Recuerdos del futuro. El keynesianismo, enfermedad infantil del neoliberalismo.

La creación de plusvalor para el capital es cada día más autónoma del trabajo. Hay más inversiones en especulación, simulación, adoctrinamiento y represión que en producir los bienes y servicios básicos que aseguren el empleo, la dignidad y la seguridad de la gente. El desorden económico, energético y ecológico produce grandes migraciones y confrontaciones armadas.

Leyendo a Adam Smith para entender la situación actual

La distinción entre benevolencia, o caridad, y justicia es, desde mi punto de vista, de una gran relevancia en un momento en el que se ha definido a la familia como una ONG y en el que parece que la “solidaridad” está muy bien para “tapar” u ocultar la injusticia intrínseca a un sistema económico y la injusticia de una situación definida como crisis pero que en un lenguaje más preciso no es nada más que un saqueo de lo público y de los derechos sociales y humanos por parte de los empresarios, algo que mp es ajeno a lo que ya observaba Adam Smith en su época. La diferencia consiste en que ahora se utiliza una supuesta situación “democrática” para “legitimar” el citado saqueo, “por el bien de todos”.

Crisis Global I: Un respiro en la turbulencia

Los auxilios estatales atenúan pero no revierten la mayor recesión de las últimas décadas. Estos rescates han provocado un incremento explosivo de la deuda pública, que impondrá gravosos pagos de intereses y debilitará las futuras recuperaciones. En la coyuntura, el freno a la producción es retroalimentado por el desempleo y la caída de los salarios. Existen fuertes indicios del carácter prolongado de la crisis.La distensión financiera induce a los neoliberales a retomar el evangelio de la desregulación. En cambio los keynesianos apuestan a enderezar el capitalismo con mecanismos de control. Pero ambas vertientes ignoran que la crisis obedece a contradicciones intrínsecas del sistema.