Los europeos rechazan la quema de aceite de palma como combustible
Según una encuesta, solo el 18% de los europeos saben que usan biodiésel habitualmente. Más de una decena de organizaciones ecologistas unen sus fuerzas … Leer Más
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Las moléculas biosurfactantes de las bacterias que sobreviven en los polos podrían servir para elaborar detergentes ‘verdes’ y biocombustible. Un nuevo estudio realizado … Leer Más
En Indonesia y Malasia se han envenenado elefantes en plantaciones de palma. Es un ejemplo muy gráfico de las catástrofes que causa el … Leer Más
Una planta piloto que es capaz de producir biodiésel a partir de aceite residual, el cual reduce hasta casi un 90 por ciento de su costo, y disminuye el impacto ambiental a lo largo de su producción química.
La transformación de humedales y bosques para extender estos cultivos dobla las emisiones de CO2 provocadas por los motores a base de derivados del petróleo.
En octubre de 2014 la producción de biodiesel, en Argentina, alcanzaba niveles iguales o superiores a los correspondientes al mismo periodo para el año 2012, esperándose superar el record de producción correspondiente a dicho año (2.455.138 tn de Biodiesel), de esta producción se exporta cerca de dos terceras partes.
La poca legitimidad que le quedaba a la Revolución Verde recibió el golpe de gracia con la publicación del informe IAASTD, un estudio de cuatro años de la agricultura mundial patrocinado por agencias de la ONU y el Banco Mundial. El informe IAASTD, endosado por 58 gobiernos, advierte que la agricultura industrial ha degradado los recursos naturales de los cuales depende nuestra supervivencia, amenaza los recursos de agua y energía y entorpece los esfuerzos por combatir el calentamiento global. Es muy triste ver algunos ambientalistas acudiendo al modelo obsoleto y destructivo de la revolución verde, ignorando todas las críticas que se le han hecho, y para colmo en nombre de combatir el cambio climático.
Desde hace ya algún tiempo, la palabra "biocombustible" está en todas las bocas. Los "biocombustibles" son nombrados como los salvadores del problema energético de la humanidad y del calentamiento global. Las empresas prometen enormes ganancias y se supone que contribuirán al desarrollo económico de los países del Sur como México.
En los últimos meses la oposición política al actual gobierno ha estado intensamente activa y no ha dudado en politizar ciertos temas socioeconómicos, entre ellos el tema alimentario, utilizando para el efecto no solo a los medios de comunicación a su servicio sino también a una serie de publicaciones que generan confusión, dudas y temores entre la población que no necesariamente es especialista en el tema.
Hay un nuevo partícipe en las deliberaciones internacionales en torno al calentamiento global y los agrocombustibles: la industria de la biotecnología. Los gigantes corporativos de la genética proponen nuevas tecnologías, como árboles transgénicos, etanol celulósico de segunda generación y biología sintética, para sacar a la sociedad de su dependencia de los combustibles fósiles y combatir el cambio climático.
Los biocombustibles de primera generación, como el etanol y el biodiesel, debutaron en el escenario mundial como la solución a la trampa de los combustibles fósiles. Pronto comenzó a acumularse la evidencia de que esta supuesta solución bien podría ser un conjunto de nuevos problemas.
A propósito de la campaña que lleva Greenpeace en la Argentina para certificar la producción de biocombustibles. Lo que se nos propone en realidad, es considerar sustentable o responsable, que para el caso da lo mismo, a la soja transgénica, siempre y cuando no se origine en campos ganados a los montes nativos.
El Convenio sobre la Diversidad Biológica tiene una gran responsabilidad entre manos: definir si la biodiversidad estará al servicio de las empresas o al servicio de la gente. La próxima reunión de la Conferencia de las Partes (COP 9) que se realizará en Bonn, Alemania, del 19 al 30 de mayo, deberá resolver varios temas pendientes, entre ellos agrocombustibles, árboles transgénicos y diversidad forestal, en torno a los cuales no ha habido consensos.
Con el argumento de “trascender el petróleo” las súper petroleras, los gigantes genéticos, nuevas empresas y otros actores forman alianzas que extenderán el control corporativo sobre cada vez más recursos en todos los rincones del planeta, al tiempo que las causas del cambio climático se mantienen intactas.
En los últimos años, el interés de las empresas por los agrocombustibles ha pasado de un trote suave a una estampida a toda velocidad. Pero también ofrecen oportunidades de lucro que los promotores del nuevo esquema de los negocios “ecológicos” captaron muy rápido. Cuantiosas cantidades de dinero se vuelcan ahora en todo el mundo a proyectos de agrocombustibles.
El programa de los agrocombustibles no lo redactan unos planificadores preocupados por evitar el calentamiento global y la destrucción ambiental. La forma en que se van a expandir los agrocombustibles ya fue definida por enormes transnacionales y sus aliados políticos: las industrias petrolera y automovilística, las grandes intermediarias de los alimentos, las compañías biotecnológicas y las firmas mundiales de inversión.