Por Javier Unceta Morales
Para bien y para mal, da la impresión de que en este país el negocio de hoy en día es fabricar más y más viviendas. No sólo apuntan a esta actividad los profesionales habituales; cada vez aparecen un mayor número de aficionados que aparentan cuando se les escucha, que han dominado el oficio toda la vida.
Para bien y para mal, da la impresión de que en este país el negocio de hoy en día es fabricar más y más viviendas. No sólo apuntan a esta actividad los profesionales habituales; cada vez aparecen un mayor número de aficionados que aparentan cuando se les escucha, que han dominado el oficio toda la vida. Esta fiebre edificatoria ha convertido a España en la actualidad en el primer país de Europa en cuanto a la superficie construida de viviendas.
Digo para mal, porque me parece que esta actividad está movida por un espíritu lucrativo desbordado, que está siendo causa de movimientos altamente especulativos. Esta situación determina, en fin, que un bien de uso se convierta en un elemento de inversión y negocio desordenado, con unos precios de venta tan excesivos que este bien tan esencial queda totalmente fuera de las posibilidades económicas de quienes realmente lo necesitan.
Pero también digo que para bien, pues es de desear que haya más oferta de viviendas sociales para vivir en ellas, y porque nos encontramos ante una excelente oportunidad digna de aprovechar que lo agradecerá el medio ambiente. La construcción abarca con mayor o menor influencia casi todos los procesos productivos del país. Dentro de la construcción, la vivienda supone el apartado más importante. Como tal proceso industrial de gran envergadura, su influencia en el medio ambiente es ingente.
Por todo ello, estamos ante una oportunidad magnífica para realizar una arquitectura sostenible en este inmenso mercado.
Solamente voy a exponer una relación de ideas, con el deseo de que aquel que se dé por aludido o implicado, las aplique dentro de sus posibilidades. Me estoy refiriendo a gran cantidad de gente: administraciones públicas, profesionales y trabajadores de la construcción y el urbanismo, promotores y constructores, empresas extractivas y fabricantes de materiales y sistemas empleados en construcción, transportes, usuarios de las viviendas…
– Proyectar una arquitectura respetuosa con el medio ambiente, desde todos los aspectos: visual, energético, social, económico. Llamémosla arquitectura bioclimática, sostenible, ecológica, “bio…”, como queramos, pero que sea de verdad medioambiental.
– Diseñar los edificios con la orientación óptima; correcto emplazamiento; forma y distribución coherente; especial tratamiento de la envolvente del edificio, con incidencia en la inercia, el aislamiento y la disposición y tamaño de los huecos, de manera que redunde en una mínima necesidad de consumo de energía para lograr el confort necesario; elección de sistemas de climatización eficientes y controlados.
– Aprovechar la energía que la naturaleza nos regala, en sus diversas formas renovables, para aplicarlas a la construcción de viviendas: el sol, para calentarla en invierno, el aire y la sombra, para refrescarla en verano, la luz natural en cualquier tiempo, el entorno topográfico, los vegetales circundantes como moderadores y reguladores del confort térmico, así como las masas de agua. España es un país con una cantidad notable de energía solar, pero precaria en cuanto a energías convencionales. Y es que esas energías renovables que debemos aprovechar son energías limpias. Potenciar su empleo es disminuir el de las energías convencionales, sobre todo del tipo fósiles, que son contaminantes. Aparte del aprovechamiento directo de las energías renovables, las tecnologías que permiten mayor eficiencia suelen ser sencillas y de costo limitado.
– Incorporación de sistemas de consumo limitado en las viviendas. Me refiero a los electrodomésticos y sistemas de alumbrado, que sean eficientes y ahorradores de energía y agua.
– Sistemas que permitan ahorrar el consumo de agua y reciclarla. Cada vez se dispone de más mecanismos que reducen el caudal de agua en grifos, cisternas, sin mermar por ello el confort. También se puede aprovechar el agua de lluvia en muchos edificios. Y no supone una incidencia considerable disponer de una red separativa de aguas grises y fecales, que permita reciclar y reutilizar las primeras, así como depuración biológica de estas aguas.
– Sistemas de control del funcionamiento de las instalaciones energéticas y de agua para potenciar su eficiencia.
– La vivienda genera un volumen importante de residuos. Es necesario y un proceso sencillo acostumbrarse a la selección de la basura para su reciclaje.
– De manera previa a las actuaciones en vivienda es necesario planificar un urbanismo coherente con el sistema natural, que permita establecer a gran escala los beneficios que luego se van a aplicar a las viviendas y su entorno. Habrá que tener en cuenta también que los futuros usuarios de un nuevo emplazamiento necesitarán del transporte. El transporte es un sistema con un gran impacto. Por otra parte, los espacios urbanizados, exteriores a las edificaciones, también deben ser objeto de aplicación de los criterios ecológicos, en cuanto a la planificación de la vegetación, que requiera poco consumo de agua de riego, así como el empleo de aguas de origen reciclado.
– Utilización de materiales y sistemas constructivos sanos, tanto para la salud de los usuarios como del medio ambiente, por su ciclo de vida de mínimo impacto ambiental a lo largo de toda su vida útil, esto es, desde que se extrae la materia prima hasta que se derriba la edificación y el material se convierte en residuo. Uso de materiales ecológicos, bajo impacto ambiental, reciclados. A ser posible, con certificación medioambiental.
– En el proceso de construcción de las obras se debe mantener la limpieza en obra, minimizar impactos como el polvo, suciedad y ruido; selección y reciclaje de la inmensa cantidad de residuos y escombros, sobre todo en las obras de demolición.
– Los promotores, públicos y privados, tienen que poner en el mercado viviendas eficientes. En un proceso que no debe dilatarse en el tiempo, se llegará a que los edificios cuenten con una calificación y certificación energética.
– Las diversas administraciones deben regular paulatinamente el aspecto normativo para que la edificación se dirija por estos derroteros.
– Los usuarios tienen que saber qué exigir al comprar una vivienda. Falta información pero no deseos de demanda del producto.
Como se puede concluir, somos muchas las personas que estamos implicadas en este ilusionante proceso, y tenemos que estar dispuestos a colaborar en la medida que cada cual podamos.
No quiero olvidar tampoco otros dos colectivos a los que también quiero hacer partícipes, que son los sistemas de educación y los medios informativos y de comunicación. Los primeros tienen una labor fundamental desde la más tierna infancia; los segundos, llegar a todos los ámbitos de la sociedad. www.ecoportal.net
Ecodes -Fundación Ecología y Desarrollo