El peyote (lophophora williamsii) es una cactácea originaria del desierto del norte de México y sur de Estados Unidos cuyas propiedades medicinales y enteógenas han sido ampliamente debatidas, satanizadas, pero también estudiadas y aprovechadas desde hace cientos de años por las naciones huichol y tarahumara, entre muchas otras. Mide unos 12cm de diámetro y su color va del verde oscuro al gris azulado, presentando vellosidades blancas parecidas a plumas de algodón y en ocasiones una flor blanca o rosa que crece en su centro. Su raíz es cónica y se hunde profundamente en la tierra, mientras que el cacto asoma apenas unos pocos centímetros fuera de la tierra.
Sus aplicaciones medicinales son numerosas: macerado durante 1 semana en alcohol constituye un poderoso remedio para el dolor reumático gracias a su acción analgésica, al igual que para la artritis, el dolor de huesos, las contusiones, magulladuras, e incluso como agente contra el veneno de víbora y alacrán. Su ingesta en forma fresca o seca ayuda también contra el estreñimiento.
Peyote en peligro
Wirikuta, territorio sagrado de la comunidad Huichol en San Luis Potosí, abarca los municipios de Real de Catorce, Charcas, Matehuala, Villa de Guadalupe, Villa de La Paz y Villa de Ramos. Es un sitio en donde se resguarda una biodiversidad endémica impresionante, principalmente el del peyote.
Desgraciadamente en las últimas décadas, la región se ha visto fuertemente afectada por la extracción ilegal del peyote, dejando a esta especie en peligro de extinción. En palabras de Yvett Salazar Torres, titular de la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental –Segam–, “En una ocasión tuvimos el reporte de que salieron camiones enteros cargados con la cactácea, también se han detectado a hippies que salen con costales.” Por esta razón, explica la titular, no se cuenta con un estimado de la cantidad de peyote que se extrae periódicamente de la región; sin embargo, y en más de una ocasión, han tenido que denunciar la extracción ilegal ante la Procuraduría General de la República –PGR–.
Debido al creciente "turismo mítico" a la zona de Real de Catorce muchos antropólogos, botánicos y sanadores han pedido que por lo menos quienes lo consumen en un contexto no ritual sepan cómo tratar con la planta para prevenir su explotación, pues ésta tarda aproximadamente 15 años en llegar a la madurez. Es necesario cortarla a ras de tierra, de preferencia con una piedra plana encontrada en el lugar (según el ritual) o con un cuchillo, de manera que la profunda raíz siga enterrada y otro botón pueda crecer en su lugar.
Ante las denuncias, la PGR ha solicitado a la Segum que trabaje de la mano con la Profepa con el fin de “implementar operativos destinados a la conservación de la cactácea”; así como con la comunidad huichol, pues ellos han solicitado evitar la quema del peyote, “que en vez de eso, después de un decomiso, se realice una especie de convenio a favor de la comunidad para que tengan la oportunidad de retornar estos ejemplares.” No obstante, hay un tema en la Ley que no permite a este tipo de especies ser reforestadas o reintroducidas a su lugar de origen, pues “La Ley de Salud, en materia de drogas, indican que luego de un decomiso deber ser incineradas como cualquier droga.”
Pese a ello, Salazar Torres insta: “Queremos encontrar un camino para que la PGR haga un análisis a través de investigadores, para que se vean las bondades de esta cactácea, que además de estar en peligro de extinción, es todo lo que representa en cuanto a la tradición. Debemos seguir promoviendo la conservación histórica de esta ruta y preservar la tradición de los wirrárikas.” En especial teniendo en cuenta que la extracción ilegal de especies, por más mínima que sea, representa un impacto negativo al medio ambiente, “generando zonas áridas, fragmentación y desequilibrios; situaciones que debemos atender junto a los ejidos y a la comunidad indígena.” Además, “Es totalmente ilegal portar esta planta, si no se pertenece a la comunidad huichol.”
Ecoportal.net
Fuentes
http://ecoosfera.com