Por el ICEPH
En conjunto, el cultivo ordenado de estas variedades puede llegar a mejorar la disponibilidad alimentaria de la zona, y podrían ser una oferta importante en el plano de la soberanía alimentaria, ya que se trata de cultivos que pueden sustentarse sin dependencia de las multinacionales de la semilla y los agroquímicos.
Mediante su Programa Rural, está desarrollando distintas experiencias dirigidas a mejorar la alimentación de las familias campesinas del área abarcada por las acciones. En la mayoría de los casos se trata de aplicar innovaciones apropiables; en verdad, la propuesta básica es probar en forma grupal variedades vegetales que se adapten fácilmente, mediante tecnologías sencillas. Un rubro fundamental de estas experiencias es la recuperación de cultivos olvidados o descuidados en la región. En ese sentido distinguimos tres tipos: variedades nativas (quinua, papas silvestres), variedades importadas, aprovechadas y después abandonadas (por ejemplo los cereales) y variedades que proliferan en forma desordenada, como es el caso de las grosellas.
En conjunto, el cultivo ordenado de estas variedades puede llegar a mejorar la disponibilidad alimentaria de la zona, y podrían ser una oferta importante en el plano de la soberanía alimentaria, ya que se trata de cultivos que pueden sustentarse sin dependencia de las multinacionales de la semilla y los agroquímicos. Esto sería factible si se realiza un avance gradual en la obtención local de material para la reproducción. En la ejecución de esta propuesta es destacable el trabajo que se lleva a cabo en el campo de la familia Rosales, en plena meseta patagónica.
Allí, de ser una "experiencia adaptativa" la quinua fue incorporada como cultivo regular. Sembrando en Anecón Chico Cristian Rosales y su familia integran el grupo Cañadón Barullo, que se conformó en el marco del programa Rural de ICEPH. Su campo está ubicado en la zona de Anecón Chico, cerca de la localidad de Clemente Onelli, Río Negro. Es una zona árida, a unos mil metros sobre el nivel del mar, con temperaturas invernales de hasta 30º bajo cero. Cristian es un campesino joven y dispuesto a permanecer en el campo. El establecimiento, tradicionalmente, estaba dedicado a la producción lanera, pero desde que Cristian se integró al programa de ICEPH se volcó con entusiasmo a diversificar la producción.
En tres años de trabajo, esta diversificación sumó producción de grosellas, orégano, alfalfa, avena, y, como experiencia singular, quinua (Chenopodium quinoa; CHENOPODIACEAE. Nombre común "quinua", "achita", "canigua", "quinoa", "trigo inca") Este pseudo cereal, considerado por la FAO como una de las plantas andinas de mayor valor nutritivo, no es nuevo en la región; hay registros de su siembra y consumo hasta la década de 1920. En la actualidad se la puede encontrar como planta silvestre, que muchos campesinos consideran un "yuyo". Plantación de quinua en el segundo año de la experiencia.
La semilla que arrancó la experiencia fue provista por ICEPH en una pequeña cantidad, proveniente de Temuco, Chile, y fue sembrada en la primavera de 2001. En principio, había fuertes dudas sobre las posibilidades del cultivo, dado que el origen de las semillas era una región con condiciones agroecológicas muy diferentes; además, no se conocen otros proyectos similares en la región. Pero los resultados fueron óptimos; no sólo las plantas se desarrollaron perfectamente, sino que también fue alentadora la actitud de la familia Rosales, que incorporó una rápida capacitación sobre su uso: por ejemplo, el proceso previo de quitarle el amargor, lo que se hace mediante un lavado manual.
En la actualidad, Cristian cuenta con una parcela sembrada más importante ( obtenida a partir de la propia semilla), previéndose una cosecha relevante de grano para consumo y semilla. Para los Rosales, la quinua ya es un componente de la dieta familiar (aprovechando granos y hojas, y siguiendo una serie de recetas tradicionales) o de la alimentación de animales de corral, entre lo que se destaca el comienzo de una cría de choiques (ñandú, avestruz patagónico.
El 28 de febrero se realizó un taller en el predio familiar, con participación de integrantes del Programa Rural de ICEPH. El campo de la familia Rosales quedó definido como unidad demostrativa de las ventajosas posibilidades que ofrece la diversificación productiva, con respecto a la monoproducción lanera. En esa ocasión, varios de los participantes expresaron su interés en ser multiplicadores de la experiencia de la quinua en sus campos.
La quinua en la Patagonia parecía perdida... ahora puede recuperarse y aportar su granito a la seguridad alimentaria y la sustentabilidad ambiental. El Programa Rural de ICEPH se ejecuta en áreas campesinas de la Patagonia argentina, en zonas de las provincias de Río Negro y Neuquén. Está integrado por el proyecto Alternativas Productivas en Áreas Campesinas de la Patagonia, el Programa de Mejoramiento de la Vivienda Rural, y PIDAASSA, Programa de Diálogo, Asesoramiento e Intercambio en Agricultura Sostenible y Seguridad alimentaria. "Alternativas productivas... y PIDASSA son posibles por la cooperación de Brot fur die Welt, de Alemania.
* Fundación ICEPH /Instituto Cordillerano de Estudios y Promoción HumanaPrograma Rural
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