Sin embargo este árido territorio esconde un maravilloso espectáculo que usualmente sólo se muestra cada 4 o más años, dependiendo de las lluvias que presente la región.
A esto se lo conoce como el desierto florido, un fenómeno en el que el antes monótono territorio se transforma en un paisaje teñido de color por las más de 200 especies de flores, muchas de ellas endémicas –es decir que sólo existen en este lugar–, que aparecen de repente entre los meses de septiembre y noviembre.
Eso es exactamente lo que ocurre actualmente en este árido rincón del mundo.
Debido a las intensas lluvias y temporal que se registraron en el país en marzo, y que causaron aluviones y fuertes crecidas de río en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta y Atacama, este año el desierto florido está más maravilloso que nunca.
Ya habíamos visto un adelanto de este fenómeno hace unos meses cuando de forma inédita diversas flores comenzaron a cubrir las planicies de arena del desierto en mayo. Dado que el desierto florido nunca se había manifestado en esta época –pleno otoño en el hemisferio sur–, lo llamaron “el nuevo desierto florido”, que de todas formas fue a una escala mucho menor que un desierto florido regular.
El secreto detrás de esta alfombra de flores silvestres y vegetación que cubre al desierto, se encuentra en su suelo.
Dado que en la zona norte del país las lluvias suelen ser escasas, las semillas y los bulbos permanecen en un estado de latencia a la espera de las condiciones adecuadas para florecer. Esto generalmente ocurre cuando en invierno, las precipitaciones superan los 100 mm.
Este fenómeno atrae a cientos de turistas y biólogos, quienes viajan a la región atraídos por la singular belleza de la improvisada pradera multicolor o la singularidad de las especies que allí crecen.
Más de 200 tipos diferentes de flores tiñen el paisaje y atraen a todo tipo de insectos y animales.
Ecoportal.net
UPSOCL