El lento genocidio wichí: catástrofe humanitaria
Son siete los niños wichí que no llegaron a vivir dos años y que se murieron de hambre y de sed en este … Leer Más
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Aquí pues yo, Evo Morales, he venido a encontrar a los que celebran el encuentro.
Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace solo quinientos años.
Monsanto vulneró el derecho a un ambiente sano y equlibrado, precondición para todos los derechos humanos.
En un reciente informe presentado por Naciones Unidas a la opinión pública, se presentó el nuevo objetivo para el desarrollo, que consiste en conseguir la abolición total del hambre y de la pobreza en el mundo en un plazo de 15 años. Jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo ratificaron el mes de septiembre el acuerdo adoptado.
Las hostilidades de la Segunda Guerra Mundial, en el teatro de operaciones de Asia y el Pacífico, concluyeron el seis de agosto de 1945 con la explosión de una bomba atómica aerotransportada que Estados Unidos lanzó sobre la ciudad japonesa de Hiroshima asesinando a 80.000 seres humanos.
La demanda de recursos excede la capacidad biológica del planeta en un 20%. El cambio climático, la disminución en la producción de alimentos o en la disponibilidad de agua dulce, las migraciones forzadas, las inundaciones o el riesgo de desertificación conducen a un aumento de los conflictos, calificados como “ambientales”. Las guerras ambientales se han convertido en una categoría específica de análisis. El discurso de Obama en la Academia Militar de West Point (mayo de 2014) relacionaba el cambio climático con la seguridad nacional. Gran Bretaña también abordaba la cuestión en el documento “Tendencias y Estrategias Globales (2007-2036)”. Libros como “Batallas constantes”, del arqueólogo Steve LeBlanc; “Guerras climáticas. Por qué mataremos (y nos matarán) en el siglo XXI”, de Harald Welzer; o “Los conflictos sociales del cambio climático”, de Pablo Cotarelo ahondan en el asunto.
Con motivo del Día de la Hispanidad que se celebra el próximo domingo 12 de octubre, Survival International* desvela casos actuales y recientes de pueblos indígenas que se enfrentan a una violencia genocida por parte de foráneos que se adentran en sus tierras.
Cuando el visitante ingresa a las principales ciudades de Guatemala, la diversidad de colores, idiomas y aromas irrumpen desde los mercados y plazas principales, activando en el huésped sensible su capacidad de asombro y observación.
519 años desde la invasión del continente que hoy se conoce con el nombre de “América” por parte de los europeos, una invasión genocida que asesinó en escasos años a más del 90% de la población continental. La actual situación de dominación que sufren los pueblos de América, África, y Asia se debe a una historia colonial y al genocidio y acumulación de capital del cual se han beneficiado las grandes fortunas europeas. Es por eso que muchos pueblos decimos que luchamos por la segunda y definitiva independencia.
“No se puede hablar de derechos humanos y apoyar a un gobernador que reprime y mata hermanos indígenas”, advirtió Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, en marzo último en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. Eduardo Galeano visitó el acampe Qom. Y fue menos diplomático: “(Los indígenas) tienen voz, pero son los no-escuchados, que son justamente los que ahora están aquí acampando, rodeados del desprecio general, del casi silencio, a los que el Gobierno no les da la menor pelota, cuando tendrían que ser los primeros de la fila, mucho antes de todos los políticos que buscan pedazos de poder”.
Stephan Schmidheiny es un presunto delincuente (por el daño sistemático infligido se podría calificar como presunto genocida) que está compareciendo ante la justicia, ante las dos justicias: la administrativa y la popular. Se le acusa en Turín de catástrofe ambiental y de omisión de las reglas de seguridad laboral de manera intencionada (delito doloso), en una fábrica de amianto que poseía en Casale-Monferrato (Italia), denominada Eternit. Este juicio que es una primicia en el mundo porque nunca se había juzgado a los propietarios, eran los altos ejecutivos los que pagaban los platos rotos.
Cuando se terminen las obras de construcción del puente Billinghurst sobre el río Madre de Dios y con ello se culmine la construcción del llamado Corredor Vial Interoceánico Sur Perú-Brasil, la historia sudamericana cambiará para siempre. Finalmente, el más vasto plan de recolonización capitalista de Sudamérica, de asalto a sus recursos naturales al servicio de las trasnacionales y el empresariado podrá exhibir una anhelada y primera gran victoria sobre la geografía, la naturaleza y los pueblos, inaugurando por primera vez en la historia una carretera de más de 5000 kilómetros con puentes que aguantan hasta 60 toneladas de peso y que permitirán el flujo permanente de inversiones y mercancías de un océano a otro, y la consecuente apertura irreversible del espacio amazónico al mercado mundial.
La respuesta de más de mil millones de persona puede ser “nada”. La causa es una: esto es el capitalismo. Capitalismo es igual a más de mil personas hambrientas. Capitalismo duro, neoliberalismo salvaje, el sistema que domina globalmente y genera toda la inequidad y la injusticia en la distribución de las riquezas. Debe venir una decidida respuesta de acción y resistencia contra el maldito poder que lleva adelante este genocidio lento, planificado y constante. Han decidido que pueden prescindir de una buena parte de la humanidad y no sé si podremos evitarlo, pero al menos se debe intentar.
Lo verdaderamente serio y auténticamente necesario, lo único que puede representar una salida real a la crisis múltiple por la que ahora atraviesa la humanidad no puede ser la salvaguarda del sistema de “libre empresa”, de la civilización capitalista con toda su podredumbre; tampoco puede ser la de aprovechar la crisis, como ha ocurrido siempre en momentos semejantes, como una gran oportunidad de negocios para unos cuantos a costa de la ruina de millones; por el contrario, lo que cabe es sacudirse, de una vez por todas, el sistema capitalista antes de que el mismo acabe con toda forma de vida sobre el orbe.
El mito racista y positivista del indio como estorbo del progreso justificó la necesidad del genocidio ocurrido en la Amazonía como la plataforma sobre la cual se cimentó la economía cauchera; el proceso no ha sido estudiado como se merece, siendo evidente la carencia de fuentes, ante todo porque no hubo interés en dejar pruebas de tan siniestra y poco gloriosa tarea.
Si entendemos genocidio, según el derecho internacional, como el plan sistemático que consiste en la comisión, por funcionarios del Estado o particulares, de un exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivos de nacionalidad, etnia, raza o religión a través de la muerte y lesión a la integridad física o moral de los miembros del grupo, definitivamente Israel comete genocidio sobre la población palestina. Lo hacía antes de la última campaña sobre Gaza y lo perfecciona y desarrolla también sobre la población de Cisjordania.