otras demandas

Desde marzo, pareció que se escuchaba “al campo”. Pero por detrás de las cuatro organizaciones patronales que protagonizaron el lockout hay un universo de tres millones de personas con otra agenda. Es el campo indígena y campesino, acosado por la miseria y el hambre de tierra. Las llamadas ‘entidades del campo’ sólo pronuncian los dictados de los agronegocios. Su símbolo actual es la soja transgénica

Banqueros Salvados, Derechos Humanos Sacrificados

La crisis bancaria actual va a costar un millón de millones de dólares y es claro que faltó voluntad política par tratar de reunir los 800 mil millones propuestos por la ONU para garantizar ciertos derechos humanos elementales. Esto representa una violación flagrante de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y es la lógica misma del modelo económico lo que está en juego. En vez de acercarnos a los Objetivos del Milenio nos estamos alejando a todo vapor.