Uno de estos aeropuertos controlados por abejas es el de Dusseldorf, y las abejas han demostrado que la calidad del aire está en niveles adecuados. Las toxinas presentes en la miel tenían la misma concentración que en zonas no industriales.
Los aeropuertos utilizan sofisticados aparatos para medir la calidad del aire, pero las abejas han demostrado ser tan eficaces como la tecnología más moderna. Con este proyecto, las autoridades pretenden dar credibilidad al avance que ha hecho la industria aeronáutica en la reducción de emisiones. Al parecer la gente se cree más a las abejas que a la más moderna tecnología.
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