Por Cristian Frers
La contaminación atmosférica se ha incrementado notablemente en los últimos años y ya no es una cuestión circunscripta a algunos lugares, el viento se ha encargado de convertirla en un problema global. El no saber mucho acerca del problema es una decisión que actúa a favor de quienes contaminan y en contra de la salud de la población ya que no pueden tomarse las medidas necesarias para evitar las emisiones y disminuir así gases y partículas en el ambiente.
La contaminación de la atmósfera se ha incrementado notablemente en los últimos años y constituye uno de los problemas más serios que enfrenta el ser humano. Ya no es una cuestión circunscripta a algunos lugares, el viento se ha encargado de convertirlo en un problema global. El problema de la contaminación atmosférica comenzó hace aproximadamente 200 años con la Revolución Industrial. Hoy, el humo expulsado de los autos, colectivos y camiones, los procesos industriales, los sistemas de calefacción y hasta el humo de los cigarrillos se juntan para contaminar el aire que respiramos provocando una gran parte de las enfermedades respiratorias.
La polución del aire se compone de muchos tipos de gases, gotitas y partículas que reducen la calidad el aire. Una combinación diferente de vapores y contaminantes gaseosos del aire se encuentra en ambientes exteriores e interiores. Los contaminantes gaseosos más comunes son el monóxido de carbono, el dióxido de carbono, los hidrocarburos, los óxidos de nitrógeno, los óxidos de azufre y el ozono. Diferentes fuentes producen estos compuestos químicos pero la principal fuente artificial es la quema de combustible fósil. La contaminación del aire interior es producida por el consumo de tabaco, el uso de ciertos materiales de construcción, productos de limpieza y muebles del hogar. Los contaminantes naturales del aire provienen de volcanes e incendios y en algunas áreas pueden ser sustanciales.
Si tomamos como ejemplo el monóxido de carbono, este gas es un producto de la combustión de materiales fósiles como el petróleo y es común que se forme a partir de los vehículos en movimiento. En consecuencia, este producto se acumula en las zonas urbanas, cerca de las vías rápidas y de calles de gran movimiento y su concentración varía conforme aumenta o disminuye la circulación. Este elemento no parece afectar a las plantas, pero es muy tóxico para los seres humanos, ya que interfiere con el transporte de oxígeno en la sangre. Los efectos en la salud se hacen más graves conforme mayor sea la cantidad de monóxido de carbono en el aire y el tiempo de la exposición.
El aire puede estar contaminado tanto en la ciudad como en el campo. La polución del aire en el campo puede ser causada por el polvo de los tractores que están arando los campos, por camiones y automóviles que circulan por las diferentes rutas y por el humo de fuego de madera o de fuego de cultivos.
Esta contaminación puede causar trastornos tales como ardor en los ojos y en la nariz, irritación y picazón de la garganta y problemas respiratorios. Bajo determinadas circunstancias, algunas substancias químicas que se hallan en el aire contaminado pueden producir cáncer, malformaciones congénitas, daños cerebrales y trastornos del sistema nervioso, así como lesiones pulmonares y de las vías respiratorias. A determinado nivel de concentración y después de cierto tiempo de exposición, ciertos contaminantes del aire son sumamente peligrosos y pueden causar serios trastornos e incluso la muerte.
Sin embargo, las personas reaccionan de manera muy diferente a la polución del aire. Algunas personas pueden notar una sensación de presión en el pecho o tos, mientras que otras pueden no notar ningún efecto. Puesto que el ejercicio requiere una respiración más rápida y profunda, éste puede aumentar los síntomas. Las personas con enfermedades del corazón tales como angina, o con enfermedades del pulmón tales como enfisema o asma, pueden ser muy sensibles a ser expuestas a la polución del aire y pueden notar síntomas que los demás no notan.
Afortunadamente, para la mayoría de las personas saludables, los síntomas de la exposición a la polución del aire usualmente desaparecen tan pronto como la calidad el aire mejora. Sin embargo, ciertos grupos de personas son más sensibles a los efectos de la polución del aire que otros.
Los niños probablemente sienten los efectos de la polución a niveles más bajos que los adultos. También experimentan más enfermedades tales como bronquitis y dolores de oído en áreas de polución elevada que en áreas con aire más limpio.
Las personas con enfermedad del corazón o del pulmón también reaccionan de manera más fuerte al aire contaminado. Durante las épocas de polución alta su condición empeora hasta el punto que deben limitar sus actividades o inclusive buscar atención médica.
La polución del aire también provoca daños en el ambiente, pudiendo afectar la flora, la fauna y los lagos. La contaminación también ha reducido el espesor de la capa de ozono y ha provocado efectos climáticos.
Que podemos hacer cada uno de nosotros, como ciudadanos, para mejorar la calidad del aire que respiramos… En primer lugar, apoyar las leyes locales que requieren un control eficaz de la contaminación del aire. El apoyo público es vital para el éxito de los esfuerzos de control de la contaminación. Además, nuestras propias de decisiones acerca del uso de los medios de transporte y como consumidor energía también representa una diferencia. En segundo lugar, debemos apoyar políticas como:
-Fortalecimiento del programa de monitoreo y seguimiento del aire a nivel local, regional y nacional a través del desarrollo de un protocolo de monitoreo y seguimiento.
-Diseño de propuestas para incluir medidas de prevención y control de la contaminación del aire.
-Diseño de estrategias que faciliten a las microempresas y pequeñas industrias de los sectores industrial y de transporte el acceso a tecnologías limpias.
-Revisión de la legislación y estrategias sobre ordenamiento territorial.
La contaminación del aire no solo es un peligro para la salud sino que también reduce la producción de alimentos y la recolección de madera pues los altos niveles de contaminación afectan la fotosíntesis.
El no saber mucho acerca del problema de contaminación atmosférica es una decisión que actúa a favor de quienes contaminan y en contra de la salud de la población ya que no pueden tomarse las medidas necesarias para evitar las emisiones y disminuir así gases y partículas en el ambiente, las consecuencias se verán en los próximos años. www.ecoportal.net
Cristian Frers –Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social