Por José Luis Ordóñez
En Estados miembros de la Unión Europea, como Francia, España, Portugal y Reino Unido, que habían abandonado el tranvía en la década de 1960 debido a la increíble política de dejar más espacio al automóvil, está empezando a generalizarse la vuelta al tranvía.
Un medio de transporte urbano confortable, silencioso, rápido y fiable
La elección del tranvía es hoy día una decisión coherente con los criterios de sostenibilidad. La implantación de tranvías con plataforma reservada permite mejorar la calidad del aire en la ciudad, reequilibrar el espacio público entre peatones, bicicletas y transporte motorizado, reducir el suelo ocupado por los automóviles, reducir el consumo energético, reducir las emisiones de gases con efecto invernadero y facilitar a las personas el uso de los actuales sistemas integrados de transporte urbano. Este transporte público colectivo logra mayor regularidad, frecuencia y accesibilidad, y una reducción de los tiempos de desplazamiento del 20 al 30 por ciento respecto al transporte en plataforma compartida.
En Estados miembros de la Unión Europea, como Francia, España, Portugal y Reino Unido, que habían abandonado el tranvía en la década de 1960 debido a la increíble política de dejar más espacio al automóvil, está empezando a generalizarse la vuelta al tranvía. Francia ha sido pionera con la reintroducción del tranvía en Nantes, en 1984. La sociedad francesa siguió luego con tranvías de piso bajo y ciudades como Grenoble, Estrasburgo, París, Rouen, Orleáns, Burdeos, Montpellier y Lyon. El Reino Unido también volvió al tranvía y, en los últimos años, se han construido nuevas redes en Manchester, Sheffield, Birmingham y Croydon. En Portugal destacan los de Porto y Lisboa. De este modo, las redes de tranvías existentes en el mundo superan la cifra de 350.
En España, tras la desaparición del tranvía en muchas ciudades durante los últimos años del régimen franquista -en Madrid el último tranvía circuló en 1972- la ciudad de Valencia ha sido la primera en revitalizar el tranvía, y otras ciudades como Bilbao, Barcelona, Alicante y Coruña están siguiendo sus pasos.
Menos espacio, más velocidad
Un 60 por ciento de las calles de París (Francia) están ocupadas por los automóviles aparcados, un 35 por ciento por los coches en circulación y el 5 por ciento restante por el transporte público de superficie. Estos datos provienen de los cálculos realizados por el Instituto Francés de Investigación del Transporte, Inrets. En dichos estudios se ha comprobado que un mismo desplazamiento urbano necesita entre 30 y 40 veces más espacio en automóvil que en transporte público, situación generada, sobre todo, por el proceso de estacionamiento.
La baja velocidad que presenta el transporte público de superficie, en algunas ciudades, así como la falta de regularidad, se deben, fundamentalmente, a la congestión del tráfico provocada por los automóviles. Por eso la gestión más avanzada del tráfico urbano ha recurrido a la creación de plataformas reservadas para el transporte público colectivo. Este mecanismo permite recuperar la cuota de participación que le corresponde al transporte colectivo en el espacio público urbano, además de reducir el impacto de la congestión generada por el automóvil.
Por mucho que la industria del automóvil desarrolle tecnologías especiales para disminuir las emisiones de gases y fabricar motores autodenominados de bajo consumo energético, los automóviles no podrán resolver los problemas de congestión, ni los problemas de ocupación de espacio público, y está por ver si resolverán los problemas de ruido y contaminación.
La capacidad de transporte de los tranvías se mide entre 2.500 y 20.000 viajeros por hora y sentido, alcanzando cifras de 10.000 a 60.000 viajeros/día por línea. Las frecuencias, o intervalos entre vehículos, que son aplicadas habitualmente, se sitúan entre 2 y 7 minutos. La velocidad media es de 25 a 35 km/h con plataforma reservada y de 18 a 20 km/h con plataforma compartida, superando siempre al autobús que suele tener velocidades medias de 12 a 16 km/h, e inferior al metro subterráneo que alcanza los 40 km/h de media. La velocidad máxima, o comercial, de los tranvías se mueve en el entorno de los 70 a 120 km/h. La capacidad de transporte de cada vehículo varía entre 100 y 300 personas. Capacidad que se puede incrementar dado que los tranvías presentan la posibilidad de circular en composiciones múltiples.
Menos recursos
En los actuales sistemas integrados de transporte urbano, con desplazamientos a pie, en bicicleta, en tranvía, en metro, en autobús, etc, el tranvía representa el transporte motorizado más ecológico. Los aspectos más destacados para realizar dicha afirmación son el ahorro de recursos naturales y materias primas, la reducción de las emisiones de gases con efecto invernadero, el ahorro energético y la reducción del ruido ambiental.
En ahorro de recursos y materias primas, a diferencia de otros medios de transporte, como el automóvil o el autobús, el tranvía funciona con electricidad, que si procede de fuentes renovables, no consume recursos agotables. Respecto a la ausencia de emisiones contaminantes debe tomarse en consideración que el tranvía no utiliza combustibles fósiles. En la mejora de la calidad del aire y la reducción de gases con efecto invernadero debe considerarse que un tranvía equivale a 3 ó 4 autobuses.
Otras aportaciones significativas de los metros de superficie o tranvías se sitúan en al ámbito de la calidad de vida en la ciudad. Se trata de vehículos agradables, cómodos y versátiles, con piso bajo que facilita considerablemente el acceso a todo tipo de personas. Es un medio de transporte que extiende el derecho al transporte y facilita un reparto equitativo del espacio público que está excesivamente acaparado por el automóvil. La circulación por vía protegida le permite rodar a una velocidad comercial atractiva y respetar los horarios, realizando los desplazamientos con muy bajo coste. El tranvía contribuye a generar una ciudad de proximidad, limitando la amplitud de los desplazamientos y favoreciendo la compactación y el carácter mixto del casco urbano, con mezcla de las zonas destinadas a residencia, trabajo, estudio, comercio, salud y ocio.
La íntermodalidad entre tranvía y bicicleta es un asunto que ha despertado interés en las administraciones públicas pero que no acaba de despegar, quizás fuera interesante crear aparcamientos vigilados para bicicletas en las proximidades de las paradas de los tranvías buscando la máxima sinergia entre los dos modos.
La opción de Lyon
La puesta en servicio de los tranvías en Lyon, en el año 2000, ha cambiado la fisonomía del transporte de esta ciudad francesa, la segunda en número de habitantes. Lyon ha ganado espacio público y tranquilidad urbana. La decisión de introducir tranvías fue tomada tras comprobar, en las encuestas de movilidad, que a pesar de haber puesto en servicio 4 líneas de metro subterráneo la cuota relativa del automóvil continuaba subiendo.
En la toma de esta decisión también influyó la opinión directa de la ciudadanía, puesta de relieve por medio de un proceso de información y consulta pública, donde se presentaron tres proyectos diferentes para el futuro de Lyon, o ciudad del automóvil, o ciudad compartida con la gestión de tráfico realizada hasta aquel momento, o ciudad humanizada con dotación de espacios públicos destinados al descanso y al desplazamiento a pie, en bicicleta o en tranvía. La gran mayoría de las personas optó por el tercer modelo.
Al año de estar en funcionamiento el tranvía de Lyon alcanzó una demanda diaria de 87.000 viajes, 22.000 más de lo previsto. Los colapsos del tráfico de automóviles que se provocaron con las obras simultáneas de las dos líneas de tranvías, desaparecieron a los tres meses. Al tiempo que desaparecían las congestiones subía el uso del metro subterráneo. Aunque los tranvías han reducido un 50 por ciento el espacio disponible para el automóvil en una de las principales arterias de la ciudad, no hay más congestión. Las recientes encuestas de movilidad han demostrado que el metro de superficie ha conseguido captar antiguos automovilistas, y que por donde circulan los tranvías en las áreas centrales de la ciudad se registra un menor uso del automóvil.
Algunas de las ciudades con tranvía urbano:
Amsterdam, Berlín, Bruselas, Colonia, Dresde, Estocolmo, Frankfurt, Ginebra, Grenoble, Hannover, Helsinki, La Haya, Leeds, Lisboa, Lyon, Croydon (Londres), Manchester, Marsella, Milán, Montpellier, Múnich, Nantes, Nápoles, Newcastle, Orleáns, Oslo, París, Roma, Rotterdam, Rouen, San Diego, Estrasburgo, Stuttgart, Turín, Valencia, Viena, Zúrich.
Algunas de las ciudades con tren-tranvía:
.Alemania: Karlsruhe, Sarebrüke y Kassel
. Reino Unido: Birmingham, Manchester y Sheffield
. Países Bajos: Amsterdam
. Estados Unidos: San Francisco, San Diego y Baltimore
Aportaciones de los tranvías al medio ambiente
.Incremento de la calidad del aire en el ámbito urbano.
. Reducción de las emisiones de gases con efecto invernadero.
. Reducción del nivel de ruido generado por el tráfico.
. Reducción del consumo energético del transporte urbano.
. Reducción de la congestión.
. Incremento de la calidad de los espacios públicos.
. Reducción de los recursos naturales utilizados en el transporte urbano.
. Reducción de la ocupación de suelo, ya que para una misma capacidad de transporte el tranvía ocupa 30 veces menos espacio que el automóvil.
. Reducción de los residuos generados por el transporte urbano, al usar equipos reutilizables y materiales reciclables, como pasa en el "eurotram" de Porto, donde dichos materiales alcanzan el 84 por ciento del peso del tranvía.
Artículo publicado en la revista "El Ecologista", número 32, correspondiente a otoño de 2002.
*Por José Luis Ordóñez
Ecologistas en Acción de Majadahonda
Coordinador del Área Federal de Ecología de Izquierda Unida
lancara@ordoniez.looptele.com