Por José Santamarta
La energía solar fotovoltaica no contamina, pero es cara y lo seguirá siendo durante algún tiempo. Las razones para apoyarla son evidentes, pues sólo así se creará una demanda que permitirá generar las economías de escala suficientes para reducir los costes, y hacerla más competitiva, permitiendo su penetración en nuevos mercados. | |
El pasado 21 de enero la empresa EHN inauguró en Montes de Cierzo, cerca de Tudela, una planta fotovoltaica de 1,2 MWp, dotada de 400 seguidores con 12.602 paneles fotovoltaicos, sobre una superficie de 70.000 metros cuadrados, tras realizar una inversión de 10,85 millones de euros. La radiación media en el emplazamiento es de 1.600 kWh por metro cuadrado y año y la producción será de 1,9 millones de kWh. Al acto de inauguración asistieron el Presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz, la Directora General del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE) María Isabel Monreal, el Consejero Delegado, Esteban Morrás, así como representantes de ASIF, Greenpeace, las diversas administraciones implicadas, empresas de energías renovables y medios de comunicación. La planta de EHN cuenta con un 10% de participación del IDAE y ha obtenido el respaldo del V Programa Marco de la UE y del Programa de Fomento de la Investigación Científica (PROFIT) del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Son varias e importantes las novedades que presenta la planta fotovoltaica de EHN en Navarra. La primera es el sistema de seguidores de acero galvanizado orientados al sur con una inclinación de 45 grados, desarrollados por EHN y AESOL, mediante una columna de metro y medio construidas por Inmetusa dotadas de un motor controlado por ordenador, que giran diariamente de este a oeste sobre su eje vertical siguiendo la trayectoria del sol (seguimiento acimutal), para que la radiación incida perpendicularmente sobre el panel, con lo que aumenta la producción de electricidad. El sistema de seguimiento en todo el campo de generación es una novedad, no sólo en España, sino en toda Europa. Parte de la planta está situada en una ladera, con una pendiente de entre el 1% y el 8%, lo que es toda una ventaja para maximizar la radiación solar incidente. La segunda es que la planta es un auténtico museo de la situación actual de la energía solar fotovoltaica, al contar con 12 modelos distintos de cinco tecnologías fotovoltaicas distintas (silicio policristalino, monocristalino, y amorfo, CIS película fina y triple capa), fabricados por BP Solar, Isofotón, Atersa, Kyocera, Mastervolt, ASE, Siemens, Unisolar y EPV. Al operar en condiciones semejantes, se podrán tener por primera vez en España datos fiables sobre los costes, rendimientos y otras cuestiones de una muestra representativa de las principales tecnologías y fabricantes existentes. En realidad hay dos instalaciones, una de generación centralizada, con 280 seguidores con 10.080 paneles del modelo BP 585 de tecnología Saturno, fabricados por BP Solar, con una potencia de 856,6 kWp, destinada a obtener la mayor producción de electricidad, y otra de generación distribuida, con 120 seguidores con 2.522 paneles de once tipos diferentes que suman 321,11 kWp. Los seguidores de la planta son del modelo Buskil k3 de AESOL y los inversores que convierten la corriente continua en alterna son de INGETEAM. La electricidad generada en baja tensión (380 voltios) es transformada a media tensión (20.000 voltios) en el propio recinto de la planta y conducida por canalización subterránea hasta una subestación de EHN distante 2 km, donde la tensión se eleva a 66 kilovoltios, y se incorpora a la red general de distribución de electricidad. La rentabilidad de la planta, como toda la electricidad fotovoltaica, depende del actual sistema de primas. A ser una planta con más de 5 kWp, recibe una prima de unos 0,18 euros por kWh, frente a las 10-12 pesetas de la eólica. A ello hay que añadir los incentivos aprobados por el Gobierno de Navarra para este tipo de actuaciones, con subvenciones de entre el 40% y el 50% de la inversión mediante deducciones fiscales. La fotovoltaica brilla poco en España La energía solar fotovoltaica no contamina, pero es cara y lo seguirá siendo durante algún tiempo. Las razones para apoyarla son evidentes, pues sólo así se creará una demanda que permitirá generar las economías de escala suficientes para reducir los costes, y hacerla más competitiva, permitiendo su penetración en nuevos mercados. Es la clásica historia del huevo y la gallina, con lo no menos clásica curva de aprendizaje. Y además la fotovoltaica ya compite con las fuentes convencionales en numerosas aplicaciones, como todas aquellas en las que se requieren pequeños consumos de electricidad en lugares alejados de la red. La energía fotovoltaica hoy es la fuente más social de todas, pues es la única manera de proporcionar electricidad a los 1.800 millones de personas que aún carecen de electricidad en el Tercer Mundo. En un futuro cada vez más próximo podrá llegar a ser parte importante de un sistema eléctrico sostenible, sin emisiones de dióxido de carbono ni generación de residuos radiactivos. El Plan de Fomento de las Energías Renovables en España tiene como objetivo tener instalados 143,7 MWp (megavatios pico) en el año 2010, de ellos 135 MWp nuevos, de los que 61 MWp deberían instalarse antes de 2006 (el 15% en instalaciones aisladas y el 85% en instalaciones conectadas a la red). Entre 1998 (año base) y 2001 se instalaron sólo 6,9 MWp. Al ritmo actual los objetivos del Plan para el año 2010 se alcanzarán en el año 2056. En el año 2001 sólo se instalaron 3,5 MWp, casi tres veces menos que los 9 nuevos MW anuales previstos en el Plan. Mientras que en España en el año 2000 sólo teníamos 12,1 MWp de potencia fotovoltaica, en Alemania tenían 87,5 MWp (siete veces más que en España), gracias al programa 100.000 tejados solares, que prevé instalar 300 MWp entre 1999 y 2004. Incluso Holanda, con poco sol y superficie, tenía más potencia instalada (12,2 MWp). El R.D. 1663/2000 estableció las condiciones administrativas para la conexión a la red de las instalaciones pequeñas, pero las dificultades burocráticas y las escasas ayudas económicas impiden alcanzar los ya de por sí modestos objetivos del Plan. Las primas de la fotovoltaica son insuficientes (0,36 euros/kWh para instalaciones de menos de 5 kWp y 0,18 euros/kWh para las mayores de 5 kWp), pero el verdadero cuello de botella son las dificultades burocráticas de todo orden por parte de la Administración y de las empresas eléctricas. El precio del kWh fotovoltaico, con las primas, asciende a 0,397 euros (máximo) y a 0,217 euros (mínimo), frente a 0,72 y 0,35 en Austria, 0,48 en Alemania y 0,39 y 0,23 en Portugal. En España se fabricaron 18,7 MWp en el año 2000 (el 6,5% de la producción mundial), destinados en más de un 80% a la exportación. Los dos mayores fabricantes son Isofotón y BP Solar, aunque en el sector operan 182 empresas. Los precios de los módulos fotovoltaicos se han reducido mucho, desde 7,76 euros/Wp en 1990 a 3,3 euros/Wp en 2000. Y a mayor demanda, precios más bajos, lo que creará una nueva demanda. El problema es arrancar, y de ahí la importancia de las ayudas económicas durante toda esta década. En este contexto de lento desarrollo, cobra más importancia la incansable labor de una empresa como EHN, y el apoyo del gobierno de Navarra a las energías renovables en general, y a la fotovoltaica en particular. EHN, una multinacional sostenible EHN es una empresa navarra que comenzó en el año 1989 con una pequeña oficina y tres empleados. En la actualidad cuenta con 270 personas, y han creado 2.700 empleos indirectos en Navarra y otros 2.000 en Castilla La Mancha. "El objetivo es convertirnos en una de las multinacionales del nuevo modelo energético sostenible", según Esteban Morrás, Consejero Delegado de EHN. La empresa es probable que no existiría sin Esteban Morrás, un trabajador incansable que, con su tesón, inteligencia, entusiasmo, carisma e ideas claras, ha sabido embarcar al gobierno regional (y a muchos otros) en uno de los proyectos empresariales más interesantes que ha habido en España en la última década. EHN es una de las empresas españolas más sostenibles, algo raro en estas tierras y lo que es aún más extraño, han tenido éxito empresarial. La empresa EHN fue creada en 1989 para promover las energías renovables. Su capital original estaba dividido entre un 38% del Gobierno de Navarra a través de SODENA; un 37% del grupo Iberdrola; un 15% de Cementos Portland y un 10% de la Caja de Ahorros de Navarra. El año pasado, tras un largo proceso lleno de tensiones, se separó de Iberdrola, más interesada en las centrales de ciclo combinado de gas natural que en las energías renovables, y en la eólica en particular, y eso por no hablar de la retórica nuclear en la línea de Loyola de Palacio y la presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear. Tras la ruptura con Iberdrola se inicia una nueva etapa, con un norte muy claro, la sostenibilidad energética, lo que significa apostar por todas las renovables, y a medio plazo también por el hidrógeno y las pilas de combustible. Gracias a EHN se desarrolló la energía eólica en España, que era una fuente marginal, hasta que en Navarra EHN empezó a instalar parques eólicos, ligados a toda una estrategia de desarrollo industrial y tecnológico. En 1999, EHN ya contaba con once parques eólicos terminados en cinco zonas. Eran El Perdón, en las proximidades de Pamplona, Leitza-Beruete, en la zona Norte de Navarra, los cuatro parques (San Martín de Unx, Leoz, Lerga y Peña Blanca) instalados en la sierra de Guerinda, los parques eólicos de Echagüe y Alaiz, ambos en la sierra de Alaiz, y los parques de Izco, Aibar y Salajones en la sierra de Izco y sus estribaciones. Además de la implantación en Navarra, la actividad eólica de la empresa salió de Navarra, a través de Energías Eólicas Europeas, S.A. (EEE), comenzando a operar en Castilla-La Mancha y en otras Comunidades Autónomas. EHN hoy es ya una pequeña multinacional, con un objetivo claro: hacer realidad un modelo energético sostenible, aunque para ello sea toda una excepción en el sistema capitalista. ¿Y por qué es una excepción? Porque no busca el máximo beneficio empresarial a cualquier coste ambiental y social. A las grandes empresas eléctricas sólo les preocupa la cuenta de resultados, a pesar del cambio climático y la generación de residuos radiactivos. EHN es otra cosa. Son inteligentes y desde luego no se embarcarán en proyectos ruinosos, pero tienen claro la necesidad de un nuevo sistema energético basado en la eficiencia y en las fuentes renovables. Empezaron con la minihidráulica, siguieron con la eólica, han entrado en la biomasa y en la solar, y ya se plantean la nueva economía del hidrógeno. De Navarra fueron a Albacete, y hoy piensan en un mundo global, en donde una pequeña empresa quiere llegar a ser una de las multinacionales de la sostenibilidad, con una importante participación de capital público, en estos tiempos tan neoliberales. EHN quiere contribuir a la sostenibilidad, pero también a crear empleo y una nueva cultura empresarial menos depredadora. La planta fotovoltaica de Tolosa es un suma y sigue. www.ehn.es. | |
* José Santamarta Flórez es director de World Watch. worldwatch@nodo50.org http://www.nodo50.org/worldwatch |