Guías de montaña de Tierra del Fuego pidieron ayuda al Club Andino de Ushuaia y de Río Grande y el Club Amigos de la Montaña para poder reforestar 1.100 hectáreas de bosque nativo que fue incendiado en el año 2012. La acción se enmarca en la necesidad de remediar lo que aquel incendio produjo en el bosque fueguino. Lo que se plantó este fin de semana tardará 650 años en crecer.
La propuesta partió de “Soy parte del bosque fueguino“, una iniciativa que nace a partir de que un fogón mal apagado en 2012 originó un incendio que quemó 200 mil ejemplares de lengas, ñires y colihues. Esto sucedió en el paraje llamado “Bahía Torito“, a orillas del lago Fagnano. Un grupo de guías de montaña entendió que había que pasar a la acción directa y se decidieron a trabajar para sustituir los árboles que devoró el fuego.
“Me acuerdo que todos nos sentimos afectados por lo que pasó. La nube de humo se veía casi desde la ciudad. Fue cuando decidimos que teníamos que hacer algo“, comenta a la prensa Loreto Fernández Génova, una de las referentes de este grupo, que sólo dejó de plantar cuando quedó embarazada. “Es un trabajo duro, de pico y pala y con una noche durmiendo en un refugio de la zona. Pero podemos exhibir resultados. Hemos plantado 130 mil árboles y a este ritmo podríamos concluir en 2019 la tarea de reponer los 200 mil que se quemaron”, detalló Fernández Génova.
l grupo de entusiastas guías, que tienen una relación directa y afectiva con el bosque, pidieron la ayuda de entidades como el Club Andino de Ushuaia y de Río Grande y el Club Amigos de la Montaña, la Dirección de Bosques y la Administración Nacional de Parques Nacionales, y de esta forma desde el 2014 comenzaron a hacer campañas para reforestar. Ya llevan siete, siempre entre otoño y primavera que es el periodo de tiempo ideal para replantar.
En todos estos años lograron que 700 personas fueran voluntarios en esta tarea tan importante como es replantar un bosque entero. También hacen tareas de concientización en escuelas para trasladar a los niños lo trascendente que es cuidar el bosque de la isla.
“A los que se suman a las campañas les damos una charla previa y ya en el lugar les explicamos la técnica para plantar, que es muy simple y rústica. Se llama “repique directo“. Sacamos plantas de un sitio de mucha densidad y las llevamos al lugar afectado. Los árboles no reciben ningún otro tratamiento. Se riegan con el agua de lluvia. Llevamos un registro histórico de los ejemplares que nos permite calcular un índice de supervivencia de entre 40 y 50%”, aclaró Loreto
“Todos lo que vamos al bosque sabemos que se trata de un acto altruista. El bosque no estará maduro hasta dentro de 650 años. No lo verán ni nuestros hijos ni nuestros nietos. Cuando los árboles se regeneran nadie sabrá quién los plantó. Pero este es nuestro aporte al entorno que nos está viendo crecer”, concluyó este mujer que lleva a su bebé al bosque, un símbolo que representa la idea que tuvieron este grupo que entendió que había que pensar en el futuro a partir de trabajar en el presente.
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El Federal