Por Diana Duran
El problema ambiental hídrico ha sido estudiado en forma interdisciplinaria por numerosos científicos y técnicos, pero los resultados de esos estudios y también de las propuestas tecnológicas hidráulicas y agropecuarias no han sido valoradas suficientemente en la gestión político-ambiental cuando se toman las decisiones en cada desastre o posteriormente a ellos.
"Así como la ordenación del territorio es la mejor herramienta para el cumplimiento de la política ambiental, la gestión del agua es la mejor auxiliar para lograrla" (Azpurúa, 1990).
Desarrollo sostenible y ordenación territorial
El desarrollo sostenible o sustentable se ha situado en el centro del debate medio ambiente-desarrollo hacia finales de siglo. La noción, que fuera el eje conceptual de la CNUMAD en 1992, tiene su antecedente más importante en el "ecodesarrollo" que se formulara en Estocolmo en 1972 como desarrollo compatible con la preservación ambiental. No se trata de una teoría del desarrollo ni de un modelo de crecimiento, sino de un nuevo enfoque que es imprescindible aplicar en la ordenación territorial.
Sostenible según la definición más difundida es un desarrollo "que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades" (Nuestro Futuro Común, 1987). Incluye, entonces, al derecho intergeneracional, cuestión novísima, aún no precisada en términos de planificación ni incluida en sus más modernas herramientas (como la Evaluación del Impacto Ambiental).
En su definición más completa el desarrollo sostenible o sustentable es "un proceso de cambio social en el cual la explotación de los recursos, el sentido de las inversiones, la orientación del desarrollo tecnológico y las reformas institucionales se realizan en forma armónica, ampliándose el potencial actual y futuro para satisfacer las necesidades y aspiraciones humanas" (Nuestro Futuro Común, 1987).
En suma, es un concepto complejo que incorpora principios de sostenibilidad, cada uno de los cuales es aplicable a las distintas modalidades de la relación naturaleza-sociedad.
• La sostenibilidad ecológica exige que el desarrollo sea compatible con el mantenimiento de los procesos ecológicos, la diversidad biológica y la base de los recursos.
• La sostenibilidad social requiere que el desarrollo aspire a fortalecer la identidad de las comunidades y a lograr el equilibrio demográfico y la erradicación de la pobreza.
• La sostenibilidad económica demanda que el desarrollo se económicamente eficiente y equitativo dentro y entre generaciones (Carrizosa Umaña, 1993)
¿Y la sostenibilidad geográfica?…
A pesar de que existe consenso en los foros internacionales sobre la importancia y dimensiones de este concepto; la realidad es que su aplicación en distintas escalas geográficas, especialmente en las escalas nacional, regional y local es todavía muy incipiente. Además, existe según nuestro criterio una subvaloración de la dimensión territorial que puede traer consecuencias negativas en la planificación del desarrollo sostenible.
El "Informe sobre los Recursos Mundiales – 1992", elaborado por el PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), "enfoca el desarrollo sustentable como un proceso que requiere un progreso simultáneo global en las diversas dimensiones: económica, humana, ambiental y tecnológica". Como se ve, se soslaya la dimensión geográfica en su significado específicamente territorial, pues el ambiental está naturalmente explicitado.
En la dimensión ambiental, el desarrollo sustentable promueve la protección de los recursos naturales necesarios para la producción alimentaria y energética, al mismo tiempo que la expansión de la producción para satisfacer a poblaciones en crecimiento. Se intentaría así superar la dicotomía medio ambiente-desarrollo, aspecto nada sencillo a juzgar por los impactos ambientales de los modelos económicos neoliberales en el mundo.
En términos geográficos, el desarrollo sustentable tiene diferentes interpretaciones para una aldea africana, una aglomeración latinoamericana o una nación industrializada europea. Tal vez el desarrollo sustentable sea más relevante para un estado industrial y menos para una una aldea africana y sin saberlo haya sido practicado por las culturas precolombinas. Lo seguro es que las posibilidades de acceso a un desarrollo sostenible son aún utópicas en nuestro país.
Otra afirmación del Informe mencionado es que no existen ejemplos de desarrollo sustentable a nivel nacional. Ni los países industriales, ni las economías emergentes de Asia Suroriental ofrecen modelos adecuados. Una de las razones que sostenemos en este trabajo es que todavía no ha sido considerada su dimensión geográfica en términos de ordenación territorial.
Se plantea entonces ¿cuál es la viabilidad del desarrollo sustentable frente a políticas macroeconómicas de altísimos impactos ambientales y territoriales negativos en nuestro país?
El modo de equilibrar el actual modelo de "subdesarrollo insustentable" (Di Pace et al, 1992) es mediante la inserción de la dimensión ambiental y de la dimensión territorial en la política, aspectos insuficientemente relevantes en la Argentina de hoy donde hay un discurso ambiental pero no una verdadera política ambiental.
El geógrafo Juan A. Roccatagliata (1) ha identificado seis áreas de actuación (2) al sistema natural y sus recursos asociados incluyendo las orientaciones o directrices territoriales que, dentro de esta área, son:
• Fomentar un manejo integrado del medio ambiente y sus recursos y
• Recuperar los ambientes degradados:
* Control del deterioro y recuperación ambiental de la región de las mesetas patagónicas y del ecotono cordillerano.
* Manejo adecuado de las sequías e inundaciones en la llanura pampeana.
* Adecuación del uso del suelo y actividades en ambientes subtropicales frágiles, húmedos, subhúmedos y secos.
* Control y recuperación de áreas críticas en la región árida de la Argentina.
* Protección y manejo planificado de áreas protegidas (reservas y parques nacionales) con sus bancos genéticos, logrando un avance del sistema sobre ecosistemas relevantes no protegidos.
* Manejo integrado de los recursos hídricos, controlando los usos diferenciales de un mismo recurso.
* Creación de un sistema de análisis, prevención y control de los desastres naturales.
* Manejo de ambientes costeros (franjas litorales), con sus espacios y recursos marítimos aledaños.
Como es posible apreciar los recursos hídricos son muy estratégicos y determinantes en el ordenación territorial de nuestro país.
Según nuestro criterio, la dimensión geográfica del desarrollo sustentable implica el progreso armónico de los distintos sistemas espaciales/ambientales, atenuando las disparidades y disfuncionalidades del territorio, además de promover sus potencialidades y limitar las vulnerabilidades. La dimensión territorial en la acción y gestión de gobierno constituye una visión globalizadora del desarrollo, un corte horizontal en la integración de los diferentes sectores y niveles gubernamentales. "El objetivo final del ordenación territorial es lograr una relación armónica entre el medio ambiente y los asentamientos humanos con el propósito de disminuir las desigualdades regionales y lograr un desarrollo socialmente equilibrado, respentando el ambiente natural" (Durán, et al, 1993).
Para lograr ese objetivo es necesario pensar que la relación hombre-ambiente no se define a través de generalizaciones macro sino en una escala de relevancia inmediata, de vida. Es la escala local y su integración en la escala regional, un principio de organización fundamental que requiere autonomía de decisiones. (Sandner, Gerhard. 1994)
Aplicación de criterios de sostenibilidad geográfica a la gestión de los recursos hídricos
Los criterios de sostenibilidald geográfica son conceptos que vinculan la naturaleza y la sociedad en su manifestación territorial. Son evaluaciones que permitirán aplicar el enfoque del desarrollo sostenible en la ordenación del territorio.
El enfoque del desarrollo sustentable tiñe la utilización de los recursos hídricos pues significa "la conservación del agua, mediante la eliminación de su uso antieconómico y la mejoría en el rendimiento de los sistemas acuíferos" (PNUD, 1992). También debe incluir la restauración de los sistemas hídricos alterados.
La realidad es que los problemas ambientales vinculados a los recursos hídricos son múltiples y complejos.
Problemas ambientales vinculados a los recursos hídricos. Según Cano (1990)
A. Cuantitativos (afectan a las cantidades de aguas disponibles)
a) Agotamiento a causa de de sobreutilización de ambientes lénticos y lóticos -incluyendo los humedales (3)
b) Disminución sensible del caudal, por evaporación o infiltración.
c) Trasvases a otras cuencas con perjuicio de las cuencas originarias.
d) Disminución o agotamiento de acuíferos por sobreexplotación.
e) Alteración del ciclo hidrológico local por inyección de aguas al subsuelo para explotación petrolífera o gasífera.
f) Eliminación o disminución del recurso agua en la atmósfera, por acción antrópica (sobreexplotación de lagos, ejemplo: Titicaca)
g) Alteración del escurrimiento natural del agua por acción antrópica (operación de represas, instalación de puertos abastecimiento para consumo, canalización, etc.)
h) Inundaciones cuya velocidad o permanencia perjudique otros bienes del hombre.
i) Ablación de hielos natural o antrópica (por efecto invernadero)
B. Cualitativos (afectan la calidad de las aguas haciéndolas indisponibles para determinados usos)
a) Contaminación física, química, biológica o térmica.
b) Salinización y acidificación de aguas dulces.
c) Sedimentación
d) Eutroficación.
e) Intrusión de aguas salobres en aguas dulces.
f) Alteración del contenido biótico de los humedales.
C. Problemas ambientales emergentes de la interrelación de los recursos hídricos con otros elementos ambientales.
a) Uso inadecuado de otros recursos (suelos, atmósfera, fauna, flora) que afecta a los hídricos: sequías, lluvias ácidas, colmatación de canales, contaminación y alteración de humedales.)
b) Usos inadecuados de los recursos hídricos que afectan a otros recursos naturales o elementos ambientales: erosión hídrica, revenimiento de suelos.
Ante tal diversidad de problemas, la dimensión geográfica del desarrollo sostenible se potencializa en la cuestión del agua pues todos estos problemas tienen una variable manifestación territorial. Entonces, es evidente que la "gestión de la ordenación del territorio (…) requiere como esencial la gestión del agua" (Azpúrua, 1990).
Ahora bien, aplicar criterios de sostenibilidad en el problema hídrico nacional plantea dudas fundamentales en cuanto al modo concreto de evaluar el bienestar de la generación presente y de las futuras. Se plantea así cuál es la viabilidad del desarrollo sostenible. Un camino sería poder brindar a las futuras generaciones argentinas perspectivas de solución ante el arduo problema hídrico.
El objeto de la política ambiental es "la determinación permanente del ambiente deseado y posible" (Tarak, 1993) en el que la participación ciudadana cumple un papel esencial y en cuya formulación inciden múltiples factores entre ellos: el científico, el tecnológico, el económico y el cultural. En la determinación de este ambiente "sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano (4)" argentino no tendría cabida sin duda la indefención ciudadana frente a los desastres naturales.
En este sentido, si tenemos en cuenta cómo ha evolucionado el problema ambiental hídrico en nuestro país debemos admitir que lo que se ha hecho o dejado de hacer se da de bruces con todos los criterios de sustentabilidad geográfica.
Algunos ejemplos
• No se pueden aplicar recetas sino que hay que respetar las identidades culturales, sociales, económicas y ambientales y las realidades ambientales regionales. Sobre este aspecto la actualidad nacional demuestra la ausencia de consideración del factor territorial en muchas políticas sectoriales, especialmente las relacionadas con el manejo de los recursos hídricos.
• Es necesario trabajar en regiones, microrregiones y cuencas para relacionar al hombre con los recursos naturales que lo sustentan. Este proceso requiere tomar decisiones de carácter interdisciplinario. La dimensión cuenca facilita ordenar las acciones e incorporar la dimensión ambiental. Pero también hay que tener en cuenta que cuando no existe una cuenca no es posible constituir un comité de cuenca, como en el caso de la Pampa Deprimida (como bien lo señalara Fuschini Mejía, 1993).
• Es necesario comenzar por una definición de los problemas enunciados y soluciones demandadas por los propios habitantes y usuarios de las regiones en cuestión.
• Las ideas de crecimiento económico y equidad deben integrarse a la sustentabilidad (representada por el diagnóstico del ámbito) a su ejecución en un espacio geográfico definido.
• Los cambios climáticos han introducido favorables condiciones agropecuarias en la región pampeana con precipitaciones anuales normales del orden de 600 a 800 mm. Lamentablemente, este fenómeno ha producido expectativas quizá demasiado optimistas en zonas marginales, sin tener en cuenta que no se puede establecer extrapolaciones con cierto grado de verosimilitud. La tendencia puede revertirse en el futuro, ya que estas anomalías del orden de 15 a 30 años, deben tomarse como ciclos mayores o diferentes de amplitudes. (Canziani). La especulación en el uso de la tierra no considera estos ciclos.
Para implementar las acciones con criterios de sustentabilidad es necesario considerar:
1) ¿Quienes son los actores involucrados en el proceso de gestión?
2) Criterios o posiciones que gobiernan el accionar de los actores.
3) Detectar los problemas vinculados a la calidad de vida y conservación de los recursos en el ámbito de estudio, tal como lo expresan y sienten cada uno de los actores o grupo de actores participantes en los procesos de gestión.
4) Transformar los problemas o demandas detectados en objetivos. Priorizarlos
5) Inventario, evaluación y diagnóstico físico y socioeconómico de los ámbitos territoriales y funcionales donde se pretende alcanzar los objetivos. Control de la sustentabilidad ambiental
6) Detectar las restricciones técnicas, políticas, legales, económicas, financieras, organizacionales, funcionales, culturales, educacionales, comerciales y otras que obstaculizan o impiden logar los objetivos. Priorización.
7) Generar opciones de solución para superar las restricciones previamente identificadas y priorización de soluciones. Selección.
8) Diseñar estrategias para poner en práctica las soluciones, vías de acciones de caracter discontinuo (proyectos de inversión) y continuos (servicios, sistemas de producción y otros)
9) Programas operativos: acciones (programas, proyectos, actividades, prácticas y tareas) según las soluciones y las estrategias seleccionadas para ejecutarlas, ejecución de las acciones de control y seguimiento de los resultados obtenidos.
10) Ambito compartido real: materialización de las acciones programadas en el ámbito. Monitoreo de los objetivos y de la sustentabilidad ambiental.
Fuente: ILPES (1990)
¿Qué se promueve en la escala global?
El Programa XXI acordado a partir de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo incluye en el capítulo 7 – F denominado "Promoción de la planificación y gestión de los asentamientos humanos en las regiones propensas a desastres" propuestas muy importantes para su aplicación al problema hídrico nacional.
Estas abarcan la organización de estudios básicos y campañas nacionales para creación de conciencia y el fortalecimiento de los sistemas mundiales, regionales, nacionales y locales de alerta temprana.
Define también la necesidad de implementar actividades de planificación previa a los desastres y de rehabilitación posterior a los mismos.
En la planificación previa se destacan:
• la realización de investigaciones sobre los riesgos y la vulnerabilidad de los asentamientos humanos y de la infraestructura de los asentamientos;
• la reorientación de asentamientos humanos hacia zonas que no sean propensas a desastres; y
• la elaboración de programas de capacitación para los administradores, organismos no gubernamentales y grupos de la comunidad que abarquen todos los aspectos de la mitigación de los desastres.
En la rehabilitación expresa que se tengan presentes los patrones de asentamiento sostenible en la reconstrucción posterior a los desastres.
Como se verá en el caso ejemplo estudiado, nuestro país no planifica ni previene mínimamente los riesgos -en especial las inundaciones, y mucho menos las sequías- que, en general, son "hechos consumados" para los asentamientos humanos. Por ello tanto las recomendaciones de "planificación previa" como de "rehabilitación" son esenciales para la promoción del desarrollo sostenible en nuestro país.
Las propuestas del Programa XXI se relacionan adecuadamente con la estrategia de ordenación territorial que propicia la creación de un sistema nacional de análisis, prevención y control de fenómenos naturales de carácter catastrófico, sobre la base de una coordinación adecuada de los organismos existentes. (Roccatagliata, 1994). Sin embargo, esto se contradice con la obligación por ley de relevar el mapa de riesgos naturales de la Argentina a cargo del Servicio Nacional Geológico dependiente del Ministerio de Economía de la Nación. (Folgarait, 1994) Este Servicio seguramente estará interesado en las cuestiones sismológicas y volcánicas pero será insuficiente para otros riesgos naturales.
Ordenación y aprovechamiento integrados de los recursos hídricos.
En el capítulo 18 del Programa XXI se identifican las áreas de programa relacionadas con la "Protección de la calidad y el suministro de los recursos de agua dulce", promoviendo su conservación y gestión para un desarrollo sostenible.
Se destacan siete áreas de programa, de las cuales dos están directamente relacionadas con la cuestión de las inundaciones y sequías como desastres naturales en la Argentina: la ordenación y aprovechamiento integrados de los recursos hídricos y la evaluación de los recursos hídricos (5).
La ordenación integrada de los recursos hídricos tendría que aplicarse según el Programa a nivel de cuenca o subcuenca de captación en base a los siguientes objetivos:
• promoción de un enfoque dinámico, interactivo y multisectorial de la ordenación de los recursos hídricos;
• planificación de los recursos hídricos en el marco de la política de desarrollo económico nacional;
• proyectos y programas basados en un enfoque de plena participación pública.
Entre las actividades -aplicables a nuestro país- se destacan:
• la "lucha contra las inundaciones y las sequías, mediante el análisis de los riesgos y la evaluación de las consecuencias sociales y ambientales";
• "arbitrar técnicas de participación del público y aplicarlas en la adopción de decisiones";
• "desarrollar la cooperación en distintos niveles, destacándose el nivel local al que se le debe delegar la ordenación de los recursos hídricos y el nivel nacional que debe realizar una planificación y ordenación integrada de los recursos hídricos dentro del marco del proceso de planificación nacional".
En la evaluación de los recursos hídricos el Programa XXI recomienda:
• aplicar sistemas de información geográfica (SIG);
• aplicar tecnologías de bajo costo;
• basarse en el principio de sostenibilidad, es decir, tener presente la planificación a largo plazo y la de plazo más corto.
Las prioridades, según otro organismo de escala planetaria, la Organización Meteorológica Mundial -OMM- (1989), son:
• evaluar la magnitud del riesgo de cada tipo de desastre;
• predecir, con suficiente precisión, los parámetros necesarios para facilitar avisos con la debida antelación;
• reducir las consecuencia de cualquier desastre sobre la población y
• evaluar el grado de éxito de los planes y métodos de reducción de desastres y efectuar mejoras.
Se debieran mapear en SIG los asentamientos humanos regionales -desde las ciudades a la población rural dispersa-, la infraestructura vial y ferroviaria y todo el equipamiento productivo y social con el propósito de correlacionarlo con las áreas de riesgo aludidas.
El Consejo Federal de Inversiones (CFI) ha realizado un "Estudio sobre línea de ribera" (Buenos Aires, 1989, 3 vol) que trata el régimen jurídico, institucional y financiero de prevención y mitigación de daños causados por inundaciones basado en la confección de mapas de zonas de riesgo con valor legal. En EE.UU. y Canadá se ha adoptado el sistema de mapas de zonas de riesgo y la legislación ad hoc que restringe el ejercicio del derecho de propiedad de quienes las habiten. (Cano, 1992)
Esos mapas identifican:
a) la línea de ribera que es la que separa las aguas de la tierra firme, deslindando así el dominio público (el cauce y las aguas) del dominio particular de los propietarios ribereños;
b) una servidumbre ribereña de 5 a 35 m de ancho, establecida para el servicio de la navegación o el mantenimiento del cauce o lago, en la que es prohibido plantar, edificar y levantar obstáculos al tránsito;
c) la vía de evacuación de inundaciones de ancho variable según las circunstancias físicas y socioeconómicas del lugar. Se fijan calculando la recurrencia entre 10 y 25 años, según las circunstancias locales. Para establecer el límite de esa vía hacia tierra adentro, se han desarrollado técnicas que permiten calcular las alturas (cotas de nivel en el terreno) a que llegarán las crecidas extraordinarias y la periodicidad con que ellas ocurrirán (5, 10, 50, 100, 500 años).
d) Área inundable, para fijar la recurrencia se calcula entre 100 y 500 años y donde el ejercicio de actividades humanas es menos restringido que en el caso de la línea anterior.
Esa periodicidad traduce promedios (pues la crecida de los 100 años puede ocurrir mañana y no dentro de un siglo. La decisión de adoptar una determinada recurrencia es política, porque trae consecuencias económicas y sociales de magnitud. En efecto, entre las restricciones que la legislación de los países mencionados impone al ejercicio del derecho de propiedad dentro de la vía de evacuación de inundaciones, están las siguientes:
1) prohibición de hacer plantaciones permanentes;
2) adecuación de los edificios preexistentes a ciertas normas de seguridad,
3) pago de contribuciones de mejoras para contribuir al costo de las obras de defensa;
4) prohibición del otorgamiento de préstamos a los habitantes, con fondos públicos;
5) obligación de demoler obras que obstaculicen el libre escurrimiento de las aguas;
6) prohibición de la subdivisión de los inmuebles por debajo de un mínimo;
7) toma obligatoria de un seguro;
8) régimen impositivo diferencial según los edificios sean anteriores o posteriores al mapa de riesgo. Estos se pueden ir levantando por partes.
Como se puede apreciar las restricciones son múltiples y de difícil aplicación.
Los criterios para delimitar las diversas áreas de riesgo están esencialmente vinculados a la posibilidad de conducir procesos de gestión con participación local. Dicha población está organizada normalmente en municipios. Estos, debidamente articulados entre sí, pueden conformar una microrregión. La cuenca se constituye en un espacio inmediato superior de integración horizontal de la microrregión. Luego articulan dichos espacios con otros de mayor dimensión formando subregiones y regiones. De esta manera, los espacios de concertación entre gestores del desarrollo se delimitan en función de espacios físicos naturales y de ejes políticos económicos (Dourojeanni, 1990).
Los proyectos hídricos
"El mayor problema en todo el mundo, consiste en ‘infiltrar’ las mentes de los ingenieros y de los administradores públicos para que piensen en alternativas no estructurales, complementarias o suplementarias a las primeras -obras hidráulicas-; en una planificación participativa; en el establecimiento de opciones alternativas, ingenieriles o no y en la planificación de un espacio a ser protegido, un espacio de amortiguación y un espacio de disipación de los efectos negativos del evento anómalo" (Morello, 1983)
Frente a estas cuestiones es una recomendación primordial, un requisito infaltable: aplicar el "principio precautorio" (6) del derecho ambiental a través de uno de sus instrumentos: la Evaluación del Impacto Ambiental, que por ahora en nuestro país se halla vetada por decisión presidencial.
Con respecto a los proyectos hídricos, cualquiera sea su escala, requieren la "evaluación del impacto ambiental" (7) (E.I.A) en esta región tan susceptible al deterioro, a través de equipos interdisciplinarios que puedan evaluar los riesgos y costos de las distintas alternativas -microhidráulica, macrohidráulica, agrohidrológicas, etc.- de control del agua.
En el caso de las llanuras argentina, y especialmente en la provincia de Buenos Aires por su alto grado de deterioro ambiental debido a la alteración de los sistemas hídricos, se justifica plenamente la aplicación de la E.I.A en los proyectos hidráulicos de diversas escalas -especialmente en los proyectos de "coyuntura" y en los de gran hidráulica- por la altísima sensibilidad del ambiente a restaurar (criterio sinérgico).
Una recomendación especial es que la ampliación de las estructuras de control de inundaciones, puede aumentar el riesgo de inundaciones catastróficas en caso de colapso, especialmente cuando se localizan en áreas donde se registra un incremento de la densidad de población. La revisión periódica de los riesgos de inundación como del uso de la tierra es un trabajo que se ha de ejecutar necesariamente para reducir los riesgos y especialmente las incertidumbres (Hagget, 1989). Poco ha sido tenida en cuenta esta recomendación en nuestro país y en especial en el caso de las inundaciones, en que usualmente se realizan obras hidráulicas de coyuntura; por ejemplo, para la defensa de las ciudades frente a las inundaciones, en que los muros de contención se elevan a medida que avanzan las aguas potencializando mayores riesgos, sin cálculo previo, ni estudio de impacto ambiental.
El desarrollo integrado y sustentable en el manejo de las amenazas naturales
El problema ambiental hídrico ha sido estudiado en forma interdisciplinaria por numerosos científicos y técnicos, pero los resultados de esos estudios y también de las propuestas tecnológicas hidráulicas y agropecuarias no han sido valoradas suficientemente en la gestión político-ambiental cuando se toman las decisiones en cada desastre o posteriormente a ellos.
Se ha propuesto un aprovechamiento integrado y sostenible de los recursos agua, suelo y vegetación en vistas a apoyar la solución del problema hidráulico.
Una manera efectiva de encarar la microhidráulica en la provincia de Buenos Aires fue a través de "consorcios de productores" organizados para la sistematización agrohidrológica, con la afectación del impuesto inmobiliario de sus predios para encarar los costos operativos de las obras. Es así que se concretaron a partir de la Ley 10.176, reglamentada por Decreto 4443 del 17/7/86, 473 solicitudes de productores y se realizaron en 1.116.539 ha estudios de factibilidad; aunque los anteproyectos elaborados sobre esa base sólo abarcaron 50.856 ha., y finalmente los consorcios concretados incluyeron sólo 83 productores y 21480 ha (Información al 15/3/88, en Grau y Antueno, 1989).
A la fecha de la información el consorcio Loma Verde se hallaba en formación. Los demás consorcios -no concretados a esa fecha- se localizaban en Cañuelas, Lobos, Magdalena, Bolívar, 25 de Mayo, Pila, Chascomús (2), Monte-Cañuelas, General Alvear, Las Flores, Maipú, General Lavalle, Monte, Saladillo, Azul-Olavarría y Brandsen.
La localización de los consorcios concretados corresponde en su totalidad a áreas periféricas de la Pampa Deprimida.
Algunas perspectivas sustentables frente al problema hídrico en la Pampa Deprimida
Se incluyen en este trabajo algunas de las conclusiones alcanzadas en un ensayo anterior, reelaboradas para este trabajo con la nueva perspectiva del desarrollo sostenible.
1- Las inundaciones y sequías antes alternantes y de aparición esporádica coinciden y se han intensificado en la región como resultado no sólo de un cambio ambiental (período climático extremadamente húmedo), sino también de una acción humana insustentable y de una transformación a gran escala del medio ambiente operada con la construcción de los canales mayores y las obras viales y ferroviarias, además del proceso de urbanización y el uso agrario que condujo al deterioro ambiental de la Pampa Deprimida.
2- La resolución de las polémicas científico-tecnológicas y la síntesis los proyectos integrales concebidos han dado a partir del Coloquio de las Grandes Llanuras en 1983, las alternativas apropiadas para la solución del problema. El problema ambiental ha sido estudiado en forma interdisciplinaria por numerosos científicos y técnicos, pero los resultados de esos estudios y también de las propuestas tecnológicas hidráulicas y agropecuarias no han sido valoradas suficientemente en la gestión político-ambiental cuando se toman las decisiones en cada desastre o posteriormente a ellos.
3- Se propone un aprovechamiento integrado y sostenible de los recursos agua, suelo y vegetación en vistas a apoyar la solución del problema hidráulico.
En este aspecto, es posible, enunciar cuatro principios básicos para el tratamiento de tierras anegadizas planteados en el trabajo de Barnes et al (1990):
3.1. Principio conservacionista:
Retener el agua donde cae: se trata del agua pluvial de uso agrícola, es decir, la que debe ser retenida en el suelo y subsuelo para la producción vegetal y para reserva, evitando en lo posible su escurrimiento y/o acumulación superficial durante lapsos prolongados.
3.2. Principio geomorfológico: Todo predio es parte de una cuenca, microcuenca o área topohidrográfica y sus características dependerán de su posición en ella.
3.3. Principio de planificación: a problema regional, solución regional.
En las llanuras de escasa pendiente, en épocas de exceso de lluvia, ocruren anegamientos generalizados pero con mayor afectación en las zonas más bajas, que son receptivas, también, de las aguas de escurrimiento provenientes de lugares más altos y/o afloramiento de napas.
3.4. Principio de organización: "La unión hace la fuerza".
Si es realizable el estudio y la planificación de una unidad de trabajo que incluye a varios predios o establecimientos vecinos afectados, en diversos grados por la misma problemática, debe ser factible y necesario también, la participación de todos o el mayor número posible de los productores en una acción conjunta para aplicar el tratamiento agrohidrológico regional.
4- El medio ambiente regional es muy complejo porque se trata de un entorno conjuntamente semiárido y semihúmedo con despreciables pendientes continuas que no muestran parangón a escala mundial, por lo que todavía no se ha podido definir exactamente -en profundidad y detalle-, su funcionamiento hídrico a escala regional y local y esto dificulta evidentemente las decisiones en términos de gran hidráulica.
5- El comportamiento imprevisor del hombre frente al riesgo ambiental es un hecho comprobado que se manifiesta en sus diversas modalidades: el mal manejo agropecuario, la construcción de las obras hidráulicas y ferroviales, el déficit del espíritu cooperativo de los productores y el Estado, la imprevisión en el orden de la defensa civil, la legislación incompleta sobre aguas y el déficit de nuestra política ambiental y territorial. Aquí cabe implementar una educación ambiental que permita la concientización social del problema.
6- Las intenciones de los sucesivos gobiernos en términos
de política hídrica han sido parciales y no se observa la decisión de encarar el problema en forma sostenible. Muy por el contrario, se concretan obras de "coyuntura", de "cirugía geomorfológica" sin pensar más allá del corto plazo. Esto debería ser revisto según lo planteado en los capítulos 7 F y 18 A del Programa XXI -descriptas en el ítem 2 de este trabajo- cuyos objetivos y acciones deberán ser tomados muy en cuenta por los decisores políticos.
El problema tiene un marco conflictivo. La toma de conciencia y la difusión de las alternativas tecnológicas hídricas y agronómicas son aspectos fundamentales poco considerados por la política.
7- La cooperación entre los propietarios de las mismas zonas de drenaje puede ser impulsada con una buena difusión por parte del Estado y de las entidades agropecuarias comprometidas. El INTA es el organismo más capacitado para conducir la difusión de las innovaciones de tecnología hídrica, pero debe ser apoyado por el Estado y organismos no gubernamentales para que su labor no se diluya y sea verdaderamente intensiva.
En una reciente mesa redonda sobre "Deficiencias y excesos hídricos en el área centro-oeste de la provincia de Buenos Aires" (1993) concretada en el Centro de Promoción de la conservación del suelo y agua (PROSA), Adolfo Glave -ingeniero agrónomo de la Estación Experimental del INTA-Bordenave, expresó que en nuestro país se tarda 15 a 20 años en incorporar prácticas agroecológicas. Frente a este notable retraso, la educación ambiental es estratégica para acelerar estos tiempos de transferencia científica y tecnológica.
8- Las cooperativas agrarias, los establecimientos educativos y las municipalidades son instituciones de escala local que en una labor conjunta podrían evitar un gran despilfarro de esfuerzos para encarar obras de pequeña hidráulica y prácticas de agroecología. En este ámbito las mecánicas de participación ciudadana directa, como las audiencias públicas o las consultas populares, deberían ser mecanismos muy valorizados en el tratamiento del problema.
9- Como propuestas de tecnología aplicables y sostenibles en las que existe una notable coincidencia entre los científicos que se ocupan de la evaluación del ambiente para el caso estudiado, se incluyen:
• mejorar la capacidad de infiltración y almacenaje de los suelos mediante buenas prácticas agronómicas y correctivos;
• forestar en toda la zona inundable;
• aumentar la capacidad de retención de la Pampa Deprimida aprovechando sus condiciones geomórficas (cubetas y lagunas);
• remover obstáculos y mantener limpios los canales y las desembocaduras de ríos, arroyos y canales;
• mantener en buen estado las obras de arte de los canales;
• construir nuevos canales en las zonas más bajas (pero no de desagüe ilimitado);
• coordinar las acciones entre los propietarios de las mismas microcuencas;
• evitar que lleguen al Salado drenajes exógenos;
• utilizar el bombeo en zonas bajas;
• construir pequeñas presas en las depresiones de las sierras de Tandilia;
• mantener la cobertura vegetal natural y aún mejorarla;
10- Se propone la aplicación masiva de la pequeña hidráulica, tal como ha sido propuesta por el INTA, PROSA, etc. porque la misma reune criterios de sustentabilidad: promueve la experimentación, orienta realizaciones continuas y en etapas, favorece la aplicación de criterios de cooperación y participación de la población local, se integra a un tratamiento conservacionista de los suelos.
11- Para el área de máximas limitaciones naturales de la Pampa Deprimida (el este inundable ) se ha valorizado el papel que podría ejercer la polderización como respuesta intermedia de tecnología hidráulica, sustentable también: apoyada en la existencia de la red actual de canales, más la posible construcción de estaciones de bombeo, para elevar el exceso de agua a las cubetas y lagunas.
12- En términos de gran hidráulica debemos señalar la recomendación de Fuschini Mejía (1987): "cuando se manejan las aguas locales con obras de microhidráulica se debe preveer el transporte de agua de los excesos, reducidos al mínimo, a través de la llanura. El concepto de macrohidráulica entonces, es subordinado a la microhidrálica".
En síntesis, la solución al problema de las sequías e inundaciones depende tanto de los avances técnicos y científicos en la meteorología y climatología, la ingeniería hidráulica y agronómica, la geografía, etc., como de una política ambiental que integre la evaluación del impacto ambiental de las obras hidráulicas y un ordenamiento territorial adecuado y eficaz.
Esta política se basa fundamentalmente en diseñar las obras hidráulicas "con la naturaleza", es decir, conociéndola profundamente y siguiendo sus tendencias.
La Argentina, en los últimos años, ha sufrido en forma alternante y, a veces, simultáneamente, inundaciones catastróficas; pero también las sequías se han extendido e intensificado porque no se ha considerado el problema hídrico en forma integrada, es decir, teniendo en cuenta que ambos fenómenos constituyen un mismo problema con diferentes manifestaciones.
El estado nacional ha debido afrontar las catástrofes hídricas con fondos escasos para las numerosas poblaciones afectadas. Por ello es muy importante establecer una política ambiental que tenga en cuenta las siguientes recomendaciones geográficas:
• la realización de obras de gran hidráulica se deberá concretar cuando se conozca científicamente el problema;
• el trazado de obras de infraestructura ferroviaria y vial debe considerar el relieve en todos sus detalles;
• no se deberán concretar obras hidráulicas de emergencia que no tengan suficiente fundamento científico y técnico;
• se promoverá el espíritu cooperativo en los productores agrarios y las poblaciones urbanas;
• se deben realizar las obras de pequeña hidráulica recomendadas por la experiencia del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y otras instituciones científicas y técnicas nacionales;
• no será aconsejable promover el avance de las explotaciones agropecuarias y los asentamientos humanos sobre áreas de elevado riesgo de inundación o sequía;
• es necesario trabajar en nuevos esquemas de defensa civil que definan con variadas alternativas el comportamiento de la población y de las instituciones en circunstancias de catástrofe.
La llanura pampeana podrá ser sistematizada a través de obras de pequeña hidráulica o microhidráulica. Esta tecnología "blanda" o "de alternativa" incluye bajos mejorados, canales de evacuación y retención, polders, etc., que gradualmente se combinarán con la gran hidráulica con la pequeña hidráulica.
En definitiva, es posible aplicar criterios de sustentabilidad conducentes a revertir el deterioro ambiental manifiesto en la alteración de los sistemas hídricos aquí analizados. Hace falta para ello repensar y concretar alternativas de solución en términos de desarrollo sustentable.- www.EcoPortal.net
Fuentes
(1) Secretaría General de la Presidencia de la Nación -Subsecretaría de Acción de gobierno- Proyecto "Políticas de ordenación territorial", 1992.
(2) Las seis áreas son: sistema básico de ciudades, sistema urbano de equilibrio, sistema rural, grandes ejes de relaciones e infraestructura, sistema de actividades y población y sistema natural y recursos naturales.
(3) Humedales: ambientes acuáticos dulces.
(4) El Art. 41 de la Constitución de la Nación Argentina, sancionada por el Congreso General Constituyente el 22 de agosto de 1994 establece el nuevo derecho: "Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo…"
(5) Las otras cinco áreas son: protección de los recursos hídricos, la calidad del agua y los ecosistemas acuáticos. Abastecimiento de agua potable y saneamiento; el agua y el desarrollo urbano sostenible, el agua para la producción sostenible de alimentos y el desarrollo rural sostenibles y las repercusiones del cambio climático en los recursos hídricos.
(6) El principio precautorio "indica la responsabilidad, tanto de los gobiernos como de individuos, de tomar medidas cautelares. Responsabilidad que conlleva consecuencias jurídicas y económicas. Las primeras porque nadie a quien la ciencia haya alertado de la posibilidad de causar un daño, puede alegar inimputabilidad por ignorancia, y por tanto la persistencia en prácticas dañinas crea al menos reponsabilidad por negligencia o culposa." (Cano, 1993)
(7) E.I.A.: "es una evaluación anticipada de las consecuencias de una acción en los elementos del inventario ambiental" (Rosa, 1993).
Bibliografía
Azpúrua, Pedro Pablo (1990). El ordenamiento territorial como herramienta de las políticas hidráulica y ambiental. En La gestión de los recursos hídricos en vísperas del siglo XXI" Actas y Ponencias. Anales Juris aquarum II. Asociación Internación de Derechos de Aguas (AIDA). Valencia.
Cano, Guillermo (1990). Introducción a los problemas ambientales vinculados a las aguas. En La gestión de los recursos hídricos en vísperas del siglo XXI" Actas y Ponencias. Anales Juris aquarum II. Asociación Internación de Derechos de Aguas (AIDA). Valencia.
Cano, Guillermo (1992). Soluciones pensadas (y no improvisadas) para las inundaciones. Inédito.
Cano, Guillermo (1993). Introducción al curso. Curso Latinoamericano de Capacitación Institucional en desarrollo sostenible. (CDS93/2). Buenos Aires.
Carrizosa Umaña, Julio. (1993). La viabilidad del desarrollo sustentable en Colombia. Una contrapropuesta.En Medio ambiente y Desarrollo. Guhl E. (Editor). Tercer mundo Editores. Colombia.
Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1987). Nuestro futuro común, Alianza Editorial. Madrid.
Dourojeanni, Axel. (1990). Procedimientos de gestión para el desarrollo sustentable (aplicados a microrregiones y cuencas). Documento 89 95. Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social.
Durán, Diana (1987) Sequías e inundaciones. Propuestas. OIKOS. Buenos Aires.
Durán, Diana (1994) La dimensión geográfica del desarrollo sostenible en relación al problema hídrico nacional. En Contribuciones Científicas. Sociedad Argentina de Estudios Geográficos. Congreso Nacional de Geografía. Rosario. 1994.
Durán, Diana. Buzai, Gustavo D. (1994) El medio construido. En prensa.
Durán, Diana. De Marco, Graciela. Lara, Albina. Sassone, Susana. Daguerre, Celia (1993). Geografía de la Argentina. Editorial Troquel. Buenos Aires.
Folgarait, Alejandra. (1994) "La gran deuda es el riesgo tecnológico" En Suplemento Página 12 Verde. 21 de agosto de 1994.
Fuschini Mejía, Mario. (1989) El manejo del agua en las llanuras. Trabajo presentado en el Seminario Internacional sobre Hidrología de las Grandes Llanuras. Buenos Aires.
Fuschini Mejía, Mario (1993) El fenómeno de las inundaciones en las zonas de llanura de la República Argentina, soluciones para mitigar el efecto de las mismas.
Gilsanz, Manuel de Pedraza (1987). Diccionario de la Naturaleza. Espasa Calpe. Madrid.
Haggett, Peter. (1989) Geografía una síntesis moderna. Omega. Barcelona.
Herzer H, (1985). Los desastres no son tan naturales como parecen. En Medio ambiente y urbanización N 30 Año 8 N especial Grupo Editor Latinoamericano. Marzo 1990.
Herzer. H (1992) ¿Mano del hombre o mano de Dios? Clarín, 5 de junio de 1992.
Lara, Albina L. (1993) La práctica de la Educación ambiental.Curso Latinoamericano de Capacitación Institucional en desarrollo sostenible. (CDS93/72). Buenos Aires.
Morello, Jorge (1983) Riesgos, daños y catástrofes. En Boletín de medio ambiente y urbanización. CLACSO.