Agua en el Desierto: Bravo para el río

Por Fred Pearce

Doce años de sequía y vastos planes de irrigación han dejado seco al Desierto de Chihuahua. Pero hay nuevos proyectos para cultivar cosechas desérticas y traer de vuelta el agua a la naturaleza que podrían restaurar la región a su antigua gloria.
 

Hasta los manantiales subterráneos y pozos que otrora fluían durante la sequía, se están secando. Los agricultores de ambos lados de la frontera están bombeando más y más agua subterránea para tratar de salvar sus cosechas. Por todo el norte de México, los niveles acuíferos están colapsando. Pero sí hay una solución...Ofrecemos para divulgación un reportaje sobren los esfuerzos de conservación para devolver el agua al Desierto de Chihuahua en México.

Bravo para el río

Doce años de sequía y vastos planes de irrigación han dejado seco al Desierto de Chihuahua. Pero hay nuevos proyectos para cultivar cosechas desérticas y traer de vuelta el agua a la naturaleza que podrían restaurar la región a su antigua gloria.

Ya que los desiertos están avanzando en el norte de México, el granjero Humberto Luján tiene una interesante idea: "¿Por qué no cultivar plantas desérticas?"

Sotol es su favorito. Es el viejo nombre indígena para la agavacea, planta desértica que produce una bebida alcohólica parecida a la tequila. Esta bebida, también llamada Sotol, se está volviendo popular no solamente en los aletargados pueblos del desierto en el norte de México, sino también a través de la frontera en Texas y más allá. Por eso, Humberto lo quiere cultivar.

Él ya está harto de las fantasías de agricultores e ingenieros durante los últimos treinta años quienes piensan que las sequías del desierto de Chihuahua no deben ser barreras a cultivos que requieren grandes cantidades de agua, como el maíz y el algodón.

Pobres agricultores

Como resultado de grandiosos planes de irrigación, la agricultura hoy utiliza hasta el 90 por ciento del agua de la región y casi no deja nada para la naturaleza, especialmente en años de sequía. Y esto ha ocurrido cada año durante los últimos doce.

Los pocos ríos de la región, incluyendo el Conchos y el río fronterizo en el cual drena, desembocan en el Río Grande, llamado Río Bravo en México. Los mapas muestran que este río corre en el desierto de Chihuahua por la frontera EE.UU.-México hasta el Golfo de México, pero en realidad se ha dividido efectivamente en dos. Río abajo del pueblo texano de El Paso, está virtualmente seco por más de 100 kilómetros, volviéndose una colección de filtraciones y charcos que la gente de la localidad llaman el "río olvidado".

Hasta los manantiales subterráneos y pozos que otrora fluían durante la sequía, se están secando. Los agricultores de ambos lados de la frontera están bombeando más y más agua subterránea para tratar de salvar sus cosechas. Por todo el norte de México, los niveles acuíferos están colapsando.

"Una vez tuvimos un gran lago de agua debajo del desierto, pero ahora parece que está vacío," dice Héctor Arias del WWF.

Pobre naturaleza

Pero si les va mal a los agricultores, le va peor a la naturaleza. La otrora incomparable variedad de cactus y otras plantas del desierto de Chihuahua se han ido desapareciendo gradualmente. Y los ciervos, osos, jaguares y aun el oso pardo que habitaban la región ya hace tiempo no se ven.

A medida que se secan los ríos, desaparecen también los peces. "Hemos perdido por lo menos una tercera parte de los peces endémicos," dice Héctor, "y los humedales y lagos secos ya no atraen a las aves migratorias."

Los resultados de las fantasías de irrigación son muy evidentes en las regiones desérticas alrededor del pueblo de Ojinaga, cerca de la frontera estadounidense. Las tres cuartas partes del distrito de irrigación está hoy seca y sus canales vacíos gracias a una década de sequía y el poco volúmen del Río Conchos. El desierto está retomando los campos secos.

La granja ejemplo

La excepción es la pequeña granja experimental de Humberto, en donde cultiva mesquite un resistente arbusto que produce madera buena y dura, y follaje alto en proteína para forraje. La sotol pronto será parte de sus pruebas, junto con cactus ornamentales y hierbas desérticas tales como el orégano y el romero.

"Hay buenos mercados para estas cosechas," dice Humberto. "Requieren muchísimo menos agua que el maíz u otros cultivos convencionales que se ven por aquí." Además, obtienen mejores precios que las antiguas cosechas que han caído víctimas de importaciones baratas de las grandes fincas mecanizadas en los EE.UU. Es más, muchos cactus ornamentales son tan valiosos que hay un creciente negocio ilegal contrabandeándolos del desierto. Entonces, ¿por qué no cultivarlos legalmente?

En este tiempo de crisis ecológica y económica, Humberto cree que hay un futuro viable para los granjeros de la región y además, se revivirá el ecosistema del desierto de Chihuahua.

Héctor Arias también está planeando un nuevo futuro para esta región desértica y sus ríos. Como coordinador de un programa fronterizo del WWF para revivir el desierto de Chihuahua, su plan de 20 años es restaurar los centros del desierto devolviéndoles el agua. "Queremos que los gobiernos reconozcan que el ambiente al mismo tiempo que produce agua, la consume," dice. "Actualmente, se asigna a los granjeros hasta la última gota. Eso no es sostenible."

El plan avanza bien. Las reformas legales mexicanas implican que el ambiente pronto se hará oír en la mesa de discusiones cuando se tomen decisiones acerca de política de aguas.

Bajo un ambicioso nuevo plan que hoy se está probando en Saltillo, pueblo del sur de Chihuahua, 5.000 usuarios de agua están pagando unos pesos de más en sus cuentas mensuales para ayudar a proteger los ecosistemas acuáticos. "Queremos extender el impuesto a toda la región," dice Héctor.

Mientras, sus colegas del WWF al otro lado de la frontera en Las Cruces, Nuevo México, también tienen planes para apoyar la reforma de las leyes de aguas que hoy dan a los granjeros el derecho a perpetuidad de tomar agua de los ríos.

"La clave para proveer agua para la naturaleza en el desierto es ponerle coto a las exigencias insostenibles de los granjeros," dice Héctor. "También ayudaría una mayor eficiencia en las granjas. Pero hay límite a lo que se puede hacer. Además, mucha agua "desperdiciada" en proyectos de irrigación no queda totalmente perdida pues se filtra por entre la tierra para reponer fuentes subterráneas aunque algo degradada o contaminada."

La solución a largo plazo, dice él, probablemente está en iniciativas como las nuevas cosechas de Humberto Luján. Son mucho más adaptables al ambiente del desierto. Para Héctor, que ha vivido y trabajado en los desiertos del norte de México casi toda su vida, el mensaje es muy claro: "Si podemos restaurar el agua, restauraremos los ecosistemas del desierto.".

  * Fred Pearce es un periodista independiente.
Reportaje del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) enviado por Cinthya Flores Mora
WWF Central America / Costa Rica Fondo Mundial para la Naturaleza