Alimentos Transgénicos: ¿Fáciles de tragar?

Por Héctor Villaverde

Aunque las técnicas de ingeniería genética pueden ser más precisas en cuanto a la identidad del material genético transferido, son mucho menos precisas en términos de dónde ese material es transferido.
 

Salud Humana

Gracias a la extraordinaria facilidad con la que el Presidente de la República Jorge Batlle tomó una tajante posición a favor sobre el tema de los alimentos manipulados genéticamente, que es motivo de un fuerte debate mundial, salió de la clandestinidad en el Uruguay la aplicación de la ingeniería genética a los alimentos, algo que preocupa a muchos consumidores e investigadores en buena parte del mundo. La radical "apuesta" se produce precisamente cuando en forma simultánea se desarrolla en Estados Unidos, cuna de los transgénicos, el escándalo StarLink. Dicho escándalo debe su nombre a un maíz modificado genéticamente que llegó a la cadena de producción de alimentos, el cual estaba aprobado solo para consumo animal y fines industriales, pero NO para consumo humano debido a que contiene la proteína Cry9C, un potencial alergeno. Desde setiembre pasado al menos 300 alimentos conteniendo este maíz han sido retirados de todos los puntos de venta.

Además, Aventis CropScience, la empresa fabricante de la variedad, ha suspendido los permisos de comercialización y retirado toda la producción de maíz del mercado norteamericano. También se ha encontrado maíz StarLink como ingrediente alimentario en Japón, el principal importador de maíz norteamericano.

Un argumento débil

El Presidente de la República apoya la producción de alimentos transgénicos, diciendo que en los próximos años se deberá alimentar a 8.000 millones de personas en el mundo, ?con la misma superficie de tierra?, y que ?la única vía de lograrlo es a través de la mejora genética?.

Pues señor Presidente, en esa proyección usted se equivoca. Un informe de la Unidad de Estudios de Perspectivas de la FAO revela que para el año 2030, cuando se espera que la población mundial llegue a 8 mil millones de personas, el mundo podrá producir suficiente alimento para satisfacer la demanda global.

Esta conclusión fue alcanzada por los expertos de la FAO cuyo análisis cuantitativo específicamente no incluyó como factor los aumentos en la producción a partir de cultivos genéticamente modificados, debido a las incertidumbres actuales con relación a performance técnica, inocuidad y aceptación por los consumidores de los cultivos transgénicos (Pág.2). El informe de FAO enfatiza que: ?Con relación al futuro, numerosos estudios de proyección han abordado y respondido con largueza positivamente al tema de si la base de recursos de la agricultura mundial, incluyendo su componente de tierra, puede continuar desarrollándose en una forma flexible y adaptable como lo hizo en el pasado, y si puede continuar ejerciendo presión a la baja sobre los precios reales del alimento". "La respuesta en gran parte positiva significa esencialmente que para el mundo como un todo hay suficiente, o más que suficiente, potencial de producción de alimentos para satisfacer el crecimiento de la demanda efectiva, esto es, la demanda de alimentos de aquellos que pueden pagar a los agricultores para producirlos.? (Pág.109) El informe completo de FAO puede ser encontrado en http://www.fao.org/es/ESD/at2015/toc-e.htm.

Entre los muchos argumentos, se escuchará a los defensores de los alimentos transgénicos decir que la ingeniería genética es mas precisa que el cruzamiento tradicional pues puede transferirse solo el gen deseado, y que esta precisión hace al alimento más seguro, mejor caracterizado, y más predecible. Sin embargo, aunque las técnicas de ingeniería genética pueden ser más precisas en cuanto a la identidad del material genético transferido, son mucho menos precisas en términos de dónde ese material es transferido. El proceso de inserción de genes por métodos de ingeniería genética es impredecible con respecto a numerosos parámetros, incluyendo: el número de inserciones de ADN transgénico, su localización (cromosoma, cloroplasto, mitocondria), su posición precisa (esto es, dónde y sobre cual cromosoma), su estructura, y su estabilidad estructural y funcional. El sitio de inserción variable puede afectar la expresión del transgene insertado mismo, así como la expresión de los genes huésped, pudiendo llevar por ejemplo a la producción de una toxina no natural, o al aumento en el nivel de una toxina natural, con las consecuencias imprevisibles que esto puede comportar para la salud animal y humana.

Otro motivo de preocupación es el fenómeno del procesamiento post-transcripcional, que consiste en la modificación de una proteína por adición de azúcares y otras moléculas luego de su síntesis. Estas modificaciones alteran las propiedades biológicas y físicas de la proteína, lo que puede tener un significativo impacto sobre la estructura y función de un gene.

El enfoque que se propone para resolver las diferencias en torno a este tema sería exigir que los alimentos pasen a través de un proceso similar al que se exige para la aprobación de aditivos alimentarios. Los alimentos transgénicos deberían satisfacer el requisito de ?razonable certeza de no daño?, ya que como los aditivos, los alimentos producidos por ingeniería genética no son esenciales para el suministro de alimentos. Deberían establecerse protocolos claros para evaluar los riesgos conocidos de los alimentos transgénicos, como la potencial introducción de toxinas, alergenos, y cambios nutricionales; que puedan detectar cualquier efecto no esperado que tenga consecuencias para la salud; y que aborden riesgos para la salud pública inherentes a los transgénicos como la exacerbación de la resistencia a antibióticos.

Una sugerencia pro-activa y democrática

El fracaso de la Ronda Ministerial de los países integrantes de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Seattle a fines del año pasado (donde se reformularían los acuerdos de la Ronda Uruguay) escondió el también fracasado intento de Estados Unidos de formar un Comité sobre Biotecnología en la OMC, que hubiera evitado la participación de la sociedad civil, debido a la naturaleza carente de transparencia y participación de este organismo comercial multilateral. Existen varios foros donde los países intentan establecer las reglas para destrabar este tema controversial, con amplia participación, como el Codex Alimentarius, la Convención sobre Diversidad Biológica, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, o el Encuentro Transatlántico Estados Unidos-Unión Europea, por citar los más importantes.

Tomando como ejemplo Estados Unidos, la Casa Blanca ha formado un Foro Consultivo sobre Biotecnología, constituido por representantes de todos los actores públicos y privados involucrados con esta temática, en la que también están incluidos grupos de la sociedad civil, como la Consumer Federation of América (consumidores) y el Environmental Defense Fund (ambientalistas). En el mismo sentido, tras la cumbre Estados Unidos-Unión Europea de mayo pasado, se estableció también un Foro Consultivo sobre Biotecnología, integrado por veinte expertos provenientes de un amplio espectro de perspectivas (que incluye integrantes de la sociedad civil como la Consumers? Association de Inglaterra, Friends of the Earth de Alemania y las ya mencionadas ONGs norteamericanas). Ha sido mandatado para reflexionar, discutir y evaluar los beneficios y riesgos de la biotecnología moderna, incluyendo salud, seguridad, desarrollo económico, seguridad alimentaria y aspectos ambientales, y temas transversales como el rol de la ciencia, la dimensión ética, información al consumidor, percepciones publicas, análisis de riesgo y derechos de propiedad intelectual.

Sugerimos, señor Presidente, que usted siga este ejemplo y convoque a un Foro Consultivo de naturaleza similar, con el fin de contar con el asesoramiento completo y adecuado que lo ayude a encontrar el rumbo mesurado y ecuánime que debe recorrer el Uruguay con relación a los transgénicos.

 
Por Héctor Villaverde
* Resp. Alimentos y Nutrición – CEADU
* Representante de CEADU en el Congreso
Mundial de Consumers International
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