La tala y la degradación de bosques en la Amazonia brasileña se redujo en agosto, primer mes del año calendario de deforestación, en comparación con el mismo periodo de 2014, informó la ONG especializada, Imazon.
La preservación de los bosques de la Amazonia en Brasil es considerada clave tanto en su rol de moderador del cambio climático como de conservador de la biodiversidad por ser el país con mayor cantidad de especies del planeta.
Con sus siete millones de kilómetros cuadrados (km2), la región es territorio de numerosas actividades predatorias.
Según el estudio de Imazon, en agosto fueron segados al ras 415 km2, 5% menos que en igual mes del año pasado, sobre todo en los estados de Pará, Mato Grosso y Amazonas.
También se degradaron otros 131 km2 por el uso intensivo de la industria maderera o la quema de vegetación, una cifra casi 60% inferior al nivel de agosto del 2014.
Brasil hizo público este año su compromiso para restaurar 12 millones de hectáreas de bosques y eliminar la tala ilegal en la Amazonia para 2030.
Una agenda ambiciosa de Brasil es vista como vital para la conferencia climática, ya que podría alentar a otras economías latinoamericanas y emergentes a reducir los gases de efecto invernadero.
La potencia sudamericana recortó sus emisiones de dióxido de carbono y se ha mantenido relativamente estable en los últimos años, por lo que se estima que alcanzará la meta que se fijó para 2020 por debajo de los 2 mil millones de toneladas, según estudios recientes.
De hecho, ese objetivo fijado previo a la cumbre de Copenhague en 2009 supera las emisiones actuales del país, que rondan los mil 500 millones de toneladas. Pero la ruta por recorrer es extensa.
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El Siglo