Por Carlos Cantu
La especie era totalmente desconocida para la ciencia hasta finales de la década de 1950, cuando por primera vez se describió a partir de esqueletos y algunos avistamientos. Phocoena sinus – comúnmente llamado la vaquita, que significa pequeña vaca, es de unos 1.37 metros de largo, 120 libras, y existe sólo en una pequeña área en la parte más septentrional del Alto Golfo de California en México.
Ahora, 55 años desde su descubrimiento, el cetáceo marino más pequeño del mundo, también es el más raro.
Excepcionalmente raro
Muy pocas personas han visto alguna vez a la vaquita. Los avistamientos son tan raros que no fue sino hasta 1983 que fue descrita detalladamente, después de 25 años que los científicos dieron a conocer de su existencia en el mundo.
Las pequeñas marsopas pasan la mayor parte de su tiempo bajo el agua. Cuando salen a la superficie solo es por unos segundos, y lo hacen sin saltar ni salpicar, por eso es difícil verlas. La UICN en 1990 clasificó a la vaquita como una especie en peligro de extinción, y en 1996 se elevó a estado de peligro crítico de extinción.
El Comité Internacional de Recuperación para la Vaquita (CIRVA), en 1997 estimó que la población total de esa especie sólo podía ser de 567. Diez años más tarde, CIRVA estimó que solo quedaban 220 vaquitas, y para 2014 estimaron que quedaron menos de 100 vaquitas. La disminución de población ha sido tan rápida que la vaquita puede extinguirse en tan sólo cuatro años. Destinos entrelazados ¿Qué provocó la rápida disminución de esta especie tan rara? La historia comienza con otra criatura que vive en las mismas aguas.
El Alto Golfo de California es un rico hábitat para el camarón azul, tiburones, rayas, caballa y otra especie de peces en peligro de extinción, llamado totoaba. A comienzos del siglo XX, la totoaba fue fuertemente explotada por su vejiga nadadora, que se exportaba a China. Esto condujo a su disminución, su inclusión como especie en peligro de extinción, y, finalmente se prohibió indefinidamente la pesca de totoaba. Desafortunadamente, el daño ya estaba hecho – no solo para la totoaba, sino también para la caza de vaquitas. Durante décadas, los pescadores lanzaron sus redes para pescar totoaba y vaquitas. Una vez atrapados en las redes, las vaquitas no pueden salir a respirar en la superficie, y definitivamente se ahogan.
Dado que las especies no habían sido todavía identificadas, los pescadores no sabían lo que estaban pescando, por eso, confundían a las vaquitas por delfines muy jóvenes, o muy pequeños. Después de prohibir la pesca de totoaba a los pescadores, volvieron a pescar tiburones, camarones y caballa, pero el resultado fue el mismo que para la vaquita: También se ahogaron en esas redes.
Hoy en día, la mayor amenaza para esta especie sigue siendo la captura incidental en redes de pesca.
Lento progreso de conservación En 1993, México tomó medidas para tratar de salvar a las dos especies mediante la creación de una reserva de biósfera en el Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, en los que se limita la pesca en áreas centrales. Pero los expertos encontraron que eso no fue suficiente.
Recomendaron que a las compañías pesqueras se les prohibiera el uso de redes, y puedan crear un área especial de refugio para proteger al hábitat de la vaquita.
Después de una campaña de 10 años, por los defensores, y una coalición de otras Organizaciones No Gubernamentales, el gobierno mexicano aceptó finalmente el refugio. Pero cuando se estableció en el año 2005, el área de refugio para la vaquita, no cubría la totalidad del hábitat de protección, y no se prohibió la pesca dentro del refugio. Hemos solicitado continuamente una prohibición de pesca para la mejor protección de vaquitas, para que no sean matadas accidentalmente, pero hasta ahora eso no ha ocurrido.
En 2006, el Ministerio de Medio Ambiente inició un nuevo plan para disminuir la captura incidental, mediante la compra de permisos para pescar dentro de la reserva de la biosfera. Nosotros y varias otras ONG advertimos al gobierno mexicano que esto no iba a funcionar; ellos no hacen cumplir los permisos en forma suficiente para que esto sea una solución.
El resultado: Desde entonces, el gobierno pagó decenas de millones de dólares a los pescadores, pero la vaquita está al borde de extinción.
¿Y ahora qué? En los últimos años, la pesca ilegal de totoaba se disparó a niveles sin precedentes. El precio de un kilo de vejiga de totoaba se elevó de 8.000 a 20.000 dólares en China, por lo cual, los pescadores están dispuestos a violar la ley, ya que en pocas semanas pueden ganar lo que normalmente ganan en un año.
Las autoridades mexicanas especulan que la mayoría de pescadores en el Alto Golfo de California, participan ahora en este ilegal tipo de pesca.
Esto, sin duda es alarmante para la totoaba, pero para la vaquita, podría ser la gota que colme el vaso. En las próximas semanas, esperamos que el gobierno de México anuncie nuevas medidas para tratar de salvar a la vaquita. Hemos solicitado la total prohibición de pesca, y que el decreto del gobierno aumente su personal en la Agencia de Control Ambiental de la zona, para así forzarles a cumplir y suspender toda pesca ilegal. Incluso, si se adoptan estas medidas en su lugar, no hay ninguna garantía.
Con tan pequeña población de vaquitas, eso será crítico, pero tenemos la esperanza de que si el gobierno mexicano verdaderamente se compromete a preservar a este animal único, la vaquita todavía puede ser salvada.