Las cooperativas cañeras y su transición a los sistemas sostenibles

Por Dr. Felipe Andrés Hernández Pentón

La economía cañera continuará siendo un subsector importante dentro de la agricultura cubana, a pesar de la notable reducción del área total dedicada a este cultivo, y el cierre de una parte importante de las fábricas. La mayor parte de esta agricultura se encuentra organizada en forma de cooperativas, llamadas Unidad Básica de Producción Cooperativa, o UBPC.

Introducción


La economía cañera continuará siendo un subsector importante dentro de la agricultura cubana, a pesar de la notable reducción del área total dedicada a este cultivo, y el cierre de una parte importante de las fábricas.

La mayor parte de esta agricultura se encuentra organizada en forma de cooperativas, llamadas Unidad Básica de Producción Cooperativa, o UBPC.

El autor realizó su Tesis Doctoral en Gestión Ambiental y Desarrollo Sostenible por medio de un proyecto conjunto entre las universidades de Girona, España, y la de Matanzas, en Cuba. Este artículo, y otros que se enviarán son resúmenes parciales de algunos capítulos y/o epígrafes de dicha investigación.

1.- Cooperativismo y modelo socialista.

Es a todas luces la confusión, o la interpretación estrecha de las ideas tardías leninistas sobre la cooperación, lo que condujo a una práctica, en el extinto “campo socialista” de crear cooperativas con pequeños productores para “solucionar” las contradicciones de estos con la propiedad social socialista (o de todo el pueblo) y en el caso específico del agro, “solucionar” el llamado problema agrario campesino.

Esta visión de Lenin (1976) propugnaba al cooperativismo como vía fundamental para la construcción del Socialismo, bajo la premisa marxista de la paulatina fusión del individuo como productor y propietario. En este caso, sería la posesión colectiva de los bienes bajo monopolio de la sociedad, representada por el Estado.

Se vislumbraba ya (durante la Nueva Política Económica) que la identificación de la propiedad social socialista con el Estado propietario- gestor en la cadena verticalizada de decisiones y el mercado sujeto a vaivenes imprecisos, conducen a un alejamiento del propio ideal del sistema a construir, con hombres libres y cada vez menos enajenados.

El asunto parece haber quedado sin terminar, pues estas ideas de cooperación en la nueva sociedad, si bien encierran nuevos valores y procesos, deben ajustarse a precisar a qué conducen finalmente.

Una reconocida autoridad en el tema, el Doctor Víctor Figueroa planteaba: “El control del excedente económico y su manejo por el Estado con destino a la acumulación y el consumo sólo es posible en estas circunstancias si se organiza la cooperación y la regulación de las relaciones económicas determinantes del movimiento económico” (Figueroa, 2001 a, p.9). Mas adelante el autor ejemplifica cómo las reformas modernas (comenzando por la china) con sus cambios en la empresa estatal, etc, se acercan a una revalorización de los principios sustentados por la Nueva Política Económica de Lenin bajo la realidad actual.

Esto puede confundir, y de hecho traslada a la misma polémica de los años 20 en la Unión Soviética al dejarse el asunto ambiguamente, o en el mejor de los casos sin acabar, por haber fallecido su principal artífice en un momento crucial.

Si la empresa estatal transita (obviando el estadío alcanzado) hacia la competitividad en sus variantes básicas, con un nivel de autonomía adecuado al momento y los incentivos funcionan, entonces se fortalece la llamada “socialización real” (según el propio Lenin); lo que unido a las oportunidades de una política social impregnada de nuevos valores; en última instancia se avanzaría más en la creación de una sociedad distinta y mejor.

Esta lógica que parte de la eficiencia, necesita un correspondiente desarrollo de las relaciones mercantiles- monetarias. En la tradición marxista de pensamiento aún hoy no existe una línea teórica coherente para ubicar definitivamente el mercado y “qué hacer” con él. Constituye uno de los nudos teóricos a tratar en la construcción y proyección de un” Socialismo para el siglo XXI”.

Sin embargo, lo planteado en estos dos últimos párrafos no significa que la empresa sea una Cooperativa, tal y como funcionan bastante consolidadas desde 1844.

La cooperación como elemento a fortalecer en el nuevo espectro de las relaciones globales de producción, es una cosa, y las cooperativas, como organización, escalas, y tonalidad de valores, es otra.

El modelo teórico soviético oficial postleninista las contemplaba como una forma de la propiedad social socialista, pero menos socializada, con mayor interés de grupo (por ser propiedad colectiva), como al pequeño necesitado de tutelaje, ya que se forman por clases sociales aliadas más retrógradas (campesinado en las variantes expuestas por Lenin).

Desde luego, el caso soviético fue extremo por el carácter forzoso de la cooperativización, violando el principio de voluntariedad, enunciado por el propio Lenin.

Sin que el rumbo reflexivo conduzca a especulaciones innecesarias, las cooperativas de corte leninista , reactualizadas al mundo de hoy, en sus valores y principios se asemejan a los que sostiene la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), por lo menos con la Declaración de Manchester 1995.

No significa esta idea que todo lo llamado cooperativa, lo sea verdaderamente. Es una compleja red de grupos, desde el ya gigantesco Mondragón de España hasta cualquier pequeña asociación de consumidores, campesinos, etc.

Los valores y principios, aplicados en las peculiares condiciones de la agricultura están en especial consonancia con el paradigma del agroecosistema sostenible por el mayor vínculo hombre- naturaleza que se opera en este sector. Es menester recordarlos.

Valores:

* Autoayuda.
* Autoresponsabilidad.
* Democracia.
* Igualdad.
* Equidad.
* Solidaridad.
* Honestidad.
* Transparencia.
* Responsabilidad social.

Principios:

* Voluntariedad y membresía abierta.
* Control democrático real.
* Participación económica.
* Autonomía y autosuficiencia.
* Educación e información a los miembros.
* Cooperación intercooperativas.
* Compromiso comunitario por el Desarrollo Sostenible.

Las formas cooperativas de la agricultura cubana pueden y deben propiciar el Desarrollo Sostenible por las potencialidades de fomentar el apego del hombre a la tierra (con independencia del tipo de cooperativa), por la voluntad política explícita del Estado, y por ser simplemente la economía agrícola dominante hoy.

2.- La economía UBPC en Sancti Spíritus.

Esta cooperativización “desde arriba”, con definición y fiscalización gubernamental sobre la selección de cultivos y los precios de compra estatales, plantea en sus documentos fundacionales la autonomía en la gestión, el autoabastecimiento alimentario del colectivo, el mejoramiento del nivel de vida en general, la definición rigurosa de la estimulación por los resultados finales, la vinculación del hombre al área de tierra como incentivo al interés y la responsabilidad, y el ejercicio democrático de los miembros.

El proceso ha sido más rápido en la agricultura cañera, permitiendo incluso la entrada de asociados dueños o poseedores de pequeñas parcelas adicionales (conucos) y también el otorgamiento de parcelas individuales en usufructo gratuito a otros asociados; lo que debe suponer actualmente una fuerte repercusión en la conformación de los ingresos.

Las dimensiones de estos sujetos cañeros son considerables (en parte por procesos de fusión), observándose una elevada cantidad de área por hombre frente a la sombría realidad del déficit crónico de fuerza laboral estable; que conduce a la contratación frecuente de obreros asalariados temporales de las zonas y hasta procedentes de las provincias orientales. En este sentido, se generan erogaciones adicionales por concepto de avituallamientos y se desarrollan relaciones económicas ajenas al modo cooperativo.

Función de producción y economía agrícola heterogénea en Sancti Spíritus.

El comportamiento provincial no difiere mucho del nacional, dominando los cultivos permanentes, en contraste con los aún reducidos cultivos temporales, imprescindibles para la dieta familiar.

A las UBPC se transfirió casi íntegro el esquema de producción de las antiguas empresas estatales estableciéndose “rígidas medidas de control a fin de que no se promuevan cambios en esta materia por iniciativa de las cooperativas que afecten las proporciones agroindustriales y agroalimentarias establecidas por el plan de la economía” (Figueroa, 2001 a, p.31).

Actualmente, con la nueva reforma de la economía cañera se pretende diversificar vastas superficies con la eliminación y transformación de áreas de caña, lo que no niega que se mantengan las UBPC especializadas a fin de continuar abasteciendo las fábricas que no desaparecen, como es en este caso el Complejo Agroindustrial (CAI) Melanio Hernández, donde se desarrolló un Estudio de Caso.

Las UBPC cañeras necesitan diversificar su cartera de negocios con una filosofía productiva que contemple la combinación agroindustrial y agrocomercial, los servicios y las economías puramente no agrícolas, aprovechando recursos locales, desechos, etc.; donde las reservas para la industria doméstica rural son grandes y no consideradas.


El balance global (por su dimensión) del espectro de la economía agropecuaria ilustra sobre la caracterización ya expuesta, destacándose la carga alimentaria a satisfacer por el llamado sector campesino (privados y Cooperativas de Producción Agropecuarias o CPA) y la gran especialización de las UBPC y el Estado.

Si bien algunas organizaciones como la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) clasifican de ese modo a los productores, se esconde tras ello la lógica de ver las CPA como “campesinas”, a diferencia de las UBPC que son “proletarias”.

Teóricamente las UBPC se asemejan a las CPA, y estas últimas tampoco son ya tan campesinas. En algunas regiones las tierras entregadas en usufructo a las CPA son mayores en cantidad que las tierras aportadas por los antiguos propietarios. Ya hoy el origen social de unas y otras es muy diverso (Donézteves y Fajardo, 1997). El proceso de creación del tan preconizado “sentimiento de dueño” es muy joven e inmaduro, necesitado de cambios organizativos, legales y mentales.

Las culturas de las prácticas conservacionistas del pequeño productor particular, obviando cuanto se haya podido transformar, es lo mínimo alcanzable por las cooperativas para acercarse a la teoría marxista de la propiedad social como una nueva forma de propiedad individual.

Cuadro 1. Provincia de Sancti Spíritus, superficie agrícola y su uso por formas de tenencia, cierre del 2006, en %.
Sectores. %
Total provincial 100
Estatal 13
UBPC 55
Llamado sector campesino (1) 32
CPA 9
Cooperativas de Créditos y Servicios 17
Campesinos diversos 6
Otros Cifra despreciable.

Fuente: ANAP provincial

En cuanto a la estructura por rubros, la caña de azúcar procede de las UBPC especializadas en más del 68 %, el resto es mayormente de las CPA cañeras, ya que la producción de los privados es insignificante.

Los rendimientos por área en caña permanecen bajos comparados con la década de los 80, ejerciendo la reducción de los insumos el rol principal; al no ser aún sustituida su escasez por una agroecología eficiente. Desde luego que otros fenómenos también gravitan en estos resultados, los que se tratarán más adelante en otras fases de la investigación. También los rendimientos en muchas producciones diversas están lejos de la media provincial, evidenciándose la alta eficiencia relativa del sector privado, y parcialmente las CPA y las Granjas Militares del Estado.

Cuadro 2: Total UBPC, participación en algunas producciones y en lo rendimientos físicos específicos en relación con el rendimiento medio provincial usual de quintales por caballería de tierra (todo en %).
Cultivos Participación Rendimientos
Papas 23.7 117
Boniato 5.8 40
Malanga 2.0 42
Yuca 5.0 39
Tomate 2.7 24
Cebolla 0.4 33
Ajo 0.3 18
Calabaza 3.1 28
Pepino 1.9 13
Col 0.7 11
Arroz 67,0 102
Maíz 2,7 17
Frijoles total 3,3 22
Tabaco 1,1 17
Plátanos total 3,7 22

Fuente: Calculado a partir del modelo 0333-06 de la Oficina Nacional de Estadísticas de Sancti Spíritus.

Las seis UBPC cañeras del CAI Melanio Hernández (previo a la Reforma actual) de forma general no difieren mucho del comportamiento global para el subsector en los últimos años. O sea, la mejoría ha sido discreta. Se manifiestan fenómenos preocupantes como:

* Déficit de fuerza de trabajo, con cerca de un socio por caballería de tierra.

* Elevada contratación de asalariados en numerosas entidades atentando contra la autosuficiencia laboral (a veces más del 50 % de los trabajadores).

* Envejecimiento de los asociados sin seguridad de sustitución estable.

* Bajos rendimientos productivos.

* Problemas de incentivos, participación y autonomía de gestión (exceso de tutelaje por la Empresa Azucarera).

* Graves dificultades de suministros.

En el último Balance de Tierras previo a los cambios actuales las UBPC abarcan casi el 90 % de todas las áreas cañeras del CAI, por lo que la superespecialización productiva no ocurre solamente hacia el interior de las mismas. Calculando a partir de los datos en Planificación Física:

Cuadro 3: Aprovechamiento del área agrícola por tipo de economía (en % del área agrícola).
Tipo Caña Otros Cultivos Pastos Naturales Ociosas
Total UBPC cañeras 87,5 3,5 2,6 6,4
De ello Tuinucú 95,2 3,7 0,6 0,5
Total CPA cañeras 77,6 11,3 6,8 4,1
Total Estado 8,1 49,9 42,0 —————-
Total CCS 16,4 58,4 25,2 —————-
Total Usufructo ———— 100,0 —————— —————-

Los cambios han permitido la entrada a la órbita del CAI de dos UBPC (Guayos y Cabaiguán) y el traslado de las UBPC Cartaya y Mercedes al CAI Uruguay del municipio Jatibonico.

La “sociedad” de la Sociedad cooperativa. Economía y sociología.

En otro contexto se mencionó la necesidad de fortalecer el interés mutuo, la confianza, el compromiso colectivo y la solidaridad.

Antes de profundizar en el Estudio de Caso, por las propias entrevistas y observaciones se manifiestan hechos que atentan contra estos principios de base:

* No correspondencia de los resultados con los ingresos.

* Cierto exceso de paternalismo.

* Igualitarismo excesivo vs. desigualdades injustificadas.

La composición y situación social tienen sus efectos conocidos en la equidad y homogeneidad socioeconómica que se persiguen. Aquí se debe tomar en cuenta la existencia de economías adicionales (conucos) en parte de los socios y el empleo extracooperativo que se torna prácticamente incompatible con la esencia de la entidad.

La elevada asalarización de una porción de la fuerza de trabajo (contratada) conduce a la intervención de personas con probablemente menor propensión conservacionista, la aplicación de métodos obreristas- industriales, una mayor rigidez en la división del trabajo (al no enriquecer la existente), la apropiación de plusvalor no redistribuido en forma de utilidades (“explotación cooperativa” según Figueroa, 1997), la preferencia por ajustes productivos orientados a tareas menos consumidoras de trabajo y a menores resultados productivos por parte de las fuerzas ajenas.

Los contratados organizados y los eventuales, si bien cubren ineficientemente el déficit local de trabajo, no gozan de positiva reputación por parte de varias administraciones, según plantean varios directivos.

Autosuficiencia alimentaria:

Un tema esencial de la sostenibilidad radica en un balance alimentario correcto en sus parámetros dietéticos, como en la menor dependencia posible de fuentes de abasto.

En el conglomerado rural cubano tuvo prioridad “asegurar la comida propia”; no sólo en los campesinos privados, sino también en los “obreros con tierra” (conucos) y otros sujetos intermedios. Como es lógico, esta realidad se reproduce parcialmente en ambos tipos de cooperativas.

Para más del 50 % de trabajadores y administradores entrevistados durante la zafra 2000-2001, el llamado autoconsumo fue la primera motivación para ingresar a la UBPC cañera. También su deficiente funcionamiento ha sido causa de frecuentes decepciones y salida de personal. En Villa Clara para más del 89 % de los miembros el problema fundamental ha sido la insuficiencia del autoconsumo por la falta de esquemas integrales ajustados a las características concretas de cada lugar y a la mentalidad de las gentes (Figueroa, 2001 a).

El autosostenerse en lo posible es un hecho cultural y casi siempre fue una necesidad, quizás excepcionalmente durante los años 80 cuando se efectuaban masivas importaciones de alimentos. En esa época la economía del pequeño campesino privado mantuvo en esencia esa filosofía, aunque sí influenciado por los métodos de la “Revolución Verde”.

En las UBPC (como en las CPA) predomina el modo colectivo de producir para el autosustento con áreas de tierras previstas. También está bastante propagado el “conuco familiar”. Es menester recordar que para estimular la incorporación de miembros a las UBPC cañeras no constituye un obstáculo ser “conuquero”.

Esta situación dicotómica áreas colectivas- parcela individual constituye una fuerte explicación de lo concerniente a la equidad y la igualdad social hoy.

Tampoco debe obviarse que el Estado al ceder tierras a privados (no asociados) en usufructo exacerba en las personas no tenedores el deseo de poseer una parcela.

También la llamada “vinculación del hombre al área” en muchas partes apenas se aplica y en otras cooperativas se ha convertido en una forma de parcelación individual, cuasifamiliar o familiar, hacia el interior de la propia cooperativa. Aparecen contradicciones referidas a los distintos efectos del trabajo según la calidad del terreno, al registro de los costos, a las consecuencias redistributivas del autoconsumo, a las relaciones personales con los responsables que asignan los terrenos, etc.

“La práctica ha puesto en evidencia que no siempre el enfoque colectivo ha sido asimilado y mucho menos que en todas las circunstancias sea el mejor y más útil. Los estudios de casos de las cooperativas de Villa Clara demuestran la presencia bastante generalizada de los llamados conucos entre los miembros de las CPA y UBPC y la tendencia a preferir la parcela individual. Estos son los hechos.” (Figueroa, 2001 a, p.32).

En el fondo de estos giros analíticos se oculta la clásica decisión parcela privada- empresa estatal- cooperativa. Desde ahora se sugiere la viabilidad del modelo cooperativo que conjugue el modo de producción campesino tendiente a la sostenibilidad, con la realización verdadera de los principios del cooperativismo. No son excluyentes. Por el contrario; lo tradicional, derivado del ensayo, error, selección y aprendizaje cultural, conjugado con tecnologías ajustadas y los correspondientes incentivos debe relanzar las producciones del campo cubano.

Esto no significa que se deban abandonar las entregas de tierras o las propias empresas estatales proyectadas hasta la autogestión y solvencia.

Un auge desordenado de la minifundización por las vías actuales (tampoco abogar por grandes letargos) para incrementar la oferta alimenticia debe ser un peligro real para los agroecosistemas, ya que estos hechos tienen un gran sesgo de provisionalidad y los individuos (gran parte sin cosmovisión campesina) producen con la tentación del ingreso rápido acudiendo al mercado negro de agroquímicos o aplicándolos sin normas rigurosas y estables.

Las autoridades políticas deberán continuar estudiando las dimensiones de las empresas, la factibilidad de cómo aplicar la Reforma Económica en cada zona y la manera de que en cada cooperativa las tierras para el autoconsumo se distribuyan y organicen adaptadas a su realidad concreta, combinando la gestión colectiva interna con la individual o familiar.

Si bien la vinculación al área tiende a abarcar toda la superficie, deben evitarse los extremismos por defecto o por exceso.

El autoconsumo, visto a nivel provincial, para algunos productos de origen vegetal, se caracteriza por:

* El promedio cooperativo (UBPC) destinado al autoconsumo, comparado con el de la provincia, es casi siempre superior. Entonces, al ser insuficiente, simplemente estamos en presencia de dificultades con los rendimientos y la eficiencia. En las cañeras las áreas son menores respecto a las no cañeras.

* En algunos alimentos típicos (boniato, yuca, maíz, frijoles, entre otros) es altísima la proporción, pero en el estratégico y diario arroz, algunas frutas y condimentos, es muy baja. Urge cambiar esta circunstancia, por el vital ingreso de oportunidad del arroz a menor precio. La selección de áreas y la repoblación forestal con frutales son vitales. www.ecoportal.net


* Profesor Auxiliar Centro Universitario José Martí, Sancti Spíritus, Cuba .

Bibliografía.

– Donézteves, G y Fajardo, L (1997). El cooperativismo agrícola: una opción en la solución de la crisis agraria cubana. Publicado en Participación y formas organizativas de la agricultura. Universidad de La Habana, La Habana.
– Figueroa, V (1997). Tesis Doctoral La Reforma económica en la agricultura cubana. Ministerio de Educación Superior, La Habana, Cuba.
– Figueroa, V (2001). Transición extraordinaria del capitalismo al socialismo en Cuba. Visión estructural. Universidad Central de Las Villas, Facultad de Ciencias Empresariales, Santa Clara, Cuba.
– Figueroa, V (2001 a). Monografía Reforma estructural del régimen agrario. Universidad Central de Las Villas, Facultad de Ciencias Empresariales, Santa Clara, Cuba.