Por Javier Cobela
Se desperdicia la oportunidad de quebrar la insostenible tendencia actual en la movilidad urbana de Alicante: coches, más coches y muchos más coches. Se opta por "enterrar" a los ciudadanos que quieran usar el tranvía para que no molesten, diseñando incluso una superficie comercial subterránea.
Réquiem por un tranvía
El proyecto básico del Tranvía de Alicante fue expuesto al público en julio de 2000. Ahora está en exposición pública un segundo proyecto básico referido exclusivamente al tramo del tranvía entre la Estación MARQ y la Estación RENFE debido a las modificaciones introducidas a última hora.
Este segundo proyecto ignora las alegaciones presentadas al primero por Ecologistas en Acción y las presentadas por Esquerra Unida. Sin embargo sí recoge las reclamaciones del Ayuntamiento de Alicante, basadas en que el trazado en superficie no era viable por el intenso tráfico que soportan las avenidas Alfonso el Sabio y de la Estación. Así, la nueva solución consiste en prolongar el túnel previsto bajo el Benacantil hasta la Estación RENFE. En total se trata de 2000 metros de túnel de doble vía y tres estaciones subterráneas: MARQ, Mercado Central y Luceros. La construcción de la estación del Mercado Central obliga a demoler una gran parte del aparcamiento subterráneo de Alfonso el Sabio. Para compensar la pérdida de plazas se proyecta un nuevo aparcamiento subterráneo afectando, una vez más, al Benacantil.
En nuestra opinión, si el primer proyecto tenía el gran defecto del túnel bajo el Benacantil (caro y con incertidumbres sobre cómo afectaría al Castillo), no cabe duda que este segundo proyecto básico es absolutamente nefasto.
En primer lugar, se trata de una solución enormemente cara: el coste de los 14,5 Km de toda la línea desde RENFE a Campello se presupuestó en 117 millones de euros (casi 20.000 millones de pesetas) mientras que ahora, tras los cambios promovidos por el Ayuntamiento de Alicante, hace falta prácticamente todo ese dinero (106 millones) para construir tan sólo 2 Km entre el MARQ y RENFE.
Por otro lado, las estaciones subterráneas ofrecen escasa accesibilidad pues se proyectan a 13 metros de profundidad (equivalente a un edificio de cinco pisos) obligando a largos recorridos y pérdidas de tiempo para llegar hasta el tranvía. Además está previsto que se construyan a cielo abierto; provocando insufribles molestias a todos los ciudadanos durante años en puntos estratégicos de la ciudad. Los ciudadanos de Alicante estamos hartos de tantas obras por doquier y, si una obra es prescindible, sencillamente no debe hacerse.
En definitiva, el proyecto es claudicante ante el tráfico motorizado, privado e individual puesto que la modificación se proyecta para no alterarlo. Se desperdicia la oportunidad de quebrar la insostenible tendencia actual en la movilidad urbana de Alicante: coches, más coches y muchos más coches. Se opta por "enterrar" a los ciudadanos que quieran usar el tranvía para que no molesten, diseñando incluso una superficie comercial subterránea.
En toda Europa, incluidos los proyectos de Barcelona y Bilbao, el tranvía se concibe y construye como un medio de transporte urbano eficaz, con bajo consumo de energía por viajero transportado, que no emite gases ni apenas ruido en la ciudad, cómodo y amable para el usuario, 100% accesible a las personas de movilidad reducida; en definitiva, como una herramienta para devolver el protagonismo al ciudadano en una ciudad más amable, desplazando al agresivo y voraz coche. Pero para aprovechar ese potencial es necesario diseñar el tranvía con la convicción de que debe constituir esa alternativa, aprovechando su implantación para reformar la ciudad a su paso, haciéndola más habitable.
En Alicante, ofrecer un transporte público de calidad y limitar los desproporcionados privilegios (de derecho y también de hecho) que tiene el coche permitirían reducir la contaminación, el ruido, los accidentes, el espacio destinado al transporte y la discriminación social. Además, se conseguiría una sensible mejora de la eficiencia y la eficacia de la movilidad urbana.
Sin embargo, el Ayuntamiento y la COPUT han optado por una obra despilfarradora, agresiva con el Castillo Santa Bárbara, cuya ejecución causará molestias enormes y que reincide en un modelo de movilidad urbana insostenible.
Con tanta obsesión por enterrarlo, el tranvía va a nacer prácticamente muerto. Sólo falta componer el réquiem para la misa del difunto tranvía.
* Artículo de opinión escrito por Javier Cobela, miembro de Ecologistas en Acción del País Valencià, que ha sido publicado en el diario "Información" de Alacant-Alicante)