Un grupo de científicos liderado por el investigador adjunto del CONICET Pablo Arnal en el Centro de Tecnología de Recursos Minerales y Cerámica (CETMIC, CONICET-CICPBA) trabaja a partir deresiduos potenciales removedores de dos contaminantes inorgánicos muy frecuentes en la zona de La Plata: arsénico y nitratos.
Estos residuos pueden ser las ramas y hojas de árboles podados como las cáscaras de huevo y de semillas de girasol. La mecánica de investigación consiste actualmente en transformar esos desechos forestales a carbón, que a su vez convierten en pellets, unas pastillas parecidas al alimento para mascotas que podrían retener selectivamente alguna de las sustancias mencionadas.
El grupo de científicos promueve de esta manera el agregado de valor a subproductos industriales y desechos que se generan de a toneladas en cualquier ciudad.
Otros compuestos pasibles de ser eliminados en la mira de los científicos son pesticidas, metales pesados y colorantes de la industria textil.
“Estamos experimentando las reacciones entre los materiales carbonizados y los distintos contaminantes. Para eso estudiamos las propiedades de la superficie de los pellets, que no sólo es externa sino también interna, ya que son como una esponja, es decir, están llenos de agujeritos microscópicos que absorben el agua”, detalla el científico, y continúa: “En esas paredes hay muchos compuestos químicos que ‘enganchan’ a las sustancias tóxicas y las retienen, y lo que queremos lograr es que ese mecanismo sea selectivo”.
El primer sistema consiste en un recipiente lleno de pellets donde se vierte agua y se deja durante un tiempo. Al retirarla, se espera que haya reducido su concentración de contaminantes. En el segundo, el líquido ingresa y fluye a una determinada velocidad por un tubo que contiene el material carbonizado, en el que los componentes nocivos deberían quedar adheridos.
En febrero pasado se realizó la firma de un contrato con la Municipalidad de Magdalena para poner en funcionamiento filtros de arena lentos (FDAL) en establecimientos escolares no conectados a la red de abastecimiento potable.
“En el caso de las escuelas se buscaba remover parásitos, bacterias y virus patógenos. La tecnología que ofrecimos es sencilla y existe desde hace 40 años, pero como se la conoce poco, no se usa.
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El Federal