Impacto Ambiental: Problema Interdisciplinario

Por Benjamín Page

El desarrollo de la humanidad ha girado en torno al uso del medio físico y al comportamiento en comunidad y/o sociedad del colectivo. Hoy en día este comportamiento social de comunidad se ve atacado por la predominancia de conductas individualistas, las que son propias de la modernidad.

Para poder evaluar el impacto ambiental de las obras, es necesario aclarar ciertos conceptos. Lo primero que se debe tener claro es que el término “ambiente” corresponde a un todo: lo que nos rodea y a nosotros mismos; una vez comprendido esto, es posible pensar en definir las obras como diferentes actividades a realizar con determinados medios persiguiendo un fin definido, normalmente orientado al lucro particular.

Como puede apreciarse ya tenemos más de una dimensión en la evaluación ambiental, por un lado está el tema ambiental, por otra parte tenemos una componente económica y por último está la ética. De estas tres es posible definir el marco que encarrilará durante el estudio de los EIA.


Es posible desprender que la economía se preocupa de satisfacer necesidades de los seres humanos; en términos ambientales, es posible aseverar que el mundo tiene un carácter finito; y en términos éticos, es necesario analizar el valor de los recursos naturales así como el derecho que tienen las futuras generaciones de disponer de cierto ambiente para mantener su calidad de vida.

La pregunta del millón es si son compatibles un ambiente finito con unas necesidades humanas que se plantean como ilimitadas, pero luego del análisis, es posible definir que claramente el mundo y todo lo que en él existe, es finito, no así las necesidades humanas, ya que por sobre el umbral de satisfacción de las necesidades básicas se pasa a hablar de deseos, los que sí son infinitos, adentrándonos en el tema ético ya que este ambiente que es finito, no es nuestro y no debe alcanzar a satisfacer nuestras necesidades vitales sino que debe también ser capaz de asegurar la satisfacción de las necesidades de las futuras generaciones.

En este sentido, al enfocar la economía desde una perspectiva ambiental, esta debe preocuparse de satisfacer las necesidades humanas (de todos), y no sólo de la avidez humana de algunos.

El hecho de vivir en un mundo finito nos lleva a ubicarnos en la perspectiva de satisfacer las necesidades vitales nuestras permitiendo la satisfacción de las necesidades vitales de las generaciones futuras.

Ahora, si bien es cierto que debemos validar los fines, resulta necesario validar los medios también, entendiendo por validación que es una elección a la que se ha llegado por un consenso de las alternativas socialmente evaluadas por diferentes mecanismos sociales en la que han participado todos los actores sociales. Se debe aclarar que cuando se refiere a los fines y los medios que se utilizan para evaluar socialmente la actividad económica, se está apuntando a aquellos que directamente presentan algún tipo de conflicto con la sustentabilidad de los recursos.

Resulta necesario esclarecer que el desarrollo de la humanidad ha girado en torno al uso del medio físico y al comportamiento en comunidad y/o sociedad del colectivo. Hoy en día este comportamiento social de comunidad se ve atacado por la predominancia de conductas individualistas, las que son propias de la modernidad. El problema final radica en que mientras mayor fuerza tengan los intereses individualistas en desmedro de los comunitarios, mayor libertad se dará para la satisfacción de deseos que poco tienen que ver con las necesidades comunitarias.

En estas líneas se debe incluir la racionalidad ya que existen diferentes usos de la razón, por ejemplo, en el uso instrumental se puede utilizar la razón, para lograr un objetivo o un fin utilizando los medios adecuados para ello. Al enfocar esta problemática al análisis económico resulta caótico ya que desde este punto de vista, sólo se persigue la maximización de los fines sin considerar otras motivaciones. Este análisis debe complementarse con la evaluación de los medios, en donde resulta interesante verificar que los medios que se utilizan para alcanzar fines razonables, también lo son. De esta forma podemos concluir que la evaluación de los fines que perseguimos, cuando está en juego el ambiente, está condicionada a nuestra formación cultural.


Al relacionar economía, ética y ambiente, resulta a lo menos irresponsable pensar que las modificaciones ambientales puedan diferenciarse en reversibles e irreversibles. En medio se ubican una serie de valores, riesgos, incertidumbres, todas relacionadas con los efectos que pueden generar acciones presentes que puedan afectar efectos futuros. De esta forma resulta claro establecer que así como se encuentra el ambiente, es el resultado de las acciones de generaciones anteriores, y el principio que debiera reinar es el de usufructuar y no de apropiarse de los componentes del medio físico, para asegurar los medios para que futuras generaciones dispongan de al menos el mismo ambiente del que hoy contamos. Esto es muy difícil de establecer ya que –lamentablemente- la visión de “rey del universo” existe. En el otro extremo encontramos a quienes dicen que todo sobre el planeta es susceptible de trato moral ya que posee valor intrínseco.

Nos damos cuenta de que la problemática ambiental, posee entonces, un carácter intersectorial, ya que no se acota a un solo sector, lo que puede apreciarse en la amplitud de las ciencias ambientales: ciencias naturales, ciencias sociales, derecho, economía, etc…pero en ninguna de ellas, el tema ambiental es abordado de forma transversal a las políticas ni a las áreas del conocimiento.

Analizando los argumentos expuestos, resulta razonable pensar en exigir un cuidado del ambiente en pro de las generaciones futuras, pero debemos proporcionar los medios para ello. Para ello, se debe aplicar racionalidad en la evaluación para elegir los fines y los medios que permitan evaluar las acciones económicas que pudieren afectar el ambiente, con el objetivo de lograr los fines con estos determinados medios, fundamentando objetivamente cada uno de ellos, de manera de fomentar las actividades económicas que afecten lo menos posible el ambiente, llegando a ser condicionantes en los tipos de proyectos que puedan o no desarrollarse, enfocándose en aquellos que innecesariamente afecten el ambiente y/o puedan afectarlo irreversiblemente. EcoPortal.net

* Benjamín Page D.
Ing. Forestal Ms Ing. Ambiental