“Está empeorando”: los parques nacionales de Honduras afectados por el aceite de palma
“Casi todas las semanas aparecen nuevas plantaciones de palma aceitera en el parque. Los pequeños agricultores —algunos de ellos viven de forma legal … Leer Más
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Tras la sentencia en el juicio por el asesinato de la líder indígena y ecologista Berta Cáceres, Ecologistas en Acción ha declarado que … Leer Más
Durante dos años se catalogaron de inútiles las muerte tanto de Berta Cáceres como otros ambientalistas latinoamericanos, quienes han luchado contra proyectos que atentan contra los derechos humanos y la biodiversidad del planeta.
Tiene apenas 11 años, cursa sexto grado de primaria y sueña con ser agricultor para cultivar alimentos y lograr así que la comida nunca falte a los niños de su comunidad. Es Josué Orlando Torres, del pueblo indígena lenca, que vive en un apartado rincón del occidente de Honduras.
El reciente asesinato de Berta Cáceres, – Premio Goldman al Medio ambiente 2015- así como la retención prolongada en Honduras del ciudadano Gustavo Castro Soto, víctima del mismo atentado, develan la lucha de centenas de comunidades mesoamericanas en defensa de sus tierras y territorios. Y contra la presencia agresiva de megaproyectos, sean éstos mineros o hidroeléctricos. Así lo subraya Philipp Gerber, quien coordina los proyectos de la organización Médico Internacional Suiza en México, donde vive desde hace varios años. Amigo personal de Gustavo Castro Soto y conocido desde tiempo de la dirigente hondureña recientemente asesinada, Gerber introduce no sólo el retrato personal de sus dos amigos sino que analiza más a fondo la responsabilidad del Norte en esta política invasiva contra los pueblos mesoamericanos.
La acción se llevó a cabo a través del proyecto “Fortalecimiento de las capacidades de gestión y reducción de las emisiones de contaminantes orgánicos persistentes en Honduras” (COPs 2)”
Más allá del discurso político y de la especulación teórica de funcionarios de gobierno, la seguridad alimentaria del país dejó de ser un objetivo de política pública, ya que son manifiestos los problemas de falta de acceso de la población a los alimentos básicos inocuos, explicado no solo por la caída en la producción agrícola sino también por el creciente deterioro del ingreso de las familias y condición de pobreza. En el caso del objetivo de soberanía alimentaria, sigue siendo una aspiración a largo plazo de las organizaciones gremiales y de grupos de sociedad civil que trabajan con mujeres campesinas.
Aunque los negocios de venta de comida ya no lanzan sus desechos al estero, surgen otras amenazas como la deforestación y el cultivo de café. Pese a los esfuerzos de las autoridades en seis municipios de tres departamentos para reducir la contaminación del Lago de Yojoa, se han obtenido muy pocos resultados. El problema sigue igual y en algunas zonas ha empeorado.