De Río de Janeiro a Johannesburgo

Por Octavio Enrique Carrasquilla Salas

La cumbre de Johannesburgo, está cercana a tener éxito, pese a que Estados Unidos y tal vez otras naciones decidan no participar. Todos los otros grandes países deben ratificar el acuerdo para hacer fuerza sin EEUU.

Las alteraciones climatológicas son debidas, en un alto porcentaje, a la contaminación que producen los países industrializados, que representan el 20% de la población mundial, y emiten el 60% del CO2 (dióxido de carbono). Este gas es el principal contaminante, pero no el único, el metano y el óxido nitroso, que también son producidos por los combustibles, son igualmente perjudiciales para la naturaleza. El efecto invernadero es la combinación de diferentes factores, como el grosor de la atmósfera (capa de ozono), que capta parte de los rayos del sol o la concentración de gases perniciosos que han aumentado un 30%, a diferencia del siglo pasado, cuando, la naturaleza se encargaba de equilibrar las emisiones.
Naciones Unidas ha previsto algunos de los efectos concretos que causará en pocos años el cambio climático, a menos que se tomen medidas urgentes. Este es el inquietante panorama que dibujan sus informes: las nieves perpetuas del Kilimanjaro desaparecerán en apenas 15 años, la mitad de los hielos alpinos podrían desaparecer, poniendo en peligro la industria turística de nieve, el deshielo derretirá los casquetes polares y ya se está desplazando cada vez más hacia el Norte a la etnia inuit de Canadá, en persecución de las focas y morsas que se retiran con los hielos; una subida media de las temperaturas entre 1,4 y 5,8 grados centígrados en los próximos 100 años provocará una subida en el nivel medio del mar de entre 9 y 88 centímetros, anegando y destruyendo ciudades e infraestructuras costeras; la crecida del nivel del mar inundará las tres cuartas partes del mayor manglar del mundo en Sundarbans, situado en India y Bangladesh; desaparecerán numerosas islas del Pacífico y el Índico; se perderán los arrecifes de coral; las regiones del Sur, que poseen menos recursos, sufrirán ciclones tropicales más intensos y padecerán sequías más mortíferas; aumentarán los casos de dengue y malaria; los océanos y el inmenso potencial refrigerante empieza a disminuir la disputa por mantener el equilibrio ecológico del planeta. Al calentarse gradualmente las masas de agua, el deterioro será exponencial. Todo esto sumado a alteraciones climáticas, afectarán probablemente las cosechas, y disminuirá el abastecimiento de alimentos en el futuro. Según el alemán Klaus Toepfer, director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), ha advertido que el calentamiento del planeta será más dramático de lo previsto, si no se toman ya medidas para evitarlo, de hecho, ya hay señales concretas de dicha actividad, las cuales ya se encuentran en marcha.

Las Cumbres Mundiales Contra el Cambio Climático, se inician en junio de 1992, en Río de Janeiro (Brasil), donde 180 países asignaron el Tratado sobre Cambios Climáticos, para tomar medidas que mitiguen los efectos de cambio climático, debido a las crecientes emisiones de gases de efecto invernadero. Actualmente 181 gobiernos forman parte del tratado y se reúnen anualmente para analizar los avances y continuar buscando soluciones al problema. Posteriormente, en 1997, Kyoto (Japón), la cumbre sienta las bases para la concreción del compromiso de reducir las emisiones un 7% en la década siguiente, compromiso que habían alcanzado los países que se reunieron en Río cinco años antes. En 1998, los países industrializados aumentaron sus emisiones hasta un 10%, entre ellos, EEUU sobrepasó los límites aumentándolas más de un 20%. Para evitar los controles, muchos de estos países han trasladado sus fábricas a naciones en vías de desarrollo, donde las emisiones están creciendo a una media de un 6% anual. Se acordó la reducción de emisión de gases a un 5,2% sobre los niveles de 1990. La Unión Europea, se comprometió a reducir un 8% la emisión y EEUU un 7%. En noviembre 2000, en La Haya (Holanda), se celebró la IV Conferencia de las partes del Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, con la participación de 184 países. Europa y EEUU rompieron su diálogo, al subrayar sus discrepancias sobre cómo determinar los métodos de reducción de la emisión de gases contaminantes. Los sumideros, término asignado a la capacidad de absorción de CO2 por la vegetación, y la forma de contabilizar ésta absorción frente a las emisiones fue el principal escollo que encontraron las negociaciones. La IV Conferencia de las partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (II parte), celebrada en julio 2001, en Bonn (Alemania), finalizó sin establecer las sanciones y determinar el órgano encargado de la aplicación de las decisiones y establecer las excepciones a ésta. Además, la UE reitera la convicción de que deberá tener un papel protagonista en el movimiento internacional de lucha contra el cambio climático. En este evento fueron expresadas las reservas de las empresas norteamericanas, que temen verse perjudicadas por la tecnología propia y la eficacia energética, si su país no aplica el protocolo de Kyoto, y propuso, se apoye la respuesta de la sociedad civil estadounidense, celebrando en los EEUU la conferencia de las Partes Contratantes prevista para 2003.

La reunión en Marrakech (Marruecos), en noviembre de 2001, donde participaron 167 países, logró un acuerdo en torno a un texto jurídicamente vinculante que traducía el acuerdo político alcanzado en Bonn. Se obtuvieron avances importantes, gracias al apoyo finalmente obtenido de Rusia y Japón, dos socios fundamentales para que el protocolo pudiera ser ratificado por un número suficiente de países, es decir 55 países que totalizan al menos un 55 % de las emisiones totales de gases. El compromiso obtenido permitirá obligar a 38 países industrializados a reducir en un 5,2 % sus emisiones totales de gases de efecto invernadero entre 2008 y 2012, con relación al nivel alcanzado en 1990.

La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible, también denominada Río + 10, que se realizará en Johannesburgo, Sudáfrica del 26 de agosto al 4 de septiembre de 2002. La Iniciativa Río + 10, tiene como objetivo, superar los obstáculos en la ejecución de la Agenda 21 aprobado en 1992, en especial las incertidumbres financieras, promover la participación del sector privado y de la sociedad civil e impulsar modelos de desarrollo sustentable.

El proceso de preparación del temario de la Cumbre de Johannesburgo tuvo como preámbulo, cuatro conferencias preparatorias, tres en Nueva York y una en Bali. Estas reuniones, conocidas como "prepcom" sirvieron para definir la agenda de Río + 10 y negociar anticipadamente el contenido de los documentos que podrían suscribirse. El agua, saneamiento, energía, salud, agricultura, y diversidad biológica: son los cinco tópicos fundamentales en que pueden y deben obtenerse resultados concretos en la Cumbre de Johannesburgo, según Kofi Annan, Secretario General de la ONU.

EEUU firmó el protocolo de Kyoto bajo el mandato de Bill Clinton, sin conseguir la ratificación, debido a la hostilidad del Senado, en tanto el presidente George W. Bush rechaza los objetivos contenidos en el protocolo y exige, que se incluya en esta primera fase de medidas a los países en vías de desarrollo (China, India y Brasil), la decisión de Bush de abandonar el protocolo de Kyoto, al que considera "poco realista y sin fundamentos científicos", ha despertado una fuerte oposición de los países de la UE. La medida más impopular fuera de su país, y no así dentro de él. Este tipo de medidas a favor del medio ambiente son fácilmente ejecutables en períodos de prosperidad económica, que en estos momentos está amenazada, como lo indica el bajo crecimiento económico de los EEUU.

La Comisaria de Medio Ambiente de la UE Margot Wallström, definió la posición como difícil, el cambio climático no es una cuestión ambiental, que pueda considerarse menor y que, pueda ser ignorada o minimizada; es un asunto relacionado con el ambiente, con el comercio internacional y la economía global. Los países del llamado grupo paraguas (Japón y Australia), aliados de EEUU, expresaron sus críticas y se han distanciado de la postura de Bush. Continuaremos pidiendo a EEUU, que intente aplicar e protocolo, afirmó un portavoz del gobierno japonés, entretanto, el ministro australiano de Medio Ambiente, Robert Hill, afirmó que mantiene la esperanza de que el protocolo sobreviva, pese a la postura de Bush.

El reconocido economista estadounidense Jeffrey Sachs, director del influyente Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, sostiene que no existen razones políticas, éticas ni prácticas para que EEUU cometa el gran error, de quedar fuera del Protocolo de Kyoto, ya que EEUU cobija el 4% de la población mundial, y sin embargo es el principal emisor, aportando el 25% de los gases contaminantes causantes del efecto de invernadero. El también consejero de Kofi Annan, considera que EEUU no valoriza el costo, de poner en riesgo al resto del mundo. No es sólo un problema interno, ya que si se altera el clima, las consecuencias las sufrirá todo el mundo. Sachs considerado un "gurú" de la economía occidental, esta de acuerdo en fijar impuestos a las emisiones de carbono, como mecanismo para elevar el precio del uso de los combustibles fósiles, considera ésta la manera más efectiva de encauzar el problema. La cumbre de Johannesburgo, está cercana a tener éxito, pese a que Estados Unidos y tal vez otras naciones decidan no participar. Todos los otros grandes países deben ratificar el acuerdo para hacer fuerza sin EEUU.

EEUU es el más pequeño donante de los estados cooperantes, ya que aporta sólo 0,1 % de su PIB, en tanto, los europeos brindan en promedio 0,3 %, e, incluso, algunos de ellos como Suecia, Noruega y Dinamarca aportan 0,7%. El ministro de Medio Ambiente de Brasil, José Carlos de Carvalho ha afirmado, que el mundo industrializado, ha reducido su ayuda al desarrollo a países pobres de 0,3 a 0,2 por ciento de su producto interno bruto.

La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible de Johannesburgo tiene como meta reforzar los compromisos de la Cumbre de Río y acordar una agenda global que incluya acciones concretas, y mecanismos para medir el cumplimiento de metas en el campo del desarrollo sostenible. Esta vez, el debate tiene como componente adicional la presencia visible del fenómeno conocido como globalización, y las demandas para abordar con mayor énfasis problemas sociales, como los de pobreza, salud y educación. Así también, la cumbre de deberá conseguir avances concretos, con los países interesados en alcanzar logros para frenar los efectos mundiales del Cambio Climático. Para que, a través de los modelos implementados para lograr el tan deseado desarrollo sustentable, y se adquieran mejoras en el entorno social, económico y ambiental, en el ámbito global, como ha ocurrido desde la cumbre de Río de Janeiro a Johannesburgo.

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