Por Dra. Sandra Gordillo
En la Provincia de Córdoba, las poblaciones de palomas son realmente muy abundantes. En los últimos años ese incremento se ha favorecido, no solo como resultado del desmonte y de prácticas no sustentables de agricultura, sino por plantaciones locales de sorgo promovidas por operadores de “turismo cinegético”. Esta actividad es practicada por cazadores, en su mayoría extranjeros, que han trasladado esta práctica deportiva fuera de sus países.
Hace unos días una pobladora de Cerro Colorado comentaba que desde el interior de su vivienda suele escuchar los disparos de “los palomeros”, término empleado para referirse a quienes cazan palomas con fines recreativos. Esta actividad, apodada “turismo cinegético”, es practicada por cazadores, en su mayoría extranjeros (principalmente de Estados Unidos), que han trasladado esta práctica deportiva fuera de sus países porque la misma en sus lugares de origen está restringida por haberse demostrado que el plomo de las municiones (a la corta o a la larga, dado sus efectos acumulativos) es tóxico para todos los seres vivos. En el hombre se ha comprobado que la contaminación por plomo produce diversos trastornos desde digestivos (diarreas, problemas renales), anemia, a infertilidad y daños neurológicos (retraso en el crecimiento, dificultad en el aprendizaje). El plomo tiene la particularidad de competir con el calcio, ocupando su lugar en los huesos. Por eso los niños son las personas más vulnerables a esta fuente de contaminación. En las mujeres embarazadas intoxicadas, el plomo atraviesa la barrera placentaria y encefálica y afecta al bebé en gestación.
Ante esta situación, resulta curioso que, contrariamente a lo que ocurre en el resto del mundo donde la caza con municiones de plomo ha ido mermando por las razones expuestas, en nuestra provincia ha tenido un notable incremento en los últimos años.
Actualmente, la comprensión por parte de los gobiernos de otros países de las graves consecuencias que la utilización de plomo ha tenido y tiene en la salud humana y el ambiente, ha llevado a que adopten medidas que incluyen la total prohibición del uso de plomo (ej. Dinamarca, Holanda, Suecia), o su restricción(EEUU, Canadá, España, etc.), empleando municiones con sustitutos no tóxicos (ej. acero, bismuto, estaño, hierro, tungsteno, según el caso). Pareciera que, como consecuencia de estas limitaciones, los cazadores de estos países han trasladado esa actividad a nuestra región donde no hay restricciones en cuanto a la cantidad de piezas, a la temporada de caza, ni a las municiones empleadas, a pesar de “nuestro derecho a un ambiente sano” y a la prohibición del ingreso a nuestro territorio de “residuos potencialmente peligrosos”, como expresa el Art. 41 de nuestra Constitución, o la Ley Nacional de Residuos Peligrosos (N° 24051).
Para estimar la cantidad de plomo que “los palomeros” aportan al suelo cordobés, y basados en datos obtenidos de diversas fuentes, se han podido realizar los siguientes cálculos. Cada cazador tiene una estadía de 3 a 5 días, y utiliza en promedio unos 1000 cartuchos por día. Teniendo en cuenta que cada cartucho contiene unos 32 gramos de plomo, y que por año llegan a nuestra provincia unos 10.000 palomeros, al multiplicar estos valores (es decir: 32 gramos x 3000 cartuchos por estadía de cada cazador x 10.000 cazadores), se obtiene una cifra de 960.000 kg de plomo. Por lo tanto, en algún lado del norte cordobés, esta actividad nos está dejando por año unas 1000 toneladas de plomo!!
Recientemente, la Fundación Consumo y Ambiente presidida por un vecino de esta región (de Churqui Cañada) presentó un recurso de amparo ante la Justicia Federal para prohibir las municiones de plomo. La Fundación considera que las zonas afectadas deben ser declaradas en emergencia ambiental, y pide además que los responsables procedan a remover los residuos de plomo que se encuentran en toda la región del norte cordobés, como así también que se realicen estudios de contaminación de agua, de aire y de suelo, y que se practique análisis de laboratorio a las personas que lo acepten y residan en las localidades involucradas.
Ojalá que la flamante Secretaría de Ambiente de nuestra Provincia adopte una medida sustentable, que contemple lo social, lo económico y lo ambiental, y no solo el interés económico de un sector, en este caso los prestadores de este servicio y el ente recaudador que en el año 2006 habría obtenido 4 millones de pesos con los permisos de caza y la habilitación de campos.
Si vamos a esperar encontrar indicadores del daño que ocasiona el plomo en los seres humanos ya será demasiado tarde, puesto que esto demostraría que la cantidad de plomo introducido en el ambiente es muy grande, lo que haría muy difícil la remediación.
Por ahora lo cierto es que el plomo silencioso ya está entre nosotros. (¿Qué hacemos con los millones de perdigones de plomo, hasta ahora avalados por las autoridades que deben proteger la integridad ambiental de la Provincia?) No esperemos ver sus efectos, porque cuando ello ocurra, va a ser muy tarde.
Vías potenciales de intoxicación y contaminación
En la Provincia de Córdoba, las poblaciones de palomas son realmente muy abundantes. En los últimos años ese incremento se ha favorecido, no solo como resultado del desmonte y de prácticas no sustentables de agricultura (extensas áreas de monocultivos), sino por plantaciones locales de sorgo promovidas por operadores de “turismo cinegético”.
Los cazadores de palomas, al realizar esta práctica deportiva introducen el plomo en nuestro ambiente. Los perdigones de plomo se diseminan: a través de las palomas muertas o heridas, por el agua, o permaneciendo en el suelo.
Con el tiempo, la munición va sufriendo transformaciones químicas: el plomo se oxida. Este proceso es lento y puede tardar muchos años. A partir de allí, esta arma silenciosa se torna biodisponibe y puede incorporarse a los seres vivos. Cuando una munición de plomo es ingerida por un ave, u otro ser vivo, esa transformación se acelera.
Si bien no hay aún información precisa sobre los efectos del plomo en aves terrestres de nuestra Provincia, estudios recientes realizados en otras regiones han demostrado que el plomo usado en la caza deportiva produce intoxicación de las aves rapaces (ej. aguiluchos, halcones, gavilanes) y de las aves carroñeras (ej. jotes, caranchos, cóndores) que, respectivamente, se alimentan de presas heridas que contienen perdigones en su carne o vísceras; y de aves muertas por los disparos de un cazador. También está comprobado que muchas aves confunden los perdigones con su alimento o con piedritas que ingieren para facilitar la digestión. Además de las aves, los mamíferos (ej. Zorro gris, roedores) y otros vertebrados e invertebrados son víctimas de la intoxicación y contaminación por plomo.
Por ahora en Córdoba, por el trabajo de un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba (en base a bioindicadores –claveles del aire que fijan el plomo atmosférico), ya sabemos que el aire de las áreas donde se realiza la caza de palomas, contiene valores excepcionalmente altos de plomo.
Pero en otros países también se ha demostrado que otra fuente de contaminación indirecta para el hombre (vía digestiva) es a través de alimentos contaminados: ya sea de productos de la agricultura (ej. granos) o carne de ganado que pasta en zonas próximas a los campos de tiro, o por el consumo de aves contaminadas. Un informe de la Secretaría de Agricultura y Ganadería de la Nación (2004) advierte que el plomo de las municiones puede contaminar las plantas cultivadas por absorción o por deposición en tierra, y que las plantas y suelo, a su vez, constituyen una fuente de contaminación del ganado.
Finalmente resulta importante mencionar que a pesar de las variaciones de los ecosistemas, y de los seres vivos, sus sistemas fisiológicos y bioquímicos son similares. Eso significa que las vías de entrada al hombre y los distintos ambientes naturales son las mismas en todas partes.
Por lo tanto, teniendo en cuenta que el plomo es un metal pesado, un residuo peligroso que al oxidarse interactúa con los seres vivos, no hay argumento posible para afirmar que las miles de toneladas de plomo arrojadas, y que tienen carácter acumulativo, no estén contaminando el aire, el agua, el suelo, y sean inocuas para el hombre y los seres vivos de nuestra región. www.ecoportal.net
* Dra. Sandra Gordillo, Bióloga, Proyecto educativo Mallku.edu, Córdoba, República Argentina
Algunas fuentes consultadas
-Artículos periodísticos de: La Voz de Interior, La Mañana de Córdoba y Día a Día.
-Artículo 41 de la Constitución de la Nación Argentina.
-Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. 1992. Principio 16.
-Ley Nacional de Residuos Peligrosos (No 24051). 1991.
-Ley Nacional de Conservación de Fauna (No 22421).
-Información elaborada por las fundaciones ACUDE, FUNAM y FUNDCES.
-Cutright, N. Y Diehl, S. Lead poisoning of Wisconsin’s birds. A Wisconsin Bird Conservation Initiative Issues Paper.
-Fisher, I. et al. 2006. A review of lead poisoning from ammunition sources in terrestrial birds. Biological Conservation 131: 421-432.
-Guitart, R. 2001. La España de plomo. Ecologista: 3-5.
-Guitart, R. y Thomas, V. 2005. ¿Es el plomo empleado en deportes (caza, tiro y pesca deportiva) un problema de salud pública infravalorado? Rev. Esp. Salud Pública
79: 621-632.
-Guitart, R. y Mateo, R. 2006. El empleo de plomo en deportes como causa de intoxicación y de contaminación. Apuntes de Ciencia y Tecnología 21:2-8.
-López, J. 2000. Intoxicación por plomo en niños menores de seis años en un asentamiento humano de Callao. Anales de la Facultad de Medicina. Universidad Nacional Mayor de San Marcos 61 (1): 37-45.
-Pignata , M. L. et al. 2007. Contaminación por metales pesados y elementos traza.
Bioindicadores de contaminación atmosférica y acuática. EIDIPA+UNC ISEA. p. 39
-Rooney, C. Contamination at shooting ranges. Report: 3 p.
-Scheuhammer, A.M. y Norris, S.L. 1995. A review of the environmental impacts of lead shotshell ammunition and lead fishing weights in Canada. Occasional Paper Number 88. Canadian Wildlife Service. 54 pp.
-Thomas, V. Y Guitart, R. 2003. Lead pollution from shooting and angling, and a common regulative approach. Environmental Policy and Law: 33: 3-4
-Tsuji, L. et al. 1999. Lead shot contamination in edible portions of game birds and its dietary implications. Ecosystem Health 5 (3): 183-192.
-Wannaz, E. y Pignata, M.L. 2006. Calibration of four species of Tillandsia as air pollution biomonitors. Journal of Atmospheric Chemistry.
-Información sobre turismo cinegético en Córdoba:
www.cordobaambiente.cba.gov.ar
www.dovehunting.us/brochures.asp
www.sportingdestinationwingshooting.cfm?destinationID=130