Por Dr. Raul A. Montenegro, Biólogo
Quienes estuvimos en Washington el 11 de septiembre pudimos comprobar la letalidad de los actos terroristas que se lanzaron contra las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono en Washington. La misma letalidad que tuvieron en Argentina los atentados contra la Embajada de Israel el 17 de marzo de 1992 y la AMIA el 18 de julio de 1994. Esta mención no es caprichosa. Ambos atentados nos mostraron que ya estábamos en la agenda del terrorismo internacional, y nada nos indica que hayamos salido de ella. Esta inquietante realidad nos lleva a una pregunta obligada: ¿por qué nosotros?. La respuesta se halla, quizás, en algunos actos de gobierno que mezclaron promesas, exportaciones e imprevisión. Obviamente los negocios internacionales son necesarios para la Argentina.
Pero también pueden ser peligrosos cuando involucran tecnología nuclear sensible y misiles capaces de transportar carga bélica, y los destinatarios son naciones en conflicto o con alta inestabilidad política. ¿Somos concientes que nuestros negocios pacíficos pudieron acelerar el desarrollo de artefactos nucleares e incluso el uso de armas químicas en otros países?. ¿Conoce la sociedad lo zigzagueante y contradictorio que ha sido nuestro comercio nuclear durante los últimos 25 años?. ¿Sabemos realmente dónde terminan los beneficios para las empresas públicas que alientan estos negocios, y cuándo comienzan los riesgos para la Argentina?. Creemos que no. El 5 de mayo de 1987 INVAP y la Organización de Energía Atómica de Irán firmaron un acuerdo para que Argentina le vendiese un núcleo de uranio enriquecido al 20%. INVAP es la sociedad del Estado con sede en Río Negro que conduce mayoritariamente la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Ese primer negocio con Irán se cerró por 5,5 millones de dólares. En septiembre de 1988 la Agencia Internacional de Energía Atómica le autorizó a INVAP el envío de 115,8 kilogramos de uranio a Irán. Un investigador independiente, Mark Skootsky, sostiene que como parte del acuerdo "Argentina transfirió tecnología e información a Irán" y entrenó "técnicos de ese país en el Instituto Balseiro" (1).
Lo grave es que el reactor de investigación de la Universidad de Teherán, destino del uranio, estaba bajo sospecha. Varios trabajos independientes señalaban entonces que uno de sus laboratorios asociados estaba en condiciones de separar plutonio 239 del combustible nuclear agotado (2).
El plutonio 239 grado bomba es utilizado, precisamente, para la fabricación de artefactos nucleares. También en 1987 INVAP acordó con Irán la construcción de dos plantas piloto, una para la molienda de minerales de uranio y otra para la fabricación de elementos combustibles (4) (5) (6) . Así lo indican los trabajos de A. Koch y J. Wolf. Dos años más tarde el gobierno de Irán anunció que esa planta de molienda se construiría en la mina de Saghand (5).
Algunas de estas operaciones, sin embargo, nunca llegaron a concretarse. Un documento presentado por Kenneth Timmerman en la 6ª Conferencia de Castiglioncello, en Italia, señala que el 13 de diciembre de 1991 el gobierno argentino decidió suspender un embarque de materiales producidos por INVAP, los que iban a ser transportados a Irán por el buque Fathulkhair. Esta nave iraní se hallaba en puerto argentino (7).
Era obvio que la franca apertura hacia Irán se iba cerrando. Estados Unidos, otro país con zigzagueantes y contradictorios negocios nucleares, presionaba desde afuera. Según Richard Kessler, de Nucleonics Week, el 2 de marzo de 1992 el entonces presidente Carlos Saúl Menem ordenó a INVAP que cancelara el envío de equipos y materiales a Irán. Interrumpió así un negocio nuclear por 18 millones de dólares que su propio gobierno había alentado (9). Argentina sostuvo entonces que Irán no garantizaba el uso con fines pacíficos de esos equipos. Al día siguiente el Vicecanciller Juan Carlos Olima renunciaba, e INVAP entraba en una fuerte crisis financiera. Según M. Barletta y C. Ellington las exportaciones argentinas que naufragaron incluían una planta piloto para la fabricación de agua pesada (8). Irán no fue sin embargo el único país afectado. Cuando Carlos Saúl Menem era gobernador de la Rioja le habría prometido al Vicepresidente sirio Abdul Halim Al Haddam "transferencia de tecnología nuclear". El encuentro se realizó en Yabroud, Siria, cuatro años antes del atentado a la Embajada de Israel. Después de ser electo presidente Menem se alineó decididamente con los Estados Unidos, y la promesa que le hizo a Siria nunca se cumplió.
Pero los negocios nucleares de Argentina también llegaron al norte de Africa. INVAP construyó en Argelia, un país convulsionado por la guerra civil, el reactor de investigación y entrenamiento "Nur". Inaugurado en abril de 1989 tiene una potencia de 1 Megavatio térmico. Tres años más tarde, en septiembre de 1992, INVAP firmó otro contrato, esta vez con Egipto, para la construcción de un reactor de 22 Megavatios térmicos en Inshas. La central, llamada ETTR-2, fue inaugurada en febrero de 1998 por el presidente egipcio Hosni Mubarak y el ex presidente argentino Carlos Saúl Menem. Los planes nucleares de Argelia y Egipto estaban siendo acusados, sin embargo, de tener claras finalidades bélicas. Para entender mejor los riesgos de estos negocios tenemos que situarnos en Egipto durante la década de 1980. Ese país tenía entonces un importante pero no declarado arsenal de armas químicas, y alentaba un desarrollo nuclear propio. El gobierno militar de Argentina, por su parte, había desarrollado un prototipo de misil llamado Condor II (10). Dos años después de asumir como presidente, Raúl Ricardo Alfonsín sucumbió a las negociaciones iniciadas por estamentos técnicos y firmó en 1985 un acuerdo secreto con Egipto para el desarrollo y producción conjunta de ese misil, también conocido como Badr 2000 en Egipto. El proyecto, llamado "395" en los países árabes, se basaba en el diseño argentino, iba a utilizar tecnología alemana y sería financiado por Iraq. Su internacionalización molestó nuevamente a los Estados Unidos. El año pasado la publicación especializada "The Risk Report" señaló que entre 1987 y 1990 varios expertos egipcios habían estado trabajando en Iraq con el Cóndor II (10). Era obvio que se asociara el misil con su uso bélico. Las ventajas del Condor II o Badr 2000 eran 1.000 km de alcance, 500 kg de carga útil y precisión de 100 metros. Cuando Alfonsín firmó el decreto Egipto era reconocida como productora de armas químicas, y ya las había utilizado además durante la guerra civil del Yemen (1963-1967).
Los misiles eran ideales para transportar cargas químicas, biológicas e incluso nucleares de pequeño peso. ¿Nadie advirtió lo peligrosos que eran estos acuerdos? ¿Sabía el gobierno argentino que hacia 1987-1988 Iraq estaba muy molesta por la lentitud del proyecto Condor II-Badr 2000, y con el destino de los fondos utilizados?. Finalmente el 20 de julio de 1990 Carlos Saul Menem cedió ante la presión de los Estados Unidos y disolvió la empresa Intesa S.A. que se había creado en 1987 para desarrollar el misil y exportarlo. Aunque nunca voló oficialmente, la innovadora tecnología del Cóndor II alimentó el desarrollo de otros misiles en el Oriente Medio. Pero volvamos a INVAP. Su zigzagueante política de exportación transfirió materiales y tecnología nuclear muy sensibles a zonas altamente conflictivas donde las finalidades bélicas y pacíficas estaban confundidas. Ni siquiera hubo beneficios económicos significativos para el país. ¿Asumimos alguna vez que nos involucrábamos en negocios peligrosos?. ¿A qué nos expusimos?. ¿Cómo tomaron Irán, Siria y otras naciones árabes el abrupto corte en la provisión argentina de material nuclear?. ¿Hasta dónde nuestra absurda intervención en la Guerra del Golfo provocó nuevas reacciones adversas?. ¿Hasta qué punto estas motivaciones y la vulnerabilidad de Argentina nos incorporaron a la lista de blancos del terrorismo internacional?. No lo sabemos. Pero los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA demostraron que ese terrorismo puede golpearnos, y muy fuerte. Las nuevas amenazas. Esta cuestionable agenda de negocios con intereses bélicos de otras naciones ignoró que la Argentina es un país vulnerable donde existen numerosos blancos posibles para el terrorismo internacional, entre ellos centrales nucleares, complejos petroquímicos y grandes represas. Tanto los gobiernos pasados como el actual parecen no darse cuenta. De esos blancos los más peligrosos son indudablemente nuestras dos centrales nucleares de potencia. Un estudio reciente realizado por WISE Paris para la Unión Europea permite evaluar la magnitud que tendría un ataque con aviones comerciales sobre instalaciones nucleares. El trabajo, anticipado por el diario "Le Monde", indica que el choque de un avión contra los piletones de la planta de reprocesamiento de La Hague, que tiene 1.745 toneladas de combustible nuclear agotado, generaría un dantesco Chernobyl. La interrupción del sistema de enfriamiento haría que se liberase 66,7 veces más Cesio 137 que en el accidente de Chernobyl (11). El Cesio 137 es uno de los muchos materiales altamente radiactivos presentes en las barras de combustible agotado. ¿Qué pasaría si se estrellara deliberadamente un avión comercial contra los depósitos de combustible nuclear agotado que tienen Atucha I o Embalse?. La respuesta es terrorífica. Tras la ruptura de las barreras de contención los materiales radiactivos quedarían expuestos. La quema del combustible del avión generaría una poderosa corriente convectiva, ascendente, que inyectaría grandes cantidades de material radiactivo a la atmósfera. Los vientos los distribuirían luego hacia cualquier parte del país. Recordemos que un accidente grado 7 en las centrales nucleares de Embalse o Atucha I contaminaría radiactivamente a miles de personas y haría colapsar la ya maltrecha economía del país. Nuestros gobiernos, sin embargo, parecen ignorar los riesgos. ¿Qué medidas adoptaron las provincias de Córdoba y Buenos Aires o la Nación para protegernos?. ¿Estamos realmente preparados para prevenir estos hechos y enfrentar sus consecuencias?.
La respuesta es simple: no. Ajena a estos riesgos que ya existen, INVAP agregó nuevos nuevo problemas. El año pasado firmó un contrato con ANSTO de Australia para construír en Sydney un reactor nuclear de diseño nacional que reemplace al actual HIFAR. Como parte del acuerdo, que sigue siendo secreto, Argentina debe recibir los residuos radiactivos que produzca el nuevo reactor. Esto viola abiertamente el Artículo 41 de la Constitución Nacional. Lo que muy pocos argentinos saben es que a partir del año 2015 ese combustible nuclear agotado vendría en barco desde Sydney, atravesaría el Cabo de Hornos, y luego sería desembarcado en Bahía Blanca o Buenos Aires. Aquí permanecería de 15 a 20 años.
Después de ser acondicionados en Ezeiza con métodos de dilución y vitrificación, los residuos altamente radiactivos serían devueltos a Australia vía el Cabo de Hornos. Semejantes embarques podrían ser blanco de ataques terroristas, ya que cada remesa es un potencial Chernobyl en movimiento. Algunos hechos recientes aumentan esta preocupación. El reactor australiano que pretende reemplazar INVAP ya estuvo en la mira de grupos terroristas poco antes de las Olimpíadas del 2000 (12). La realidad indica que no estamos preparados para enfrentar las consecuencias de un ataque terrorista contra esos barcos ni contra los camiones que llevarían por tierra el combustible nuclear agotado. Hoy vivimos en un mundo peligroso donde cada negociación debe ser cuidadosamente evaluada. INVAP y su entendible necesidad de exportar debería haber asumido que la venta de tecnología nuclear es un tema delicado y hasta riesgoso. No podemos admitir que sus operaciones sigan siendo prácticamente secretas, y que sólo las conozcamos cuando se firma un contrato o se difunden en otros países, como ya ocurrió con Zimbabwe o Australia. El mundo ha cambiado en las últimas semanas, y Argentina ya no puede seguir jugando con fuego. De aquí en más todos los proyectos nucleares de INVAP deberían ser previamente evaluados por el Parlamento y la sociedad civil. Nuestra vulnerabilidad lo aconsejan. Uno de esos peligros es el terrorismo internacional. Ya sea que utilice armas químicas de la primera, segunda o tercera generación, artefactos nucleares de pequeño tamaño, explosivos convencionales, armas biológicas o aviones comerciales el resultado es muy parecido. Todos provocan muerte, destrucción y miedo. Las respuestas bélicas generan a su vez nuevas reacciones, y la espiral de violencia crece. Sabemos donde comienza pero jamás dónde termina. En este contexto de furias impredecibles Argentina no debería alinearse con la locura guerrera de los Estados Unidos ni tampoco con la insensatez letal de los terroristas suicidas. Sin embargo y como parte de una política internacional prudente no deberíamos embarcarnos en negocios nucleares, peligrosos y secretos porque nos exponen inútilmente. Los crueles atentados que sufrieron la Embajada de Israel y la AMIA siguen recordándonos, con dureza, que somos vulnerables. Referencias. (1) Skootsky, M. 1995. US Nuclear Policy towards Iran. Mimeo, 21 p. (2) Gerardi, G.J. y M. Aharinejad. 1995. An assessment of Iran’s nuclear facilities. The Non Proliferation Review, vol. 2, n° 3, pp.1-9. (3) Uranium Institute Information Service. 1995. UI News Briefing 95/32. Uranium Institute Information Service, 3 p. Ver tambien Nucleonic Week del 3 de agosto de 1995, p. 1. (4) Koch, A. y J. Wolf. 1997. Iranian nuclear imports. Center for Non Proliferation Studies, 7 p. Ver publicaciones del Green Party de Iran. (5) Pike, J. 2000. Weapons Mass Destruction around the World. FAS, 2 p. (6) Koch, A. y J. Wolf. 1998. Iran’s Nuclear Facilities: a profile. Center for Non Proliferation Studies, 5 p. Ver publicacionesc del Green Party de Iran. (7) Timmerman, K.1996. Iran’s Nuclear Program: Myth and Reality.Proceedings, 6th Castiglioncello Conference, USPID, Milan, 9 p. (8) Barletta, M. y C. Ellington. 1999. Foreign Suppliers to Iran’s Nuclear Development. Center for Non Proliferation Studies, Monterey Institute, 6 p. (9) Kessler, R. 1992. General Atomics, INVAP explore research reactor, nuclear ties. Nucleonics Week, April 2, 1 p. (10) The Risk Report. 2000. Egypt Nuclear, Chemical and Missile Milestones. The Risk Report, vol. 6, n° 5, September-October 2000, 3 p. (11) Le Monde. 2001. Un avion sur la Hague creerait un Tchernobyl, selon une etude pour l’Europe. Le Monde, Paris, Samedi 15 Septembre. (12) About.com Guide. 2000. Breaking news: terrorism at the 2000 Olympics. Conspiracies and Extremism, About, August 25, 2000, 2 p.
Presidente de FUNAM (Fundación para la defensa del ambiente). Profesor Titular de Biología Evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba. Director de la Maestría en Gestión Ambiental de la Universidad Nacional de San Luis.
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