Los tóxicos ambientales y su impacto sobre la salud

Por Prof. Susana Papale

Toda actividad industrial o agropecuaria elabora productos destinados al consumo generando residuos, estos últimos capaces de contaminar tanto el microambiente laboral como el macroambiente en el que todos respiramos, compartimos, trabajamos.

Nuestro organismo está constituído por numerosos sensores estremadamente

sensibles al impacto que producen sustancias compuestas, elementos extraños en general, que ingresan por distintas vías (boca, pulmones, piel) y que se distribuyen atacando los distintos órganos.

A través de los alimentos incorporamos aditivos que se agregan intencionalmente con el fin de preservar y mejorar la calidad de los mismos ya sea en el sabor, color, consistencia, etc. Pero también es cierto que puede ocurrir que estén presentes contaminantes generados en alguna etapa del proceso de elaboración, envasado o almacenaje. Tanto unos (aditivos) como otros (contaminantes) pueden ser capaces de causar trastornos o enfermedad dado que no en todos los casos los mismos san tan inocuos como se piensa.

Así como ingerimos alimentos necesarios para nuestra nutrición, necesitamos respirar oxígeno necesario para el funcionamiento de todas nuestras células.

Pero, cuando respiramos, ¿sabemos qué respiramos? Pues no sólo respiramos oxígeno y otros gases necesarios, sino que podemos inhalar gases, vapores, aerosoles no tan necesarios. ¿Cuáles? Monóxido de carbono, óxidos de azufre, de nitrógeno, ácido sulfúrico, o bien material particulado, fibras, etc.

Respirar, respiramos las 24 horas del día, en algún momento de ese día o varias horas por día respiramos sustancias tóxicas. ¿Qué nos puede pasar? Si respiramos vapores cáusticos atacan nuevas vías respiratorias. Podemos respirar gases que agreden distintos órganos de nuestro cuerpo pero respetando el aparato respiratorio o bien inhalamos compuestos que afectan simultáneamente bronquios y pulmones, hígado, riñón, sistema nervioso, etc., ejemplos de los mismos se encuentran en los cuadros siguientes.

¿Qué podemos respirar?

Gases (ej. monóxido de carbono)
Vapores (ej. ácidos cáusticos)
Aerosoles (ej. insecticidas)
Sustancias volátiles (ej. benceno)
Material particulado (ej. silica)
Fibras (ej. asbesto)

Ejemplos de tóxicos que sólo dañan vías aéreas y/o pulmón.

Vapores de ácidos cáusticos.
Formaldehído.
Oxidos de nitrógeno.
Oxidos de azufre.
Amoníaco.
Berilio.
Cromo.
Sílice.
Asbesto.
Piretroides.

Ejemplos de tóxicos que no dañan las vías aéreas y/o pulmón pero sí otros órganos.

Anilinas: Metahemoglobinemia y cáncer.
Tetracloruro de carbono: Hepatotóxico.
Tricloroetileno: Arritmia cardíaca.
Bifenilos policlorados: Clorache e ictericia.
Fluorocarbonos: Coma y muerte.
Benceno: Daña la médula ósea, leucemia.
Tolueno: Muerte por falla cardíaca.
Metanol: Ceguera y muerte.
Triortocresilfosfato: Parálisis.
Arsina: Hemólisis y daño renal.
Plomo: Polineuritis y anemia en adultos.
Daño del cerebro en niños.
Cianuro: Muerte súbita.
Monóxido de carbono: Coma y muerte.
   

Ejemplos de tóxicos que dañan las vías aéreas y/o pulmón y otros órganos.

Fosgeno: Falla circulatoria y muerte.
Destilados del petróleo: Depresión del sistema nervioso.
Cadmio: Daña el riñón.
Manganeso: Enfermedad de Parkinson.
Mercurio metálico: Temblor, trastornos psíquicos y renales.
Níquel carbonilo: Cáncer.
Cromo: Problemas dermatológicos.
Daño hepático y renal, cancerígeno.
Zinc: Fiebre.
Insecticidas organofosforados: Falla cardiorespiratoria.
Parálisis y muerte.
 
Por Prof. Susana Papale
Asoc. Ecologista Nueva Tierra