Sobre llovido, Muy Embarrado...

Por Arq. José Vélez

Luego de una extendida sequía, aplacaron a la sedienta tierra. Llegaron para acabar con los brutales incendios que como nunca, este año, se devoraron lo poco que quedaba del nuestro monte serrano. Las lluvias del inicio del verano, son torrenciales, violentas, a veces con consecuencias destructivas, propias del fenómeno natural.

Al fin llegaron las ansiadas lluvias del verano.

Luego de una extendida sequía, aplacaron a la sedienta tierra. Llegaron para acabar con los brutales incendios que como nunca, este año, se devoraron lo poco que quedaba del nuestro monte serrano.
Las lluvias del inicio del verano, en nuestras sierras, son torrenciales, violentas, con descargas eléctricas, temporales de lluvia, piedra y viento, a veces con consecuencias destructivas, propias del fenómeno natural.


Luego, idealmente, el agua caída sobre la serranía iniciará su escurrimiento uniéndose a cada escorrentía y buscando cada quebrada, cada cauce para sumar aporte a las inesperadas crecientes estivales de los arroyos y ríos serranos.
El escurrimiento debiera ser lento y provechoso, la vegetación del monte, y el pastizal de altura tienen la misión de frenar la furia del aguacero, aquietar el agua llovida para iniciar lentamente la infiltración a los acuíferos subterráneos de la montaña, y alimentar con el sobrante superficial al cauce de los arroyos del valle.
Hoy, la naturaleza está lastimada, y el escurrimiento será rápido, violento y destructivo.
El torrente erosionará todo lo que encuentre en su descenso, arrastrando lo que queda de los incendios. El lodo, las cenizas y los despojos anegaran el valle y el destino final serán los lagos, con mas lodo, mas nutrientes, mas algas, menos agua, menos salud, menos turistas.

Y como si eso fuera poco...

Hoy, en el valle hay mas heridas.

La creciente del río, presentaba un aspecto inusual, el frente de la creciente arrastraba lodo oscuro, agua sucia, turbulenta. Cuando todo pasó, las riberas y playas de arenas quedaron anegadas, cubiertas de barro negro, fangoso...
Es el suelo fértil de las sierras. La torrencial lluvia, encontró vulnerable, desnudo, y herido al ecosistema serrano y decenas de miles de metros cúbicos de suelo fértil se desplazaron desde las tierras altas de las sierras al fondo de los lagos.


Hoy, la agricultura inadecuada y especulativa está haciendo estragos en toda la región con daños ambientales de incalculable magnitud.
Especuladores e improvisados agricultores han elegido los suelos frágiles y pobres de las sierras para la producción de papa semilla y papa consumo.
El surcado de la tierra en paralelo a las escorrentías naturales a fin de aprovechar el escurrimiento del exceso de agua de lluvia para evitar la putrefacción de los tubérculos hace que se facilite irresponsablemente el arrastre del suelo, cuando lo aconsejable es la rotura respetuosa en el uso de curvas de nivel.
El suelo arrastrado lleva además la carga letal del residual de pesticidas y agroquímicos aplicados potenciando el riesgo de contaminación de los escasos recursos hídricos serranos.
Utilizando estas prácticas destructivas, despilfarran el suelo, desprecian los recursos, y movidos por un beneficio efímero, en cuatro o cinco años abandonaran la zona, dejando tras de sí, suelos agotados y enfermos, peligrosas cárcavas, arroyos y ríos violentos, lagos colmatados y severos daños para la salud, el medio ambiente, la actividad del turismo y la economía del valle.

El valle y las sierras no tienen ley.
La mala agricultura, el sobre pastoreo ganadero, la minería destructiva, el monocultivo forestal, apelan a cualquier mecanismo ?permitido? o no para la producción, sin considerar los costos ambientales y económicos para la región, y aun menos la previsión de un futuro desbastado, sin recursos, sin productividad, con mas pobreza, con mas miseria.

La ausencia del estado es total.
Dipas, Turismo, la Dirección de Medio Ambiente, Minería y Agricultura son oficinas públicas ineficientes, tal vez, facilitadoras de los transgresores y parecen ayudar al blanqueo de los hechos consumados.


Todas estas parásitas estructuras gastan mucho presupuesto para generar el caos y el desconcierto. Actúan asiladamente, auto limitándose en sus competencias y dejando hacer en pos de la ?producción? y el "desarrollo"
Hoy, la planificación en el territorio es cero, el control no existe y la tierra de nadie se extiende con actividades incompatibles y nocivas en un ecosistema frágil y de delicado equilibrio, hoy quebrado definitivamente.
Hoy, es necesario actuar responsablemente, rápidamente para crear los mecanismos de remediación, y ordenar cuidadosamente el aprovechamiento de los recursos para asegurar la vida de todos los habitantes de región.
La creación de mecanismos de gestión local debe ser la opción superadora de un centralismo que no hace ni deja hacer.
Es necesario tomar conciencia que solo a los habitantes de este Valle nos pertenecen estos recursos y que solo nosotros debemos ser quienes cuidemos y usemos sabiamente sus potencialidades.
Hoy es urgente, mañana será imperdonable

* Arq. José Vélez APROAS - Calamuchita - Córdoba - Argentina
Diciembre de 2004.