La conciencia sobre los efectos de la vida humana en el planeta tierra crece más y más cada día. El calentamiento global es una realidad y muchas personas han revisado todos sus hábitos para volverlos sustentables y amigables con el medio ambiente. La industria del turismo no escapa a estas consideraciones. Para poder volar, los aviones emiten una enorme cantidad de dióxido de carbono (CO2) un gas tóxico que contribuye a crear el “efecto invernadero” que caracteriza al cambio climático.
Sin embargo, la gran mayoría de las personas viaja, como máximo, un par de veces al año, y algunos no se suben a un avión jamás. Los aviones de líneas comerciales no parecen ser tan problemáticos como los aviones privados, que contaminan tanto o más que un avión comercial y solo transportan a una persona o a grupos pequeños. Recientemente, se han hecho virales las listas de los ricos y famosos que más contaminan con sus jets privados y los números son impresionantes.
Por otro lado, un hotel también puede ser un factor contaminante si no se toman los recaudos necesarios. Para mantener altos estándares de higiene y confort también es necesario gastar muchos recursos, principalmente agua, y generar residuos sólidos y líquidos. En décadas anteriores, cuando el urbanismo todavía no tenía conciencia sobre el desgaste de los ecosistemas, muchas veces se destruía el entorno natural al construir la edificación del hotel.
La actitud de los turistas hacia el lugar que visitan también es muy importante. Las playas, montañas, bosques y monumentos se arruinan con las visitas porque las personas tiran basura, arrancan plantas, tienen actitudes invasivas hacia la fauna, destruyen el patrimonio cultural y otras actitudes deplorables. Por eso es tan importante la educación y concientización sobre el comportamiento correcto al visitar un lugar.
Afortunadamente, no todo son malas noticias. El ecoturismo apuesta por viajes con menos impacto ecológico, desde el hotel al transporte. Los empresarios y viajeros han comenzado a entender que el paisaje del que tanto disfrutan podría destruirse si no se toman los recaudos necesarios para preservarlo. México es uno de los países con más biodiversidad del mundo, y esta representa un patrimonio valioso para los mexicanos y el resto de la humanidad.
¿En qué consiste el ecoturismo?
Varios factores se combinan para que México sea un país diverso y rico en belleza y recursos naturales. Está situado entre dos océanos, el Atlántico y el Pacífico, tiene una superficie de 1, 972,550 km2, tiene diferentes suelos y climas en su interior, etc. Además, en términos de cultura e historia, México es el hogar de culturas ancestrales que viven en estrecho contacto con la naturaleza y dependen de la salud del ecosistema para sobrevivir.
Muchos hoteles en México han comenzado a virar hacia el ecoturismo. La estrategia principal es la educación ambiental de sus huéspedes, enseñándoles cómo disfrutar de cada lugar sin agredirlo. También se incorporan programas de tratamiento de residuos orgánicos y generadores de energía eólica y solar. Además, se pone el foco en el reciclaje de los envases y la reducción de los utensilios descartables. Este tipo de iniciativas se pueden encontrar en la Reserva de la Biósfera de Sian Ka'an (Quintana Roo), en el Sierra Tarahumara (Chihuahua), en Calakmul (Campeche), en Kolem Jaá (Tabasco), en Zacatlán de las Manzanas (Puebla) y muchísimo lugares más alrededor de todo México.
Además de los hoteles en México, el ecoturismo apuesta por actividades de entretenimiento donde los turistas puedan estar en estrecho contacto con la naturaleza y tengan la posibilidad de ejemplar sobre la importancia de preservarla, también se promueve el respeto hacia las comunidades indígenas que habitan estas regiones. Muchos de los hábitos de estas comunidades son un ejemplo para las iniciativas de ecoturismo en México. El apoyo al comercio local y las producciones artesanales también forman parte del ecoturismo.
Esta nueva perspectiva sobre los viajes es una forma de hacer turismo que intenta que todos ganen algo: Por parte de los locales, se gana la protección del ecosistema, que cuida la salud de todo el planeta y también preserva la fuente de ingresos de las comunidades; y por parte de los visitantes, las posibilidad de disfrutar de entornos únicos, aprender sobre preservación e interactuar con culturas diferentes.
Actividades de ecoturismo en México
Hay muchísimas opciones para divertirse, aprender y disfrutar de los paisajes únicos de este país. La variedad de actividades disponibles dependerá mucho de las características del ambiente en el que nos encontremos, ya que recrear condiciones que no son propias del lugar lleva al derroche de recursos (un buen ejemplo de esto es la estación de sky de Dubai).
Entre los entretenimientos amigables con el ecosistema encontramos:
- Kayak: Este transporte acuático no contamina, ya que se impulsa con la fuerza humana. Es divertido e ideal para los amantes de la aventura. Puede adaptarse a tu nivel de pericia según el trayecto que recorras.
- Surf: Una tabla y muchas olas es todo lo que necesitas para disfrutar del surf. Grandes y chicos pueden practicarlo.
- Cabalgatas: Otro medio de transporte ecológico que no contamina. No todos los senderos son aptos para la cabalgata, siempre busca guía.
- Espeleismo: Se llama así al entretenimiento de explorar cuevas subterráneas. Se necesitan medidas de seguridad adecuadas y no se recomienda hacerlo en sociedad.
- Buceo: México es un lugar ideal para esta actividad por la diversidad de flora y fauna marina, además de sus aguas cristalinas. Necesitarás equipo y entrenamiento adecuado.
- Senderismo: Consiste en caminar por paisajes naturales con diversos grados de facultad de acuerdo a tu capacidad. Siempre lleva calzado adecuado, mapa o GPS, acceso a números de emergencia, agua y provisiones.
- Globos aerostáticos: Para los más románticos, es una experiencia única y te permitirá obtener una perspectiva única del lugar que estás visitando. Uno de los lugares donde pueden encontrarse este servicio es en las pirámides de Tehuacán.
- Yoga: Esta práctica pone el foco en la armonía con nosotros mismos y nuestro entorno. Cada vez son más las escuelas de yoga que eligen situarse en el medio de reservas u otros entornos protegidos. El practicante se convierte en uno con la naturaleza.