Incineración, Obsolencia demostrada

Por Patxi Coira*

Proponer soluciones alternativas a la incineración es practicar la "obsolencia demostrada". Este eufemismo, última perla recogida en prensa, es, sin duda alguna, una valiosa joya si la comparamos con otras denominaciones aplicadas a las personas que no apoyamos la incineración.

En este país, la duda no está de moda y mucho menos la disidencia. Proponer vías alternativas o repensar las soluciones oficiales, es de un tiempo a esta parte, objeto de críticas mas o menos mordaces, sibilinas, agrias, fundamentadas o no, críticas que sugieren la ignorancia, desconocimiento, insolidaridad y atrevimiento de todo grupo o personas que van contra corriente.
Así, estar contra los transgénicos es como negarse a solucionar el problema del hambre en el mundo.


Recelar del tren de alta velocidad es como ser un talibán de la bicicleta: un neardental en su cueva y sin billete. Proponer soluciones alternativas a la incineración es practicar la "obsolencia demostrada". Este eufemismo, última perla recogida en prensa, es, sin duda alguna, una valiosa joya si la comparamos con otras denominaciones aplicadas a las personas que no apoyamos la incineración. Se no ha acusado de insolidarios, de ignorantes, de demagogos, de asustar a la población con el nacimiento de niños de dos cabezas, pero que nos llamen "obsoletos demostrados" mejora lo presente, no se sabe si es un título nobiliario o el premio al mejor "insolente denostado", suena a que somos rancios y rancias, obsoletos actores sociales, caducados, casi un puñado de impropios, rechazo de inertes para los y las cuales la única solución es ser combustible para la "revalorización energética", estupendo eufemismo digno de premio. Un premio que la Unión Europea otorgó a la Diputación de Gipuzkoa por el proceso de participación ciudadana que acompañó a la aprobación del Plan de Residuos Urbanos. Un plan apoyado por la sociedad civil, la clase científica y política, un plan contrastado y apoyado por sindicatos y organizaciones sociales y vecinales un plan que incluía la incineración de la basura en masa de Gipuzkoa, la incineración de la mayor parte de la basura de Gipuzkoa.
Pocos meses mas tarde, tres mil vecinos que en absoluto se sientes partícipes del plan, ni del premio, se movilizan bajo una intensa lluvia, un domingo sí y otro no. Y lo que es peor, se informan, se preocupan y se convierten en la Gipuzkoa activa y participativa. Además amenazan con que son capaces de seleccionar y reciclar el 90% de sus basuras.

Por si fuera poco, socialistas, independentistas, comunistas y ecologistas firman un pacto de gobierno en Cataluña que rechaza la incineración, la penaliza y no deja lugar a eufemismos: el área metropolitana de Barcelona, mucho más complicada que el área gipuzkoana, está desarrollando el tercer ecoparque, una solución que apuesta por la metanización, el compostaje, y la recogida selectiva.

Además Alava no quema sino que composta, al igual que La Rioja, o Navarra o toda Andalucía. Populares, Socialistas y nacionalistas, no apuestan por la incineración en muchos lugares donde gobiernan. Tampoco organizaciones como SEO/Birlife, Amigos de la Tierra, wwf/Adena, Greanpeace, Ecologistas en Acción, sindicatos, Eguzki o la ilegalizada Batasuna, que era contraria a la incineración: la "obsolencia demostrada" parece extenderse como una nube tóxica a lo largo de toda la sociedad civil.

A Ezker Batua no le convence tanto eufemismo. Preferimos ser claros, en Euskadi o en Cataluña o en Córdoba nuestro mensaje es el mismo: La incineración es demasiado cara y con ella no desaparecen los vertederos, cuanto más cara y perfecta es, mayor es la toxicidad de las cenizas que se recogen y que hay que depositar en vertederos de seguridad. Una vez construidas hay que alimentarlas y compiten por la misma materia prima que debemos reciclar y reutilizar: la basura.
Creemos que la incineración desactiva, paraliza, neutraliza las campañas de recogida selectiva llevadas a cabo hasta ahora.


No tiene sentido mejorar el reciclaje, la reducción, la reutilización ni la separación una vez construida la incineradora, porque cuanto más aumentemos la basura, mejor funcionará. La incineración no solo quiere lodo y materia orgánica, funciona mejor con lo que más arde: papel, cartón, madera, plásticos y envases.

Nuestra opinión es respetada por científicos proincineradadoras y nosotros respetamos a aquellos gestores que consideran que quemar es la mejor solución aunque no compartamos la misma.

Pero de ninguna manera asumiremos la responsabilidad de haber creado miedos innecesarios. El miedo es libre. El miedo a la incineración, a las dioxinas, a los metales pesados, el miedo a que explote una planta, está en Seveso 1975, en el agente naranja que los EEUU rociaban en el sudeste asiático. El miedo a que una central nuclear tenga una avería está en la falta de confianza en una clase política que es la que ha vertido en masa, sin separar ni reciclar durante años. Decir que sin incineradoras Gipuzkoa se llenará de vertederos ilegales es meter miedo a la gente. Permitir que se colapsen los vertederos con materiales valiosos es irresponsabilidad, y proponer soluciones para Gipuzkoa sin pasar por la incineración es una responsabilidad social.

* Por Patxi Coira
Candidato al Congreso por Ezker Batua en Gipuzkoa

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