Entendida como un método de reconversión, la agricultura regenerativa se enfoca en la idea de conservar y revitalizar los procesos biológicos del suelo, un recurso no renovable clave de los sistemas productivos agroalimentarios.
La agricultura regenerativa se presenta como una propuesta que busca equilibrar la producción agrícola con los procesos naturales. Esta práctica pretende regenerar los ecosistemas y promover la sostenibilidad a través de técnicas y métodos que respeten los ciclos de la naturaleza.
La agricultura regenerativa es una realidad creciente y necesaria. Mejora la vida de la gente del campo, aumenta la biodiversidad porque respeta las reglas de la naturaleza y mejora la salud de los consumidores. En realidad se parece mucho a la agricultura popular de hace un siglo, cuando todo era ecológico, sin pretenderlo.
Para comprender la tecnología regenerativa, es importante entender la necesidad de mantener un equilibrio entre los procesos de consumo y descomposición, y los procesos de construcción o producción. Si no se logra este equilibrio, los sistemas experimentarán una degradación.
Retener todo en el suelo
La presencia de hierbas consideradas “malas” en el suelo tiene un efecto positivo, ya que ayuda a retener una mayor cantidad de dióxido de carbono (CO2) en la tierra, además de retener más humedad y más agua. Esto aumenta la biodiversidad del ecosistema agrario, consolida una pirámide ecológica sana y le ahorra al agricultor dinero de agroquímicos y combustibles.
Buen rendimiento respetando la naturaleza
El objetivo principal es utilizar esta explotación como un ejemplo que demuestre el rendimiento alcanzable al seguir una filosofía de trabajo en armonía con las leyes de la naturaleza.
La gestión de la explotación agrícola de manera inversa implica evitar prácticas como arar la tierra. Esto se debe a que el proceso de arado provoca la oxidación del carbono presente en la materia orgánica del suelo al entrar en contacto con el oxígeno, lo cual genera emisiones de CO2. En cambio, se busca mantener una cubierta vegetal natural y no realizar modificaciones estructurales en el suelo, así se manteniene el carbono en la tierra.
La presencia de microorganismos en el suelo es beneficiosa para su salud y fertilidad de una forma orgánica y natural.
Las lombrices protagonistas de la agricultura regenerativa y mejores que la maquinaria
Las raíces de las plantas espontáneas, las lombrices y otros insectos desempeñan un papel vital como “tractores” en la labor de trabajar la tierra. Estos organismos mantienen el suelo bien ventilado y propicio para el crecimiento de las raíces de los cultivos. Gracias a ellos, se garantiza un entorno saludable y adecuado para el desarrollo de las plantas cultivadas. En lugar de utilizar fertilizantes químicos, se utilizan nutrientes naturales para alimentar a las plantas. Estos nutrientes se obtienen al triturar los restos de cosecha y poda del lugar, así como también de los bosques y campos cercanos. Después de triturarlos, se compostan para ser utilizados como abono y también para regular posibles plagas que puedan surgir.
Utilizar coberturas para el suelo con diversas plantas

Después de la cosecha, se utiliza un rodillo para aplastar las plantas restantes, lo que tiene varios beneficios para el suelo. Este proceso actúa como un abono natural, protege el suelo de la exposición al sol, ayuda a retener la humedad y evita el crecimiento de plantas no deseadas durante diferentes épocas del año. El cultivo se plantará directamente sobre este sustrato sin el removido mecánico del suelo.
El uso de coberturas en la agricultura ayuda a prevenir la erosión causada por el agua durante las tormentas y evita la evaporación del agua. Además, estas coberturas proporcionan un hábitat y alimento para diferentes especies de insectos y aves, lo que contribuye a promover la diversidad biológica. También se ha demostrado que estas prácticas son compatibles con el ganado, brindando beneficios tanto para la producción agrícola como para el ecosistema en general.
Retener la humedad
Este tipo de cultivo tiene una capa vegetal que actúa como un eficiente conservador del agua. Se ha observado que retiene la humedad hasta diez veces más que los cultivos convencionales, los cuales dejan la tierra expuesta al aire. La presencia de muchas raíces, lombrices y una variada vegetación en el suelo compensa la falta de lluvias intensas. Este tipo de suelo es vital para mantener un equilibrio ecológico en el ecosistema.
Agricultores independientes de los agroquímicos
La agricultura intensiva puede llegar a tener consecuencias negativas para los agricultores, ya que pueden quedar atrapados en un ciclo de dependencia. Al depender de insumos específicos, semillas patentadas y técnicas intensivas, los agricultores se ven obligados a convertirse en clientes cautivos de ciertas empresas. Esto puede limitar su capacidad para tomar decisiones independientes y buscar alternativas más sostenibles en el ámbito agrícola.
Además de perjudicar económicamente a los agricultores, contamina y reduce la diversidad genética, especialmente de cultivos locales.
La agricultura regenerativa ofrece una alternativa a la dependencia de proveedores externos, permitiendo a los agricultores tener más autonomía y libertad para trabajar de acuerdo a sus propias necesidades. En lugar de estar sujetos a las demandas y dictámenes de la agroindustria, esta forma de agricultura les brinda la oportunidad de cultivar sus productos de manera sostenible y en armonía con el medio ambiente.
La agroindustria y sus prácticas, como la sobreexplotación del suelo, el arado, el uso de abonos artificiales y productos químicos como herbicidas e insecticidas, en realidad agotan la fertilidad del suelo en lugar de mantenerla. Como resultado, se necesita más inversión y esfuerzo para mantener una buena producción agrícola a largo plazo. Por lo tanto, mantener la rentabilidad de los cultivos crea un círculo vicioso que dispara los costes.
Resistir a la sequía
La agricultura regenerativa se destaca por su capacidad para resistir la sequía y obtener cultivos de alta calidad. Además, desempeña un papel crucial en la transición ecológica. Los agricultores que optan por este enfoque reciben apoyo a través de pagos de la Unión Europea, como parte de las agendas 2030 y 2050.
Rotación de cultivos clave para una agricultura regenerativa
La agricultura regenerativa es un enfoque que fomenta la rotación de cultivos, teniendo en cuenta las interacciones beneficiosas que se producen entre diferentes plantas. Esto significa que se alterna el crecimiento de diferentes tipos de cultivos en un mismo terreno para aprovechar los beneficios mutuos que pueden obtenerse. Esta práctica ayuda a mejorar la salud del suelo, reducir la erosión y promover un uso más eficiente de los recursos naturales.
Agricultura regenerativa para sistemas silvopastoriles
La agricultura regenerativa promueve la coexistencia de árboles y pasto en las plantaciones, lo cual facilita el pastoreo y a su vez enriquece el suelo con los excrementos de los animales, funcionando como abono natural. Esta práctica beneficia tanto al medio ambiente como a la salud del suelo.
En resumen, es fundamental promover relaciones simbióticas entre las plantas, los animales y el agua para mantener un equilibrio ecológico. Debemos recordar que este equilibrio se estableció mucho antes de la intervención humana en la naturaleza.
La agricultura regenerativa está teniendo un impacto significativo en nuestro paisaje agrícola. Desde los cultivos de cereales hasta los árboles frutales, esta práctica permite que los suelos vivos capturen cantidades importantes de carbono. Esto se convierte en una valiosa herramienta para combatir la crisis climática y ecológica que enfrentamos.
Los mayores beneficios, con suelos compostados
Respecto a los beneficios económicos, la gestión del suelo sin arar no ofrece un gran impacto en los ingresos netos, pero la gestión con aplicación de compost natural es la que mejores ingresos genera con una mejor producción y calidad de los cultivos.
Conclusión sobre la agricultura regenerativa
La FAO estableció diez elementos que constituyen una guía en la planificación, la gestión y la evaluación de las transiciones agroecológicas. Estos son: sinergia, diversidad, creación conjunta e intercambio de conocimientos, eficiencia y reciclaje. Además, están la resiliencia, los valores humanos y sociales, la cultura y tradiciones alimentarias, la gobernanza responsable y la economía circular y solidaria.
La agricultura regenerativa sólo cumple con algunos elementos que destaca la FAO y deja afuera otros. Pero es la agroecología la que atiende todas las aristas que hacen a la producción agrícola alimentaria sostenible a gran escala, en la búsqueda de la soberanía de los productores.
Ecoportal.net
Con información de: https://intainforma.inta.gob.ar/