Una plantación de soja en Tocantins, un estado del norte de Brasil, un país que se apresta a ser el mayor productor mundial de la oleaginosa, un monocultivo para el que se han deforestado millones de hectáreas. La agricultura comercial, en especial la pecuaria, de soja y de aceite de palma, son motores claves en la degradación de los suelos latinoamericanos. Crédito: Mario Osava/IPS
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