El impacto del monocultivo de soja y los agroquímicos sobre la salud

Por Dr. Darío Gianfelici

El uso de agroquímicos no puede continuar en los niveles actuales, el desmonte salvaje no puede seguir, la producción ha de tener un límite y si en la implementación de esos límites se cree resignar alguna ganancia debe pensarse que, en realidad se está ganando en la salud de la gente, en la protección del ambiente y en un futuro no demasiado lejano.

El paisaje


Desde hace tiempo se ha transformado en un motivo de preocupación para profesionales y algunas personas atentas, el aumento en las enfermedades que parecen tener relación con la aplicación de agrotóxicos y la producción de soja transgénica. Estas patologías tienen que ver con efectos agudos, y aún crónicos, de exposición a agrotóxicos que han tenido desde 1996 un constante incremento en su incidencia y, con mucha frecuencia, hay una clara relación entre el contacto laboral o accidental y el comienzo de los síntomas.

Pero además esta situación de producción de monocultivo extensivo, que avanza sobre fronteras agrícolas otrora sagradas, tiene un impacto que tanto el estado como los productores de soja pretenden desconocer, y está basado en los sentimientos de las personas que han visto afectadas sus pequeñas explotaciones, han perdido sus empleos o han sido afectadas de una u otra manera por la expansión descontrolada del monocultivo de soja transgénica. Pareciera cumplirse lo que dice Karl Marx en El Capital, Tomo I, IV Edición: “…el régimen capitalista de producción y acumulación, y por tanto, la propiedad privada capitalista, exigen la destrucción de la propiedad privada nacida del propio trabajo, es decir, la expropiación del trabajador…”. (1)

¿Y por qué es un problema la soja?

¿No es, acaso, una extraordinaria fuente de recursos?

¿Y por qué es, además un problema de salud?

Precisamente allí se centra la discusión. El planteo está cimentado en la búsqueda de herramientas para tratar de demostrar que la gente, su salud y el futuro de la producción y del trabajo en la provincia están en riesgo.

La obligación de los futuros dirigentes estará, entonces centrada en cómo proponer alternativas para un futuro económicamente redituable, pero a la vez, ecológicamente sustentable.

Las fechas seleccionadas para la investigación no son, en modo alguno caprichosas, sino que responden a la aprobación en 1995 por decreto presidencial de Ronald Reagan del evento Mon 40-3-2, llamado soja transgénica por la modificación genética que desarrolló su capacidad de resistir el herbicida glifosato.

Muy poco después, en Argentina, el entonces Ministro de Agricultura de la Nación Ing. Felipe Solá daba el acuerdo para que el nuestro, fuera el segundo país donde se sembrara esta semilla en particular (2), determinando la destrucción del modelo de un país que hasta 1975 tenía el PBI industrial mayor de Latinoamérica y una producción agrícola con más equilibrio en su diversificación, pero que hoy exporta en un porcentaje mayoritario unos pocos bienes de origen primario (soja forrajera transgénica, en grano o aceite, petróleo crudo, gas natural sin elaborar -para que Chile, por ejemplo, dueño de varias de nuestras empresas energéticas elabore fertilizantes y derivados y caramelos-). Es decir commodities sin valor agregado, materias primas de una factoría.

Estamos ante una nueva forma del ‘granero del mundo’, ahora les engordamos los cerdos a la UE y a China. También les vendemos petróleo crudo y gas a los países que se apropiaron de nuestras riquezas energéticas, para que ellos industrialicen los subproductos y luego, como hace Repsol, nos vendan el gas oil a los precios, y en las cantidades que ellos quieren y que no son las que la producción necesita.

Y hoy por hoy, se pretende, a través de la producción de combustibles a base de soja transgénica, convencernos que por allí pasa el venturoso futuro de la Patria. Cuando, en realidad, este nuevo “agronegocio” no es más que un broche de oro a la política de neocolonialismo con efectos que pueden ser terribles para con la salud y la estabilidad laboral de nuestra gente.

¿Por qué producir combustible a base de soja transgénica?

La respuesta es simple, sólo para satisfacer las demandas de las multinacionales productoras de agroquímicos. Ya que, como se ve en el cuadro siguiente, la soja es una de las oleaginosas menos eficientes, en términos de litros de combustible por hectárea, para esta producción.

Rendimiento de cultivos oleaginosos por hectárea:http://www.biodiesel-uruguay.com/articulos/uy-5.php

-Soja (Glicine max): 420 litros
– Arroz (Oriza sativa): 770 litros
– Tung (Aleurites fordii): 880 litros
– Girasol (Helianthus annuus): 890 litros
– Maní (Arachis hipogaea): 990 litros
– Colza (Brassica napus): 1100 litros
– Ricino/tartago (Ricinus communis): 1320 litros
– Jatropha/tempate/piñon (Jatropha curcas): 1590 litros
– Aguacate, palta (Persea americana): 2460 litros
– Coco (Cocos nucifera): 2510 litros
– Cocotero (Acrocomia aculeata): 4200 litros
– Palma (Elaeis guineensis): 5550 litros

Si bien algunos de estos cultivos no se producen en el país, queda claro que la soja es, o debería ser, la última elección en esta industria que programa invadir Latinoamérica.

Pero en un mundo donde la necesidad alimenticia es cada vez más acuciante en muchos países, esta producción que, decían, iba a solucionar el hambre del mundo por su alto contenido proteico, está destinada, ahora, a alimentar los tanques de combustible de los vehículos europeos.

Es muy difícil entender como nunca en Estados Unidos o en Argentina se hicieron estudios del impacto ambiental, productivo, ni, mucho menos, socio sanitario que este evento en particular podría producir.

En 1972 la OMS calculó que cada año ocurrían medio millón de envenenamientos en el mundo causados por plaguicidas, con más de 5.000 muertos (aproximadamente 1% de mortalidad), sugiriéndose que los países en desarrollo sufrían la mitad de estos envenenamientos y tres cuartas partes de las muertes.

En la siguiente década la OMS estimaba en más de 3 millones las intoxicaciones con una mortalidad probable del 1%, mientras Naciones Unidas consideraba que la tasa de intoxicaciones en los países del sur podía ser unas 13 veces mayor que en los países industrializados, por lo cual declaró a los plaguicidas como uno de los mayores problemas a nivel mundial.

Para 1991 se calculaba que 25 millones de casos no se registran. Por ejemplo en Centroamérica, donde durante 1999- 2001 se registraron 400.000 intoxicados por año, se calculó el sub registro en cerca del 98%.

Pero mientras los miles de intoxicados o muertos en el campo pueden pasar desapercibidos, los grandes accidentes durante el transporte o en fábricas y tragedias humanas por intoxicaciones masivas, son prueba de que esos venenos potentes están ahí, con licencia de los gobiernos y amenazan permanentemente a los habitantes rurales y urbanos.

A manera de ejemplo pueden mencionarse, además de la tragedia de Bhopal, los siguientes:

a) Más de 35 años atrás, el 25 de noviembre de 1967, se intoxicaron y murieron decenas de niños en Chiquinquirá, Colombia, cuando desayunaron con pan elaborado con harina de trigo contaminada con Folidol (paration)

b) 32 años después, en octubre de 1999, murieron 24 niños en Taucamarca, Perú, al ingerir alimento contaminado con el mismo insecticida organofosforado, por lo cual se cursa una demanda en el Congreso presentada por las familias.

c) Las muertes causadas por el herbicida paraquat de Syngenta (Gramoxone, Gramuron, Agroquat, Gramafin, Actinic, Calliquat) en el mundo se calculan por miles. En Costa Rica desde 1980 y durante dos décadas ha sido reportado como el primer causante de envenenamientos y responsable de una tercera parte de las muertes de centenares de trabajadores agrícolas.

En la Cuarta reunión del Foro Intergubernamental sobre Seguridad Química realizada en Bangkok, Tailandia, del 1º al 7 de noviembre de 2003, se reconoció que se debe evitar el envenenamiento por plaguicidas de los usuarios y sus comunidades, especialmente de los trabajadores agrícolas y pequeños agricultores de países en vías de desarrollo y países con economías en transición, para lo cual se propuso a los gobiernos prohibir o restringir el uso y la disponibilidad (incluyendo la importación y/o exportación, cuando se requiera) de los plaguicidas de toxicidad aguda (tales como las formulaciones clasificadas por la OMS como extremadamente peligrosas (clase Ia) y altamente peligrosas (clase Ib)) y/o aquéllas asociadas con incidentes de intoxicación, crecientes y severos.

En Entre Ríos, a pesar de las denuncias presentadas, no hay registro. En Argentina no hay registro.

Por otra parte la gran cantidad de productos químicos utilizados en los cultivos modificados genéticamente (MG) han agravado la contaminación ambiental en Argentina. Se ha generado un aumento de los patógenos del suelo y cambios en las comunidades de malezas, especialmente aparición de nuevas variedades con mayor tolerancia al herbicida (glifosato principalmente) lo cual genera mayor cantidad de uso del herbicida en cuestión (de 28 millones de litros en 1997/98 a 56 millones en 1998/99).

La incidencia de los cambios estructurales en la soja-dependencia se demuestra en el desarrollo que tuvo el cultivo de la legumbre en los últimos 25 años. En los años 70′, el área cultivada era tan sólo de 38.000 hectáreas, en el 2004 superaron los 14 millones de hectáreas.

Argentina es primer exportador mundial de productos procesados de soja con más del 50% de la producción, convertida en aceite y harinas. El país exporta entre el 90 y 95% de su producción a 150 destinos, principalmente China y Europa. (3)

Los venenos

En el caso del glifosato, conocido como Roundup (la marca de la multinacional Monsanto) el Ministerio de Salud de la Nación, en su Manual de Atención Primaria de Intoxicaciones dice: Grado de toxicidad: El glifosato es un producto químico que puede provocar cuadros de intoxicación, de leves a graves, incluso la muerte. La dosis mortal en un adulto es de 100-150 ml por vía oral. (4)

Pero es necesario tener en cuenta que cuando la aplicación de los agrotóxicos se lleva a la práctica, al terreno, nunca se aplica uno solo de ellos sino que se producen diversos “cócteles”, según el criterio del ingeniero agrónomo, el productor mismo, o el aplicador que, muchas veces, hace privar sus intereses económicos por sobre la necesidad de aplicación, la salud del productor y sus vecinos y la suya propia, ya que nadie está más expuesto a los tóxicos que quien los maneja.

Según la Ing. Agr. Elsa Nivia, coordinadora de Rapalmira RAP – AL Colombia, en Estados Unidos, Williams, Kroes y Munro, en un estudio denominado Safety Evaluation and Risk Assessment of the Herbicide Roundup and Its Active Ingredient, Glyphosate, for Humans, publicado en diciembre de 1999, estudiaron las dosis letales de glifosato en humanos por suicidios o intentos de suicidio, tomando como tóxico el Roundup.

Estos investigadores, encontraron varios estudios que describen el efecto observado tras la ingestión accidental o intencional de Roundup. No se reportaron muertes por ingesta accidental. Sin embargo, en un gran número de casos de ingestión intencional por intento de suicidio se vieron severos efectos como hipotensión, insuficiencia renal aguda y muerte.

En estos casos, el deceso ocurría pocos días después de la ingestión. En un caso, se determinó que la cantidad de Roundup ingerido era de 180 ml aproximadamente, en otros se habla de que ingestas de entre 200 y 260 ml habrían producido la muerte.

La causa final del deceso habría sido el shock hipovolémico. Al haberse obtenido similares efectos con otros surfactantes similares al POEA usado en el Roundup, cabe suponer que los efectos tóxicos estarían vinculados a éste.

Pero lo que debería llamar la atención de las autoridades responsables es que si el glifosato se encuentra en el Roundup al 41 % es decir a 480 g/l. La dosis letal sería, para los humanos, de 624 mg/kg mientras que para las ratas es de 5600 mg/kg

El glifosato, es la materia activa del herbicida Roundup®, en todas sus variedades, mediante la producción de la proteína CP4 enolpiruvilsikimato-3-fosfato sintasa (EPSPS). La enzima EPSPS está presente en la ruta del ácido sikímico para la biosíntesis de aminoácidos aromáticos en plantas y microorganismos.

La inhibición de esta enzima por el glifosato da lugar a una deficiencia en la producción de aminoácidos aromáticos y a una inhibición del crecimiento de las plantas. La ruta bio sintética de aminoácidos aromáticos no está presente en las formas de vida de mamíferos, aves o fauna acuática, lo que explica la acción selectiva del glifosato en plantas y su baja toxicidad en mamíferos. (5)

Este producto está asociado de manera indivisible con la multinacional Monsanto, ya que la soja RR es una formulación de semillas resistentes a este herbicida mediante un complejo mecanismo genético que incluye el uso de antibióticos y que, hasta el momento, no ha demostrado efectos adversos en el ambiente o las personas. Si bien es cierto, jamás se hicieron estudios serios para pesquisar estos efectos.

La idea publicitaria era que con un herbicida de baja toxicidad y, a bajas dosis, se controlarían las plagas vegetales que disminuían el rendimiento de las cosechas.

Entonces aparece el Roundup con un 41 % de principio activo, luego le sigue el Roundup Full con un 51.7 %, retrocedemos con el Roundup Full II que tiene un 48.8% y volvemos a avanzar con el Roundup FG con un 72 %, para llegar al Roundup Max que tiene un 74.7 % de principio activo. Con esto que absolutamente destruido el argumento de la baja dosis, ya que es evidente que cada vez más agroquímicos es regado no solo en cantidad de litros por hectárea sino también en términos de mayor porcentaje de principio activo. (6)

Pero hay una adicional, el glifosato es hidrosoluble, por lo cual para poder atravesar las membranas celulares debe adquirir liposolubilidad. Para ello se le agregan surfactantes que la empresa productora no publicita en los marbetes por considerarlo secreto comercial. Esto demuestra que, en realidad, los productores, ingenieros agrónomos y todas aquellas personas que manejan estos productos no saben que están usando.

Pero como los secretos son muy difíciles de guardar en este mundo, si sabemos que estos surfactantes tienen altísima toxicidad, mayor aún a la del mismo glifosato por lo que su peligrosidad es significativa a pesar de la indiferencia de quienes deberían resolver esta situación.

Un estudio de la Universidad de Caen muestra las siguientes conclusiones:

  • “Sorprendentemente Roundup es más toxico que sus componentes activos”
  • “Concluimos que los efectos endocrinos y tóxicos de Roundup, no solamente glifosato, son observables en los mamíferos. Y sugerimos que los adyuvantes de Roundup incrementan la bio disponibilidad y bio concentración.”
  • “Nuestro estudio muestra que Roundup actúa como disrruptor endocrino en mamíferos a concentraciones 100 veces menores de las recomendadas para uso agrícola” (7)

En intoxicaciones agudas, se pueden ver síntomas como: dolor gastrointestinal, pérdida masiva de líquido gastrointestinal, vómito, exceso de fluido en los pulmones, congestión o disfunción pulmonar, neumonía, pérdida de conciencia y destrucción de glóbulos rojos, electrocardiogramas anormales, baja presión sanguínea y daño o falla renal.

En niños, ante la exposición a una fumigación, se suelen ver diarreas y vómitos acompañados de dolor de cabeza, un síntoma poco común en ese grupo etáreo y que debería despertar la curiosidad de los médicos. Pero en realidad, y como es común a casi todos estos venenos, los problemas severos ocurren a distancia, cuando es difícil establecer la relación entre la exposición y el evento enfermedad. Y este evento suele ser el más terrible: cáncer.

El glifosato formulado, Roundup tal como es vendido, activa lo que se llama el checkpoint (proteínas de control). Cada célula tiene dos checkpoints que se activan solo cuando hay problemas en la división celular. Esta perturbación se debe a que interactúa con el ADN de las células y de esa manera es como funcionan los agentes cancerígenos.

Una vez activado el checkpoint hay tres posibilidades: la primera es que la célula repare el ADN; la segunda, que haga apoptosis o suicidio celular; y la tercera, que ni se reparen ni se mueran porque el gen que se daña es uno de los que regula el checkpoint y es así como se inicia el proceso del cáncer.

Si hay 10.000 células, 9.999 se mueren, pero si hay una que vive y tiene el ADN dañado, que corresponde al gen del checkpoint, y se divide, en media hora ya hay dos, que luego se convierten en 4, 8, 16. (8)

Otra teoría, similar en realidad, divide el proceso de carcinogénesis en tres etapas: Una primer de iniciación, en que una célula sufre directa o indirectamente una alteración en su ADN, en sus genes apropiados (proto-oncogenes, anti-oncogenes, etc.) El compuesto químico hace aquí de iniciador.

En la segunda etapa, de promoción, la célula transformada sufre un proceso de expansión clonal para dar lugar a una masa de células hijas. Las sustancias capaces de catalizar este proceso, sin disminuir las capacidades inmunológicas celulares se denomina promotor.

En la etapa final, denominada progresión, las sustancias químicas hacen que estas células invadan los tejidos vecinos y aún viajen en el organismo originando metástasis.

Según un estudio de la Asociación Americana de Cáncer publicado en 1995, solo una pequeña proporción de cáncer tiene origen genético y un porcentaje no mayor del 5 % sería de origen viral, por lo tanto la incidencia de factores ambientales es altísima y la modificación de cualquiera de ellos devendría en una dramática reducción del número de casos.

Hay un elemento que otorga mayor dramaticidad a este problema y es la alta frecuencia de aparición de enfermedades malignas en personas jóvenes, especialmente niños. La Ing. Elsa Nivia explica claramente esta situación:

a) Los niños, por ser más pequeños se envenenan con menores cantidades de plaguicidas que los adultos.

b) Por la inmadurez de su desarrollo son más susceptibles que los adultos a los efectos de los venenos.

c) Experimentan las mayores exposiciones en la dieta porque comen más alimentos por kilogramo de peso del cuerpo que otros grupos de edad.

d) Muchas veces, el hígado y otros órganos de los pequeños no tienen la capacidad de descomponer ciertos plaguicidas.

e) El sistema inmunológico de un niño no está completamente desarrollado, lo que agrava los riesgos de adquirir enfermedades.

f) Los niños del campo están en contacto con plaguicidas utilizados en el ambiente agrícola que los rodea; por tanto, hay más oportunidad de exposición potencial creciente.

Es necesario recordar que glifosato, mas surfactantes, se asocia muy frecuentemente a 2 – 4 – D. Este es un herbicida de alta toxicidad y, también, alta carcinogenicidad y fetotoxicidad, que formara parte de aquel tristemente célebre agente naranja con que el ejército norteamericano esparció enfermedad y muerte sobre las selvas de Vietnam y Camboya.

Disrruptores endocrinos

Son sustancias químicas que suplantan a las hormonas naturales, bloqueando su acción o elevando sus niveles, trastornando los procesos normales de reproducción y desarrollo y provocando efectos símil estrógeno en los animales. (9) A los efectos de este trabajo, el que nos ocupa es un insecticida de altísimo nivel de uso en la soja y otros cultivos para dominar las plagas de insectos: el endosulfán.

Se trata de un organoclorado, que pertenece al grupo químico de los ciclodienos cuya característica es poseer al menos un anillo cíclico con doble enlace y cuyo nombre químico es 3-óxido de 6,7,8,9,10,10 – hexacloro – 1,5,5ª,6,9,9ª – hexahidro – 6,9, – metano – 2,4,3 – benzodioxatepina.

Los efectos de los disrruptores endocrinos varían de una especie a otra y de una sustancia a otra. Sin embargo, pueden formularse cuatro enunciados generales:

*Las sustancias químicas disrruptoras pueden tener efectos totalmente distintos sobre el embrión, el feto o el organismo perinatal que sobre el adulto;

*Los efectos se manifiestan con mayor frecuencia en las crías, que en el progenitor expuesto;

*El momento de la exposición en el organismo en desarrollo es decisivo para determinar su carácter y su potencial futuro;

*Aunque la exposición crítica tiene lugar durante el desarrollo embrionario, las manifestaciones obvias pueden no producirse hasta la madurez.

Estos imitadores artificiales de los estrógenos difieren en aspectos fundamentales de los estrógenos vegetales. Nuestro organismo es capaz de descomponer y excretar los estrógenos naturales, pero la especie humana carece de experiencia evolutiva con estos compuestos sintéticos que resisten los procesos normales de descomposición y se acumulan en el cuerpo, sometiendo a humanos y animales a una exposición de bajo nivel pero de larga duración. Esta pauta de exposición crónica a sustancias hormonales no tiene precedentes en nuestra historia evolutiva, y para adaptarse a este nuevo peligro harían falta milenios.

Nadie sabe todavía qué cantidades de las sustancias químicas disrruptoras endocrinas son necesarias para que representen un peligro para el ser humano. Hay datos que indican que podrían ser muy pequeñas si la exposición tiene lugar antes del nacimiento.

Se ha descubierto que cantidades insignificantes de estrógeno libre pueden alterar el curso del desarrollo en el útero; tan insignificantes como una décima parte por billón. Las sustancias químicas disrruptoras endocrinas pueden actuar juntas y cantidades pequeñas, aparentemente insignificantes, de sustancias químicas individuales, pueden tener un importante efecto acumulativo.

Endócrinos Disrruptores -Efectos en la Especie Humana
En el Hombre En la Mujer
Cáncer de testículo y próstata Cáncer de mamas, ovario y útero
Criptorquidias Endometriosis
Hipospadias Muerte embrionaria precoz
Disminución del nivel de testosterona Malformaciones en la descendencia
Disminución en la cantidad y calidad del esperma

Pubertad precóz

Hiperactividad

Disminución del CI Disminución del CI

Es innumerable la cantidad de estudios que demuestran la presencia de este insecticida, o sus metabolitos en la leche materna. (10, 11, 12, 13, 14)

Pruebas

Ante esta situación se hace evidente la preocupación de quienes habitamos las zonas rurales en las provincias de Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, o al menos debiera ser así. Pero ante un saber médico signado por lo numérico, lo mensurable, es necesario presentar pruebas de ese tenor para demostrar esta realidad.

Ante la dificultad en contar recursos: humanos, temporales y económicos para hacerlo, quedan estas señales voluntaristas, verdaderos manotazos que la desesperación nos inspira ante la necesidad de demostrar que, además de las pasteras hay otra seria amenaza sobre la salud de la gente de nuestra provincia. Nosotros mismos claro.

El incremento observado en las consultas de determinadas especialidades vinculadas a este problema en el Hospital Materno infantil “San Roque” de la ciudad de Paraná, demuestra un fuerte incremento a partir de 1996.

En el Hospital “Dr. José M. Miranda” de Cerrito, Entre Ríos, Argentina, donde me desempeño desde hace veinticuatro años, se muestra un notable incremento en las consultas por patologías asociados a las intoxicaciones agudas por agrotóxicos como son enfermedades de las vías respiratorias y las dermatitis. Se nota en cambio cierta regularidad en otras patologías prevalentes como hipertensión, trastornos digestivos y enfermedades articulares.

Tabla Nro. 1: Consultas externas en algunas especialidades del Hospital Materno infantil “San Roque” de Paraná entre 1990 y 2002

Consultas externas por especialidad
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
Endocrinología 198 207 167 457 459 523 943 976 852 1093 1266 1307 1200
Alergia 3613 3831 3354 2312 1960 1864 1910 2379 3108 2669 2434 2767 2768
Neurología 2297 2255 2111 2926 2782 2811 2677 3271 3340 3917 4225 3845 4414
Genética 267 320 263 277 338 293 397 423 360 398 370 185 117
Oncohematología 1388 1608 1898

En esta tabla, que debo agradecer a la preocupación del Dr. Daniel Verzeñassi., se ve cómo las consultas de endocrinología, neurología y genética aumentan a partir de 1996. El caso del servicio de oncohematología, de reciente creación ante el aumento inmanejable del número de casos, demuestra la misma situación.

Tabla Nro. 2: Motivos de consulta mas frecuentes en el consultorio externo del Hospital Dr. José M. Miranda de Cerrito, Entre Ríos, Argentina entre 1994 y 2004

1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004
Hipertensión 710 968 718 845 878 914 1027 909 1022 885 879
Gastritis y Dispep. 393 307 227 248 250 228 219 196 300 257 305
Enf. Articulares 243 101 157 126 99 154 174 217 271 212 227
Enf. Resp. Bajas 306 410 523 654 615 665 738 656 679 642 634
Enf. Resp. Altas 212 285 239 234 423 371 406 422 440 56 537
Dermatitis 27 68 73 95 43 78 78 99 135 122 129

En este modesto estudio, se tomaron motivo de consulta por tres enfermedades que, a la luz de los conocimientos actuales no tienen relación con los agroquímicos. Hipertensión, dispepsia y enfermedades articulares no sufren, en el tiempo considerado, modificaciones significativas. Sin embargo las enfermedades respiratorias y las dermatitis sufren un incremento, que en el caso de las dermatitis llega aproximadamente un 500% de incremento.

Tabla Nro. 3: Trabajo de campo, Centro de Salud “Dr. Luis Gianotti”, Oro Verde. Javier Fernández y col.

Porcentaje / Año 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
Hipertensión 9,77 9,9 8,5 6,1 5,81 6,48 6,35 6,46
Aparato Digestivo 2,35 1,23 2,07 1,76 1,9 1,37 1,38 1,07
Enf. Resp. Bajas 7,06 4,98 7,4 7,1 6,89 7,53 8,31 9,39
Enf. Resp. Altas 15,02 14,4 15,34 15,8 13,91 16,47 17,2 18,9
Dermatitis 1,22 1,39 1,84 2,38 2,4 2,75 2,92 3,44

Este estudio realizado en una localidad cercana a Paraná es coincidente, en sus resultados, con los anteriores.

Tabla Nro. 4 – FUENTE: Secretaría de Salud de Entre Ríos – Dirección de Epidemiología. Dto. Vigilancia de Epidemiológica y División laboratorio

2000 2001 2002 2003 2004 2005
Diarreas 15.472 11.560 24.411 27.327 30.368 37.652
Neumonía 1.826 1.397 2.964 3.694 4.855 6.396
Influenza 21.434 13.437 26.160 35.716 45.539 55.637

De nuevo, la misma imagen. Nuestro país es eminentemente agro productor, depende para su desarrollo, su evolución y mantenimiento de la producción. El productor agropecuario no es un asesino serial sino un trabajador honesto que intenta obtener el máximo beneficio de su trabajo siempre agotador.

Sin embargo, tan cierto como lo anterior es que el uso de agroquímicos no puede continuar en los niveles actuales, el desmonte salvaje no puede seguir, la producción ha de tener un límite y si en la implementación de esos límites se cree resignar alguna ganancia debe pensarse que, en realidad se está ganando en la salud de la gente, en la protección del ambiente y en un futuro no demasiado lejano.


En Latinoamérica, especialmente en Colombia, Ecuador y Panamá, hay vasta, y desgraciada experiencia en el uso y abuso de todo tipo de venenos usados en la explotación agraria.

Los hombres pretender olvidar, o ignorar que son ellos y sus políticas de desarrollo económico quienes tienen que plegarse a la naturaleza, y que no es la naturaleza la que se doblega a la domesticación miope e inmediatista, de provecho económico del hoy, para salvar todas las imprevisiones y abusos del pasado a costa del aniquilamiento del futuro, olvidando o haciendo oídos sordos a aquello de que la tierra, el ambiente no es propiedad nuestra sino un préstamo de las generaciones futuras y que como tal se debe respetar y preservar; pues ese ambiente es parte de la naturaleza y esa naturaleza ha necesitado miles de siglos de procesos de evolución, adaptación y de interacciones, para que la existencia de la vida en la tierra se hiciera realidad.

Esta lucha casi fantástica contra grandes “endriagos multinacionales” y sus fans locales, se reproduce, en forma inconsciente una sensación que evoca la dificultad de atravesar un canal estrecho y encontrar una salida que, ojala sea hacia un mundo mejor.

Finalmente, expongo a continuación argumentos del todo irrebatibles acerca de las razones por lo que el uso indiscriminado y audaz de los venenos agroquímicos debe cesar:

Artículo Número 41 de la Constitución Nacional de la República Argentina

Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley.

Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación ambientales.

Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aquéllas alteren las jurisdicciones locales.

Se prohíbe el ingreso al territorio nacional de residuos actual o potencialmente peligrosos, y de los radiactivos.

Principio precautorio, Artículo Número 4 de la Ley General del Ambiente Numero 25675/02, Promulgada el 28 de noviembre de 2002:

“…cuando haya peligro de daño grave o irreversible la ausencia de información o certeza científica no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces, en función de los costos, para impedir la degradación del medio ambiente…” www.ecoportal.net

* Darío Gianfelici es Médico, graduado en la Universidad Nacional de Rosario y radicado en la localidad entrerriana de Cerrito, donde ejerce su profesión. Ha realizado trabajos de investigación y numerosas exposiciones sobre temas de su especialidad, además de publicar el libro “La soja, la salud y la gente”. Electo Convencional Constituyente para la reforma de nuestra Carta Magna provincial.

Bibliografía

1. El Capital, Karl Marx. Tomo I, IV Edición.

2. Algunas cuestiones en debate sobre los cultivos transgénicos y sus efectos sobre el ecosistema y la población.Un artículo de Alberto J. Lapolla, Ingeniero Agrónomo genetista.20-3-05.

3. Boletín de enlace Nro 53. Red de acción en plaguicidas y sus alternativas para América Latina. Ing. Elsa Nivia, Agosto de 2001.

4. “Manual de Atención Primaria de Intoxicaciones”. Ministerio de Salud de la Nación. Rep. Argentina. Tomo II, Parte Especial. Año 2002.

5. Efectos sobre la salud y el ambiente de herbicidas que contienen glifosato, Elsa Nivia. Ing. agrónoma. Lic. en biología y química. Directora Ejecutiva RAPALMIRA. PAN-Colombia. Cali.

6. www.monsanto.com

7. Differential efects of Gliphosate and Roundup on human placental cells and aromatase. Sophie Richard, Safa Moslemi, Herbert Sipahutar, Nora Benachour and Gilles-Eric Serallini. Laboratoire de Biochemie et Biologie Moleculaire, USC-INCRA, Universite de Caen, France

8. ‘El Glifosato provoca las primeras etapas del cáncer’. Robert Bellé del Centro Nacional de la Investigación Científica de la Universidad Pierre y Marie Curie, Francia.

9. Our Stolen Future (New York: Penguin Books, 1996). Edición en castellano: Nuestro futuro robado, de Theo Colborn, Dianne Dumanoski y Pete Myers (1997); Ecoespaña y Gaia-Proyecto 2050, Madrid.

10. Contaminación ambiental y Pediatría: residuos de plaguicidas organoclorados en leche de madres de Montevideo. Autor: Carlos A. Bauzá, Profesor Adjunto Honorario de Pediatría, Facultad de Medicina, Universidad de la República, Montevideo, Uruguay. Publicación: Archivos de Pediatría del Uruguay. 46(1): 31-42, 1975. Órgano oficial de la Sociedad Uruguaya de Pediatría. Disponible en: Biblioteca de la Sociedad Uruguaya de Pediatría.

11. Contaminación ambiental y el niño: r esiduos de insecticidas clorados en leche de madres de Montevideo (2do. estudio) y leche desecada integral de vaca. Autores: Carlos A. Bauzá, Profesor-Director, Cátedra de Pediatría Hospital ‘Pereira Rossell’ Facultad de Medicina, Universidad de la República, Montevideo, Uruguay. Publicación: Archivos de Pediatría del Uruguay 46(3) : 139-148, 1975.Disponible en: Biblioteca Facultad de Medicina y la Biblioteca de la Sociedad Uruguaya de Pediatría.

12. Niveles sanguíneos de plaguicidas organoclorado en adultos expuestos y no expuestos profesionalmente. Autores: Mabel Burger de Pereyra, Jenny Pronczuk y Pamela Schonbrod de Stasi, asistentes del CIAT del Hospital de Clínicas; Ing. Quím. Carlos Decia y Quím. Renata Antonaz, Centro de Investigaciones Veterinarias M. Rubino; e Ing. Agr. Mario Borouknovitch, Dirección de Sanidad Vegetal M.A.P. Publicación: Prensa Médica Uruguaya 5(2) : 45-48, 1982.Disponible en: Biblioteca de Facultad de Medicina.

13. Residuos de plaguicidas organoclorados en leche humana. Autores: Dres. M. Burger, J. Pronczuk, C. Alonso, H. Triador, M. Illa, E. Américo, C. Decia, R. Antonaz, y E. Fogel, de la Cátedra y Departamento de Toxicología, Facultad de Medicina de la Universidad de la República, Montevideo, Uruguay. Publicación: Toxicología 2(3): 11-17 set.-dic. 1987. Disponible en: Biblioteca Facultad de Medicina.

14. Rol de los plaguicidas organoclorados en el cáncer de mama. Autores: M. Burger, M. Mate, R. Laviña, J. Carzoglio, R. Antonaz y O. Rampoldi, del Departamento de Toxicología, Facultad de Medicina de la Universidad de la República. Publicación: Toxicología 17 : 79-82, 2000.Disponible en: Biblioteca Facultad de Medicina