Por Dr. Edgardo Condeza Vaccaro
El inicio de la unión e integración de los países en paz, será probablemente considerado en el futuro como el hecho mas importante y positivo del siglo XX. A través de la historia, la anexión de países, la formación de Imperios, la existencia de colonias, se habían realizado en el marco de conflictos bélicos, poderosos invadiendo o sometiendo a los más débiles, sufrimientos y guerras.
Hoy, una bandera con 15 estrellas simboliza la integración de los países de la Unión Europea y los pasaportes establecen que el ciudadano es, además de alemán o francés, ciudadano comunitario europeo. ¿Qué hizo posible ese logro esperanzador en países divididos histórica y culturalmente por su lenguaje, religión, rasgos étnicos y culturales, en los cuales los conflictos bélicos se sucedían interminablemente a través de los siglos? Básicamente una concepción humanista y una decidida voluntad política.
Es como consecuencia de la barbarie de la segunda guerra mundial, que involucró a los países más desarrollados del planeta, que se dan los pasos iniciales de la Unión Europea. Su objetivo inicial y explícito fue, que en el futuro, a través de la unidad de esos países, una tercera guerra mundial fuera materialmente imposible.
Jean Monnet, francés, encargado general del plan económico de posguerra, junto a Schumann, Ministro de Relaciones Exteriores de Francia, proponen un proyecto audaz, pero concreto: crear una comunidad que, bajo una alta autoridad común, permitiera la producción conjunta alemana y francesa de carbón y de acero, materiales fundamentales para la industria bélica de la época, abierta a la participación de otros países de Europa. A partir de esta producción común, se planifican posteriormente la unión aduanera, el mercado común, los impuestos comunes, las acciones comunes relativas a la energía, la investigación, educación, transferencia tecnológica, defensa del medio ambiente, libre circulación de ciudadanos, de capitales, uso de una moneda común.
Como ideal de futuro, los latinoamericanos somos en ello pioneros. La entrelazada historia común de nuestros países fue fruto de hombres como Bolívar. Ellos dedicaron su vida tanto a la libertad como a la integración.
Los países latinoamericanos heredan una historia con sólidas bases para poder lograr con facilidad un proceso de unidad: desde México hasta el Cabo de Hornos, idiomas, religiones, culturas e historias semejantes. No hay otro grupo de países en el mundo que siendo vecinos y ocupando todo un continente como espacio geográfico, tengan este privilegio.
En América Latina la unidad es mucho más necesaria y urgente que en Europa:
-Constituimos una población de 450 millones de personas.
- Nuestro producto per cápita es hasta 10 veces menor que el promedio europeo, la pobreza afecta a más del 40% de sus habitantes
- La unidad de América Latina está estrechamente vinculada a la paz. La integración de nuestros países haría innecesaria la existencia de gastos militares que deben utilizarse en salud, educación, trabajo, vivienda...
- La unidad latinoamericana es el único modo como podemos enfrentar con consistencia el desafío de la economía mundial y las barreras proteccionistas de los países industrializados, así como permitir un dinámico flujo de comercio y producción entre nuestras economías.
- Junto a ello, la necesaria solidaridad de hecho que una integración produce, posibilitaría frenar el incremento de las diferencias entre los países más pobres de la región. En la U.E., la región más rica lo era 6 veces más que la más pobre y allí se establecieron fondos y programas especiales para superar esta desigualdad.
- Una de las características de los países de menor desarrollo económico es el carácter centralista que ahoga las iniciativas regionales. Al integrarse se concreta y se enriquece la relación y las comunicaciones entre las extensas fronteras de nuestros países, entre las regiones vecinas, favoreciendo la descentralización.
Si ha sido necesaria la unidad en los países más ricos de la tierra para mejorar la vida, para nosotros es un imperativo. Estamos muy atrasados en esta misión humanista y constructiva. En Colombia y luego en Argentina, países en los cuales viví el exilio, siempre estuvo esa calidez latinoamericana, haciéndonos sentir que estábamos en casa. El destierro incrementó nuestra aspiración por una patria mas grande y sin fronteras. La construcción de la Unión Latinoamericana nos parece natural, posible y, sobre todo, urgente.
Nuestro Gobierno esta cometiendo un error. No existen razones económicas, históricas, ni culturales para el intento que se está haciendo de privilegiar el Tratado de Libre Comercio de nuestro país con EE.UU o con la Unión Europea, por sobre la unidad con el resto de los países de América Latina. Sólo esta previa Unión Latinoamericana nos permitirá enfrentar las relaciones con los poderíos de EEUU y de la Unión Europea, obteniendo resultados más justos, posibles y favorables a nuestros países.
Los Gobiernos tienen el deber de consultar a los ciudadanos. Es la forma más democrática y concreta de acelerar este proceso de integración.
Con motivo de la XV Reunión en Chile del Grupo de Río , es necesario desarrollar una profunda vocación humanista y una decidida voluntad política de nuestro Gobierno para unir a los Países de América Latina. No sólo en lo económico, financiero o comercial, sino en todas las dimensiones de la vida.
La integración es la mejor disuasión para la guerra.
No es sólo teoría, Europa lo está viviendo. El destino de la humanidad es su unión. En un futuro todavía lejano, existirá un solo Gobierno Mundial, unitario y respetuoso de las distintas culturas e identidades.
Concepción, Chile, Agosto 2001
* Dr. Edgardo Condeza Vaccaro
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HUMANISMO ETICA Y CAMBIO