Flora apícola utilizada por la población natural de abejas de la tierra

Por Dr. C. Omar Pimentel – Ing. Katiuska Ravelo

Una de las más destacadas funciones de la flora es brindar alimento al hombre y los animales, entre ella se encuentra la flora melífera. Ésta además de alimentar las abejas, sirve de materia prima para la producción de valiosísimos productos industriales y alimenticios, esto son los productos apícolas.

Flora apícola utilizada por la población natural de abejas de la tierra (Meliphona beecheii) en cuatro formaciones vegetales del valle de San Andrés

Síntesis.


El trabajo titulado Flora apícola utilizada por la población natural de abejas de la tierra (M eliphona beecheii) en cuatro formaciones vegetales del valle de San Andrés, fue realizado en esta área, situada en la zona central de la cordillera de Guaniguanico, municipio La Palma, provincia de Pinar del Río, Cuba, en este se ha tratado de observar y analizar las poblaciones de este insecto tan útil al ser humano y sus relaciones con la flora apícola. El objetivo fue establecer un sistema de manejo y así aprovechar los productos de esta especie, contribuyendo al mismo tiempo a su conservación. El estudio tuvo una duración de dos años y fue realizado con la participación de los trabajadores del valle, apicultores de la zona y estudiantes de la Facultad de Montaña San Andrés.

Al culminar la investigación se concluyo que 171 especies vegetales del área son utilizadas por la especie para su alimentación y elaboración de los productos apícolas, se estableció un sistema de manejo para mejorar las condiciones de vida y reproducción de las abejas, el cual incluye métodos de división de colmenas, construcción de cajas y apiarios y los métodos de castra ecológica y económicamente sostenibles.

Introducción

La crisis ambiental en la que actualmente se encuentra la humanidad proviene, por un lado, del desconocimiento de una parte de la realidad y, por otro, del manejo que de esta incompleta realidad hace el hombre, basándose sólo en intereses puestos a corto plazo. De ahí la necesidad de integrar nuevas variables, fundamentalmente de carácter ambiental y de introducir preocupaciones a mediano y a largo plazo. (FAO, 2002).

Dentro de los ecosistemas más vulnerables o frágiles a los cambios que pueda provocar el hombre u otros agentes naturales, se encuentran los de montaña. En éstos existe una gran diversidad de plantas, algunas registradas en catálogos y estudios realizados por especialistas y otras que tal vez sean desconocidas por el hombre o poco estudiadas, sin llegar a constatar la verdadera importancia que tienen las mismas para el desarrollo de la humanidad.

Por mogote se entiende en Cuba las lomas calizas de una estructura extremadamente cársica debido a la escasez de suelo que solo se encuentra en las cavidades de las rocas, con poca capacidad para retener el agua; estos lugares portan una vegetación del tipo monte seco parecida a los costeros; una excepción son los mogotes de la Sierra de los Órganos, donde la vegetación está dominada por elementos florísticos propios, por ejemplo: Bombacopsis, Diospyros, Ekmanianthe, Gaussia, Spathelia, etc (Borhidi, 1996).

En Cuba se elevan cuatro macizos montañosos. En el oeste el macizo Guaniguanico que mide 692 m.s.n.m. en su pico culminante y se divide en la Sierra del Rosario y la Sierra de Los Órganos, esta última constituida por calizas jurásicas, muy duras y debido a sus formas cónicas o cupulares muy variadas, es considerada como uno de los sistemas de montañas cársicos más bellos de los trópicos. La vegetación de mogotes se caracteriza por un estrato arbóreo de 5 a 10 metros de altura, con palmas y árboles deciduos, presencia de suculentas arbustivas, epífitas y trepadoras que viven sobre las rocas y abundancia de lianas. Las formaciones mogotiformes encuentran la mejor representación en Cuba Occidental, aunque también se encuentran en Cuba Central y Oriental.

Conocer la diversidad vegetal de este macizo montañoso aportará resultados útiles, no solo para el dominio por parte de los especialistas y pobladores en sentido general, sino que desde el punto de vista conservacionistas los resultados serán de interés, tomando en consideración que en la medida que se conozca cada una de estas especies, el verdadero lugar que les corresponda en la escala evolutiva, la importancia que tienen para el hombre, así como su papel en el ecosistema, se podrá llevar a cabo un uso sostenible de toda la biodiversidad que comprenden los mogotes.

Es por ello, que se hace necesario trabajar en el cambio de la ética ambiental, que proporcione una nueva racionalidad ecológica y posibilite a las comunidades y entidades educacionales interactuar adecuadamente con la naturaleza, basado en los principios del cuidado y respeto por la misma, donde el hombre no se considere la especie más importante, sino una más que tiene la responsabilidad y la obligación de contribuir al cuidado y conservación de las restantes.

Una de las más destacadas funciones de la flora es brindar alimento al hombre y los animales, entre ella se encuentra la flora melífera. Ésta además de alimentar las abejas, sirve de materia prima para la producción de valiosísimos productos industriales y alimenticios, esto son los productos apícolas.

Las Abejas de la Tierra se encuentra en la categoría de “especies de alto valor económico esperado” (IUCN, 1978), sin embargo a pesar de fabricar miel y cera de alta calidad no ha sido explotada comercialmente hasta ahora. Los habitantes de Cuba, desde los aborígenes hasta la actualidad, la han utilizado como fuente adicional de alimentos y remedios caseros, según los campesinos la miel es de muy buen paladar y se ha demostrado también por la ciencia que tiene un alto valor nutritivo.

Materiales y métodos

Caracterización del área de estudio

El área de estudio tiene una superficie total de 19 307 has, cuenta con 9 217 habitantes y según la actual división política administrativa del país está ubicada en el municipio de La Palma, provincia de Pinar del Río.

Esta área pertenece a la región occidental y está ubicada en una zona de contacto donde inciden varias sub-regiones geográficas que son: Sierra de los Órganos, Alturas de Pizarras, Valles cársicos, y Sierra de Guacamaya, razón de su extraordinaria variedad faunística, florística y paisajística (Núñez, 1982). Cartográficamente la zona está ubicada entre las coordenadas planas rectangulares 313,150 – 335,150 mt y 326,000 – 268,400 mt, de las hojas cartográficas a escala 1:25 000, emitidas por el Instituto Cubano de Geodesia y Cartografía.

Características físico- geográficas.

Geología: El área está ubicado dentro de la zona tectónica facial de Guaniguanico, coincidiendo en ella los complejos de unidades conocidas por: Sierra de los Órganos y Sierra de Guacamaya (Gutiérrez y Rivero, 1995).

Relieve: De acuerdo al valor hipsométrico, se distinguen cuatro tipos de relieve: llanuras (valle de Canalete) depresiones (Abra de Caiguanabo); alturas (Pizarras del Sur) y montañas (Pico Chico y Pico Grande), esto le confiere al área una muy variada topografía (Novo, 1996).

Clima: El clima es tropical con épocas secas y húmedas bien pronunciadas, que se corresponde con la región climática Cuba centro occidental (Samek y Travieso, 1968). El bioclima que corresponde a la región, es el termoxerochiménico de las variedades, seco (5-6 meses seco), medianamente seco (3-4 meses secos) y semiseco (1-2 meses secos), con temperaturas que oscilan entre 24.0 y 25.8 ºC, las elevaciones oscilan entre 200 y 230 metros, y sus temperaturas oscilan entre los 23-24 ºC, con precipitaciones entre 1400 y 1600 mm anuales. Sin embargo, se conoce hoy, que la faja mogótica de la Sierra de Los Órganos, tiene bioclima tipo tropical caliente, con una estación seca,durante el otoño hasta la primavera, con temperaturas que oscilan entre 22-24 ºC y precipitaciones entre 1200-1800 mm (Novo y Luis, 1989).

Hidrografía: Desde el punto de visita hidrográfico, el área es de extraordinaria importancia, ya que está contenida en la cuenca hidrológica del río San Diego y Caiguanabo, cada cuenca cuenta con sus propias sub– cuencas, formadas por ríos y arroyos como afluentes.

Como consecuencia de las altas precipitaciones que ocurren en el área y el predominio de rocas arcillosas y arcillo–arenosas, que ocupan el 70% de su territorio, se ha favorecido la existencia de un alto escurrimiento superficial, dando lugar a ríos, cañadas y arroyos, siendo interrumpido el escurrimiento superficial por la presencia de zonas calcáreas, que dan lugar a las cuencas endorreicas, que posibilitan la efluación de las aguas (Ares, 1999).

Características de las formaciones vegetales del área de estudio.


La vegetación del área está condicionada por distintos factores naturales, como el clima, los suelos y el relieve entre otros, que determinan su carácter. Lamentablemente, desde finales del pasado siglo esta área fue sometida a una devastación bastante fuerte, con el propósito de acondicionar tierras para el desarrollo agropecuario, esta explotación irracional de los bosques solo se vio frenada en las zonas montañosas de más difícil acceso (Valdés, 2003).

En este acápite se dan las características más generales por tipo de formación vegetal.

Pinares: Se desarrollan sobre esquistos (Pizarras), presentan una capa arbórea, formada por pino macho (Pinus caribaea) y pino hembra (P. tropicalis) especie endémica que ocupa los terrenos más áridos (Ares, 1999).

En su estrato arbustivo, se destaca la presencia de una especie endémica: La Guayabita del Pinar (Psidium salutare), además están presentes la Malagueta (Xylopia aromatica), vaca buey (Curatella americana), Peralejo (Byrsonima crassifolia), Cordobán (Pachyanthus poiretii). El estrato herbáceo es bien denso, sobre todo cuando la densidad del pinar es baja, abundando gramíneas del género Andropogon, así como distintas lianas y bejucos.

Bosque semideciduo: Este tipo de vegetación ha sido la más alterada en el territorio, dando lugar en muchos lugares a una vegetación secundaria, donde prácticamente están ausentes las especies de valor maderable (Álvarez y Varona, 1988). No obstante, aún existen áreas de este tipo de vegetación, como en Sierra de Guacamaya.

El bosque semideciduo presenta un estrato arbóreo de 15 a 20 m de altura, donde se destaca la presencia de especies como el Cedro (Cedrela odorata), Dagame (Calycophyllum candidissimun), Baría (Gerascanthus gerascanthoides), Jocuma (Sideroxylum foetidissimum), Ateje (Gerascanthus collococcus), Ayúa (Zanthoxylum martinicensis), Palma Real (Roystonea regia) entre otras. En su estrato arbustivo abunda la Yaya (Oxandra lanceolata), Yaití (Gymnanthes lucida), Guairaje (Eugenia maleolens), Guara (Cupania americana), Sigua (Nectandra coriacea), Siguaraya (Trichilia glabra) y otras.

Vegetación de mogotes: La vegetación de mogotes de la Sierra de los Órganos, a pesar de estar antropizada, presenta una vegetación mucho más rica que los restantes. Estos mogotes, constituyen un complejo de formaciones vegetales, que tienen sus características propias en dependencia del suelo donde se desarrollan, diferenciándose en la base de los mogotes con suelo fértiles y húmedos (hoyos), una vegetación de bosques semideciduos ricos en especies, mientras que en los paredones predomina una vegetación muy xerófila, abierta, de árboles y arbustos, con escasas plantas herbáceas. En las cumbres, la vegetación es arbustiva y densa con árboles emergentes (Rivera, 1998).

Por su difícil acceso, esta vegetación ha sido poco alterada y es rica en especies endémicas, entre las que se destacan: la Palma de la Sierra (Gaussia princeps), Roble Caimán (Ekmanianthe actinophylla), Cuaba de Sierra (Ceratopyxis verbenacea), el Protocán (Spathelia brittonii) y otras exclusivas de la Sierra de los Órganos. También aparecen otros endemismos de Cuba occidental, como el Ceibón (Bombacopsis cubensis) (Capote, 1983; Rivera, 1998).

Encinar: El encinar es otra formación vegetal que, aunque en pequeña escala, está presente en el área de estudio. Esta formación se desarrolla sobre suelos ácidos, en Ceja del Río, Gavilán, Canalete y Guacamaya.

Esta formación boscosa posee una capa arbórea constituida por Quercus oleoides, ssp. Sagraeana, que a veces se encuentra asociada con Almacigo (Bursera simaruba), Macurije(Matayba apetela), entre otros, presentando un rico estrato herbáceo, formado por Hierba de Guinea (Panicum maximun), Pangola (Digitaria decumbens), Sacasebo (Paspalum notatum), Grama (Cynodon dactylon), Pajón Macho (Sorgastrum stipoides) entre otras, que son utilizadas en la actualidad para el silvopastoreo.

Metodología para la determinación y recolección de datos.

Al comenzar el trabajo, que tuvo una duración de dos años, se determinó mediante encuestas, la localización de los apiarios de colmenas de la tierra en las cuatro formaciones vegetales presentes en el área, eligiéndose las cuatro áreas para el trabajo:

  • Las Catalinas (Pinares).
  • Ojo de agua (Semideciduo).
  • Ceja del Río (Encinares).
  • Pico Chico (Vegetación de mogotes)

Después de situadas cada colmena, se marcaron transeptos radiales (cuatro en cada una) y se inventariaron las especies de plantas melíferas a cada lado del transecto (1000 m), este inventario se repitió en el segundo año de trabajo. La época en que florecen las plantas se determinó mediante revisión de la fuentes bibliográficas (Toledo, 2005), observaciones del autor con la cooperación de los estudiantes del grupo científico de la FAMSA y las encuestas realizadas a pobladores del valle de San Andrés.

Análisis estadístico

Se realizo un análisis de correlación de las especies de plantas melíferas y la cantidad de colmenas en las zonas anteriormente mencionadas. En todos los casos se utilizó el programa estadístico SPSS.

Resultados y discusión

Comportamiento del número de especies melíferas y floración por meses, por formaciones vegetales en el valle de San Andrés.

La determinación de las especies de plantas melíferas y su floración por meses es importante debido a que estos aspectos influyen directamente en las poblaciones de abejas de la tierra y sus ausencias pudieran ser un factor causal de la extirpación de la especie en el valle de San Andrés.

Análisis de la cantidad de especies de plantas melíferas por formaciones vegetales del valle de San Andrés.

A continuación se analizará una muestra gráfica de los resultados de los inventarios de plantas melíferas, por formaciones vegetales, este indicador nos puede dar un instrumento para un posterior análisis del potencial Apícola del valle de San Andrés.


Figura 1. Resultados del inventario de especies de plantas melíferas, por formaciones vegetales.

Simbología: Pn—Pinares; Sdc—Semideciduo; Enc—Encinares; XM— Vegetación de mogotes.

Como puede apreciarse, el área de Ojo de Agua, con una formación vegetal semideciduo, está mejor representada en cuanto al número de especies de plantas melíferas, es decir 61, valores estadísticamente semejantes a la formación de encinares y a la vegetación de mogotes, y estas tres poseen más del doble, de las 23 que presenta las catalinas en una vegetación de pinares.

Al realizar estos inventarios se observó que la formación más antropizada era el encinar, por lo tanto estos resultados niegan los obtenidos por Toledo (2005), quien determinó que la cantidad de especies melíferas era inversamente proporcional al grado de antropización de las áreas, esto pudiera deberse a las diferencias de duración de ambos trabajos, pues el de Toledo solo se realizó en un año y el presente duró dos años.

Resumen del comportamiento de la floración por meses de las especies de plantas melíferas, para todas las formaciones vegetales en el valle de San Andrés.


Figura 2. Resumen del comportamiento de la floración para todas las formaciones vegetales del valle de San Andrés.

Simbología: PF— Total de especies de plantas florecidas.

Al analizar los meses de mayor floración, se observó que en mayo florecieron 76 especies, le sigue abril (55) y Junio (51) y Diciembre con 40. Es necesario señalar que este inventario solo incluyó especies que las abejas visitan para recolectar néctar, polen o propóleos y por lo tanto son reconocidas en la literatura como plantas melíferas (Roig, 1954).

Es significativo que los meses de mejor comportamiento se correspondan con los cambios de estaciones, es decir, el mes de mayo, es el comienzo de la temporada lluviosa, al igual que Abril, que es más seco, pero ya ha ocurrido el cambio hacia la primavera y posteriormente le sigue el mes de Diciembre, con la presencia de muchas especies de enredaderas que son visitadas por las abejas.

Plantas melíferas y floración por meses, para cada una de las formaciones vegetales, en el valle de San Andrés.

Las áreas pueden mostrar en un momento determinado un comportamiento que no sea uniforme, que puede estar influenciado por varios factores, entre ellos la composición florística de las áreas de estudio, las variables climáticas y el grado de antropización en un momento dado.

Cantidad de especies melíferas y floración por meses en la vegetación de pinares (Las Catalinas).

En la zona de La Catalina (Pinares), se inventariaron un total de 23 especies de plantas melíferas, escasas si se comparan con otras formaciones vegetales, esto pudiera deberse a la uniformidad de la composición de los estratos vegetales, formados casi en su totalidad por pinos y escasas especies herbáceas, con esta afirmación coincide Stanford (2001), en sus trabajos sobre agroforesteria y para en la propia zona Toledo (2005), obtuvo resultados similares en Galalón, formación semejante a la estudiada.


Figura 3. Comportamiento de la floración por meses de las plantas melíferas en la formación de pinares.

En esta zona es característico que su comportamiento se manifiesta de forma muy similar a lo que sucedió en el análisis de las tres zonas en su conjunto, ya que los meses de Mayo, con 20 especies que florecen, junio y diciembre con 17 especies, este comportamiento se desvía al observar una cantidad elevada de especies florecidas en noviembre (15), esto no coincide con resultados anteriormente obtenidos para esta zona.

Cantidad de especies melíferas y floración por meses en la formación semideciduo (Ojo de Agua).


Figura 4. Cantidad de especies melíferas y floración por meses en la formación semideciduo (Ojo de Agua).

En esta zona, con una vegetación rica en árboles y arbustos y con menor grado de antropización, se determinó que la diferencia entre los meses de mayor número de especies florecidas (Abril, mayo, marzo y junio), fué pequeña y estos a su vez presentan casi el doble o mucho más del doble que el resto de los meses del año. Es de destacar el comportamiento del mes de octubre, mes lluvioso en los dos años trabajados y en el que se inventariaron solo 12 especies florecidas, tal vez motivado por las abundantes precipitaciones que ocurrieron en este mes en esos dos periodos.

Comportamiento de la floración en la zona de Ceja del Río (Encinar).


Figura 5. Comportamiento de la floración en Ceja del Río.

En el análisis de esta zona, que está excesivamente antropizada, con explotaciones agrícolas y ganaderas, se observa bastante estabilidad en la cantidad de especies florecidas.

Comportamiento de la floración en la zona de Pico Chico (Vegetación de Mogotes)


Figura 6. Comportamiento de la floración en Pico Chico.

En la vegetación de mogotes se determinó la presencia de 53 especies de plantas melíferas, en el análisis de la zona los meses de Mayo, junio y diciembre, tienen un mejor comportamiento que los restantes meses, coincidiendo con la vegetación de pinares. Es de destacar además, que la mayoría de los meses tienen un alto número de especies florecidas, con excepción de septiembre.

En resumen se observa que en todos los meses y en todas las formaciones vegetales, la flora melífera es suficiente en calidad y diversidad de especies florecidas, aunque estos dos años fueron atípicos en cuanto al clima se refiere.

Estado actual de la población natural de abejas de la tierra en cada una de las formaciones vegetales del valle de San Andrés.

Entre los insectos sociales las abejas ameritan una consideración dentro de la productividad y el desarrollo del país, así como su aporte dentro de la actividad pecuaria y la conservación de especies rastreras y arbóreas consideradas como promisorias, facilitando de esta manera la continuidad en la cadena productiva y fortaleciendo los estudios biológicos, ecológicos, genéticos que redunden en el aprovechamiento racional de sus producción.


Figura 7. Comportamiento de la cantidad de colmenas por formaciones vegetales, en el valle de San Andrés.

Como puede apreciarse, la zona de Las Catalinas posee la mayor cantidad de colmenas de la tierra, esto se debe a que el Cuerpo de Guardabosques en coordinación con el Área Protegida Mil Cumbres, se encuentran desarrollando un proyecto de manejo in situ de esta especie en la zona.

En cuanto al pequeño numero de colmenas en el encinar se debe a la presión humana en esta formación vegetal.

En la vegetación de mogotes se encontró un número elevado de colmenas, pero el total de estas estaba situado en zonas casi inaccesibles para el hombre (árboles altos, riscos de piedras, cuevas en lo alto de los farallones, etc).

En el caso de Ojo de Agua (Vegetación semidecidua), la población de esta especie es también alto, y esto pudiera deberse a la protección de los propios campesinos que la protegen por la importancia alimenticia y medicinal que tienen sus productos.

Análisis estadístico de los resultados.

La correlación entre la cantidad de colmenas y las plantas melíferas por zonas tuvo el siguiente resultado.

Tabla 1. Correlación entre las variables estudiadas.

 

Correlación inversa pero no significativa.

Al observar la matriz de correlación se puede concluir que las variables están fuertemente correlacionadas, esto demuestra la relación casi perfecta entre la cantidad de plantas melíferas y el número de colmenas por cada una de las áreas monitoreadas, este fenómeno de correlación altamente significativa pudiera reflejarse para toda el área del valle de San Andrés.

Conclusiones

  • En el área de estudio existe una gran diversidad de especies de plantas melíferas suficientes para alimentar a mayor cantidad de abejas que las que existen ya que están subutilizadas.
  • La mayor proporción de la floración de las plantas melíferas de la zona de estudio se corresponde con los meses de Abril, Diciembre y Mayo, siendo este último el mes de mayor cantidad de plantas florecidas.
  • La cantidad de colmenas está correlacionada con la diversidad de plantas melíferas en las cuatro zonas monitoreadas. www.ecoportal.net

* Facultad de Agronomía de Montaña San Andrés. Universidad de Pinar Del Río. Cuba

Bibliografía :

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* Núñez, A. (1982). El bojeo. Cuba, la naturaleza y el hombre. Editorial Letras cubanas. La Habana. 40-58.

* Rivera C. (1998). Vegetación del mogote Los Cruces y su uso para la docencia. Tesis en opción al grado científico de Master en Biología. 63 pp.

Anexos:

Resultados del estudio poblacional de abejas de la Tierra.