Por Lic. Octavio Enrique Carrasquilla Salas
El volumen de productos certificados que entran en el mercado es relativamente reducido, debido a la limitación de la oferta y a la falta de demanda y, por tanto, existen pocos datos sobre el impacto positivo o negativo de la certificación sobre el comercio.
El etiquetado, que está relacionado con la certificación, figuran entre las cuestiones de mayor actualidad y más controvertidas del sector forestal. La certificación trata de vincular el comercio de productos forestales, particularmente el comercio internacional, con la ordenación sostenible de los recursos forestales, permitiendo a productores y consumidores reconocer los productos fabricados con maderas procedentes de bosques ordenados de manera sostenible. La atención se centra principalmente en la madera y sus productos, pero recientemente se ha ampliado a la pasta para papel y el propio papel; ha comenzado a despertar también interés la certificación de productos forestales no madereros.
En los países desarrollados y en desarrollo se está evaluando un número creciente de sistemas de certificación, y el concepto de etiquetado goza cada vez más de mayor aceptación, aunque todavía no se ha llegado a un acuerdo con respecto a la forma o la mecánica del proceso para llevarla a cabo. Hasta la fecha, sus efectos sobre el comercio han sido muy reducidos y se circunscriben a determinados países. Aunque los países de Europa occidental y (en mucha menor medida) los Estados Unidos de Norteamérica han mostrado interés en la certificación, no ocurre lo mismo en el caso de grandes e importadores productores asiáticos como el Japón, la República de Corea y China. En lo que concierne a los productores, una serie de importantes países exportadores, como Indonesia, Malasia, Suecia, Finlandia, Canadá y Ghana, están elaborando sistemas de certificación, en parte como un medio para fomentar la aplicación de prácticas forestales mejoradas, pero sobre todo para evitar dificultades en su actividad comercial futura y conseguir ventajas en el mercado.
El volumen de productos certificados que entran en el mercado es relativamente reducido, debido a la limitación de la oferta y a la falta de demanda y, por tanto, existen pocos datos sobre el impacto positivo o negativo de la certificación sobre el comercio. No está claro todavía, si en el futuro existirá una demanda importante de madera certificada y si ésta tendrá un sobreprecio. Otro interrogante de gran trascendencia para el que aún no hay respuesta es si, como se pretendía inicialmente, la certificación contribuirá significativamente a mejorar la ordenación forestal en los países en desarrollo (donde es más grave el fenómeno de la deforestación). Existen también preocupaciones sobre el hecho de que la certificación pueda actuar como medida no arancelaria y pueda discriminar a aquellos que no puedan o que no quieran ponerla en práctica. Al parecer, en el momento presente la certificación se utiliza principalmente como un instrumento de comercialización para conseguir una cuota mayor de mercado o para alcanzar y/o mejorar el acceso a los mercados.
Algunas novedades significativas pueden ser dadas por ejemplos tal como, el seguido por el Consejo de Manejo Forestal, extendiendo la superficie certificada por sus certificadores acreditados. Gran parte de esta superficie se encuentra en Europa y en los Estados Unidos. Considerando sólo Suecia y Polonia se llega a un 66 por ciento del total y los Estados Unidos otro 10 por ciento.
Fuera del proceso del Consejo de Manejo Forestal se ha producido un aumento todavía más rápido. Superficies muy extensas han sido certificadas en Finlandia, Noruega y Suecia en el marco de los planes de certificaciones nacionales. En Canadá, se han certificado grandes superficies forestales aplicando el sistema de normas de ordenación ambiental ISO-14001 así como los estándares de la Asociación Canadiense de Normas.
Los Países Bajos y Alemania han desarrollado métodos para validar los certificados aportados por sus proveedores y vincular esos certificados a los productos finales que entran en sus mercados.
El Indonesian Ecolabelling Institute (LEI) (Instituto Indonesio de Ecoetiquetado) desarrolló una serie de criterios e indicadores para el control de la ordenación forestal en las concesiones madereras, así como el ecoetiquetado de productos provenientes de estas concesiones. Un memorandum de acuerdo fue firmado con el Consejo de Manejo Forestal que podría conducir la certificación conjunta de los dos procesos.
En Malasia se creó un Consejo Nacional de Certificación de la Madera que se ocupa de establecer una serie de criterios e indicadores a nivel nacional. El Consejo también ha iniciado tentativas con otras organizaciones para obtener una más amplia aceptación de este sistema.
En el Reino Unido, un gran número de grupos de interés ha llegado a un acuerdo sobre el reconocimiento del United Kingdom Woodland Assurance Scheme (UKWAS), normas de certificación forestal reconocidas por la Comisión Forestal Nacional, asociaciones de productores de madera, el mercado maderero, minoristas y ONG.
En el marco del plan nacional de certificación forestal para el sector privado, el Consejo Paneuropeo de Certificación Forestal se está activando para obtener el mutuo reconocimiento entre los distintos sistemas nacionales europeos y también el reconocimiento de los planes de certificación no europeos.
La American Forest and Paper Association (AF&PA) (Asociación Americana de los Bosques y el Papel) ha puesto en marcha una iniciativa de actividades forestales sostenibles. Aunque no se trate de un proceso de certificación, los principios y directrices que las empresas se comprometen a asumir pueden servir de base para la certificación futura por un organismo independiente. Panamá cuenta actualmente con la presencia de una de las empresas certificadoras más prestigiosas a nivel mundial, como es la SGS (Socieété Genérale de Surveillance Holding S.A.), la cual es representada por su filial SGS Panamá Control Services, Inc, siendo esta una excelente oportunidad para que el subsector forestal se arme de una posibilidad más para penetrar en los modernos y exigentes mercados europeo y norteamericano a través de la certificación QUALIFOR reconocida internacionalmente por el Consejo de Manejo Forestal. Por otro lado, el consumidor local no ha entrado por el momento, en la exigencia dictada por sociedades ambientalmente más concientes como la europea, al punto de exigir sellos de certificación forestal en los productos maderables consumidos, no obstante el establecimiento de los mismos permitiría acceder a un mercado internacional cada vez más exigente. Creando la posibilidad, con los bajos volúmenes de producción maderera local y los altos índices de consumo en el ámbito internacional se hace inminente conseguir mejores precios y un mercado más seguro y estable.
*El Licenciado es Ingeniero Forestal y Especialista en Percepción Remota y Sistemas de Información Geográfica, teléfono (0507) 277-4800.
oecspty@hotmail.com