Cuando algunos dispositivos como los satélites lleguen al final de su vida útil, permanecerán en el espacio y se convertirán en lo que se conoce como " basura espacial ".
Las actividades que tienen lugar en el espacio ejercen una gran influencia en la vida humana. Los artefactos responsables de hacer posible la comunicación, internet, observación del océano y la tierra y los pronósticos meteorológicos, pueden causar mucho daño a los satélites que aún funcionan y otros objetos en la órbita.
La basura espacial es cualquier objeto artificial que se ha puesto en órbita alrededor de la Tierra y ya no funciona correctamente. Puede variar desde satélites obsoletos hasta equipos perdidos, cualquier cosa producida por humanos y que ya no esté en uso. Según el último informe de la ESA, más de 130 millones de escombros que miden entre 1 milímetro y 1 centímetro flotan en el espacio sin ningún propósito.
Esto generalmente se denomina "contaminación espacial" y puede referirse a numerosos objetos, como satélites, naves y piezas que se han desprendido de ellos, Los diferentes tipos de desechos espaciales pueden tener su origen en diversas fuentes, incluidas las etapas superiores de los lanzacohetes, los adaptadores utilizados para transportar varios satélites, los fragmentos creados por explosiones o choques, los derrames de combustible sólido y las partículas de pintura.
Millones de pequeñas piezas de basura en el espacio
Según la ESA, se estima que existen en órbita unos 130 millones de pequeñas piezas de basura espacial junto con más de un millón de objetos que miden entre 1 cm y 10 cm. Además, también están presentes más de 36.500 objetos más grandes que miden más de 10 cm.
La cantidad de objetos que se envían al espacio cada semana es alarmante. Es aún más preocupante cuando se considera cuán grandes y poderosos son algunos de estos objetos. Recientemente, el empresario Elon Musk intentó una prueba de lanzamiento de su cohete "Starship", el más poderoso de la historia con casi 7500 toneladas de empuje y 33 motores de encendido simultáneo. Su objetivo es transportar astronautas a la Luna, aunque lamentablemente fracasó.
Un cementerio de basura espacial
La humanidad ha hecho un progreso considerable en la exploración espacial desde el lanzamiento inicial en 1957. Se han lanzado al espacio casi 6.380 naves espaciales y se han puesto en órbita más de 15.000 satélites. De estos, solo 7.000 siguen funcionando. Inicialmente, no se consideró adecuadamente el desafío de deshacerse de los satélites que no funcionan y otros objetos en el espacio. Como resultado, los objetos que aún tenían una vida útil se agregaron a los escombros existentes en lugar de eliminarlos.
Un problema importante con los objetos inoperativos en el espacio es su potencial para colisionar con otros cuerpos orbitales, lo que resulta en enormes explosiones que esparcen fragmentos en órbita y crean nuevos desechos. Esto se vio recientemente cuando la Estación Espacial Internacional casi experimentó una colisión.
Los desechos espaciales no son controlables
En reciente entrevista con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, Marcelo Colazo -gerente de Vinculación Tecnológica de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae)- habló sobre cómo se está utilizando la tecnología en las actividades espaciales: “Los satélites pueden cambiar de órbita si se ve que van a chocar con algún desecho, pero estos al no tener combustible no son controlables y su movimiento está regido por las leyes de la física”.
La Agencia Espacial Europea (ESA) informó que durante las últimas dos décadas, ha habido un promedio anual de 12 eventos que causan desechos. Estos incluyen fragmentos creados por explosiones, fallas eléctricas y objetos que se desprenden naturalmente debido a las condiciones del espacio. En un futuro cercano, la causa principal de la producción de desechos espaciales será la colisión entre la basura espacial y los satélites activos, eclipsando cualquier potencial debido a las explosiones.
Qué se hace con la basura espacial
Con el fin de abordar el creciente problema de los desechos espaciales, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) de Argentina monitorea y regula regularmente el reingreso de objetos a la Tierra. Esto es parte de un esfuerzo global para reducir y gestionar los desechos en el espacio exterior. Colazo explica: “Cuando vemos que un objeto está en una zona muy baja de la órbita y puede ingresar a la atmósfera lo seguimos durante varios días. Luego, definimos a qué latitud y longitud aproximada va a caer“.
El gerente agrega que “si el objeto cae en el mar y no es peligroso, lo dejamos. En caso de que caiga en algún lugar terrestre, el país propietario de ese residuo tiene el derecho de reclamarlo“.
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Con información de: https://agencia.unq.edu.ar/