Proyecto en la Cuenca Orgánica de San Javier

Por Mirta Rivera

En la sociedad contemporánea, una de las herramientas para hacer frente a los crecientes problemas sociales y ecológicos es tener una actitud activa en el consumo. El consumo responsable implica ser concientes de las repercusiones – sociales, económicas, ambientales – que tienen los actos de consumo.

Proyecto en la Cuenca Orgánica de San Javier

Producción orgánica para un consumo responsable

En la sociedad contemporánea, una de las herramientas para hacer frente a los crecientes problemas sociales y ecológicos es tener una actitud activa en el consumo. El consumo responsable implica ser concientes de las repercusiones – sociales, económicas, ambientales – que tienen los actos de consumo.

Como regla general, el objetivo de la producción es la generación de riquezas, por lo que tiende a reducir a las personas al papel de meros consumidores pasivos. Sin embargo, eso no los exime de responsabilidad y de cierta cuota de poder. Un consumo consciente y responsable, orientado al fomento de actividades benéficas para la naturaleza y las personas, es una gran contribución y un decisivo instrumento de presión frente al mercado.


Dirigir nuestros hábitos de compra hacia el consumo responsable constituye una tarea difícil, que implica cambios en nuestras prácticas como consumidores, además de una constante búsqueda de información que nos permita elegir en forma autónoma los productos y servicios.

Así como el consumo responsable sintetiza un consumo ético, ecológico y solidario, hay también un tipo de producción de alimentos que es ambiental y socialmente responsable. Se trata de la producción orgánica.

Optar por productos orgánicos es un acto de consumo responsable, ya que el sistema de producción de éstos promueve la protección del ambiente y sus recursos, el cuidado de la salud humana y la calidad de vida de los trabajadores rurales.

En la cuenca orgánica de San Javier, Misiones, 840 familias viven de este tipo de producción. La historia de la cuenca se remonta a 1996, cuando la crisis económica que afectó la producción agrícola y a sus exportaciones, provocó la quiebra del ingenio azucarero San Javier, que funcionó como empresa cooperativa desde 1950. Este cierre afectaba a nueve municipios y un gran número de familias que vivían de su producción. Por un decreto, la provincia de Misiones transfirió la administración del ingenio al IFAI (Instituto de Fomento Agropecuario e Industrial) que implementó la producción de azúcar orgánica. En el nuevo desafío, los antiguos productores que proveían la materia prima al ingenio ahora comenzarían a reconvertir su producción convencional a orgánica. Así se inició un proceso de controles que permitió que en tres años el IFAI lograra la certificación de la cuenca.

Desde principios de 2004, apoyados por el proyecto Orgánicos, estos agricultores están diversificando su producción. La idea del proyecto es que salgan del único cultivo rentable actualmente que es la caña de azúcar y que puedan incursionar en otras alternativas económicas. Así, el proyecto, financiado por el gobierno italiano y llevado adelante por una ONG italiana y una local, aportó capacitación, tecnología e insumos para la incorporación de cultivos de hortalizas. Esto permite una entrada de dinero semanal, que la caña o cultivos anuales no permiten, dado que se obtiene una ganancia una vez al año para repartir en los 12 meses.

En este momento, se están produciendo tomates, pimientos, zapallitos redondos y zuchini, albahaca, lechuga, acelga, pepinillos, para autoconsumo y para comercializar en el mercado de Posadas y otras ciudades cercanas.


La clave de este proyecto es que los pequeños productores deben trabajar asociados, porque la superficie que cada uno de ellos puede explotar con ayuda de su familia no es mucha: para acceder al mercado con las tres C (cantidad, continuidad y calidad) dependen unos de otros. El proyecto los ayuda además con un camión refrigerado, sistema de riego y el acondicionamiento de una planta de empaque en la que se hace la clasificación de la verdura para llevarla a los mercados. El local para la planta de empaque lo proporcionó el municipio de San Javier, mediante un usufructo por 15 años, a la Asociación de Productores Cañeros de San Javier (del MAPO, Movimiento Argentino para la Producción Orgánica), cuyos socios son los beneficiarios de este proyecto.

El proyecto Orgánicos se creó en el marco de un Convenio de Cooperación con el gobierno italiano, y es desarrollado por el Instituto de Cooperación Económica Internacional (ICEI), una ONG italiana, Fundación del Sur, ONG argentina y el MAPO. Además de fomentar el desarrollo del orgánico en nuestro país, el proyecto incluye capacitación y asesoramiento para los productores, charlas informativas y talleres para docentes.

La producción orgánica se rige por una norma específica, que establece la no utilización de determinados productos de síntesis química (plaguicidas, herbicidas, fertilizantes, conservantes, etc.) en la producción y elaboración de los alimentos. De esta forma, se protegen los recursos básicos, como el suelo y el agua que no se agotan ni se contaminan, la salud de los trabajadores rurales, que no se ve afectada por emanaciones tóxicas y finalmente la de todos los consumidores que eligen productos saludables que trae aparejados importantes beneficios para la salud humana y representa una fuerte tendencia en todo el mundo. De hecho, según señala Rodolfo Tarraubella, presidente de MAPO, “en Suiza, más del 90 por ciento de los alimentos para bebés están elaborados con productos orgánicos, en tanto que en el resto de Europa ese porcentaje ya llega al 50 por ciento”. www.EcoPortal.net

* Responsable de la comunicación de Proyecto Orgánicos:Mirta Rivera
www.mapo.org.ar
www.icei.it
www.fundasur.org.ar