Manifiesto por la erradicación del AMIANTO y AVINA
(De la misma forma que ha de desaparecer el amianto instalado en nuestras vidas, han de correr la misma suerte estas fundaciones del … Leer Más
(De la misma forma que ha de desaparecer el amianto instalado en nuestras vidas, han de correr la misma suerte estas fundaciones del … Leer Más
Las grandes Corporaciones y las fundaciones que las acompañan, han estado trabajando sigilosamente para escurrirse entre los espacios alternativos (Grupo de Reflexión Rural argentino -GRR)
Un breve recordatorio para situarnos.
AVINA es una fundación fundada por Stephen Schmidheiny, heredero del criminal negocio del amianto en el mundo (que abandonó cerca del año 2000, cuando el barco de esta industria hacía aguas), por cuyos inmensos beneficios acumulados durante todo el siglo XX, a precio de sangre , necesitó crear en 1994 la fundación filantrópica a que nos referimos para intentar lavar su imagen.
No se puede olvidar esta batalla. Nos va en ello la vida a las organizaciones alternativas. Es la astuta manera que adopta el capitalismo en todas sus épocas para confundir a los movimientos sociales de resistencia, intercalándose en sus filas. Lo hace vía cooptación de dirigentes y/o financiación aparentemente gratuita. Es el llamado “filantrocapitalismo”, que sigue muy activo.
“No pasarse de la raya”, “no abordar el semáforo en rojo” son recomendaciones que apuntan a lo mismo: a la existencia de líneas rojas que determinados movimientos sociales, autodenominados de resistencia o alternativos, y determinadas conductas poliéticas no deben sobrepasar.
Su fortuna, tanto la heredada de la familia cuanto la amasada por él mismo procede en gran parte del criminal negocio del amianto en el mundo. Por eso, los fondos con que financia AVINA/Ashoka(i) a los movimientos sociales están llenos de sangre, son fondos criminales y por eso no paramos de pedirles a los beneficiados que devuelvan esos dineros recibidos- ellos o sus asociaciones-, a las miles de víctimas que pululan por el mundo. Sería la señal inequívoca de que eran ignorantes de todo esto que ha acontecido.
En el juicio de apelación, celebrado en Turín el pasado día 3, el magnate suizo del amianto ha visto cómo su pena era incrementada de 16 años a que fue condenado en primera instancia a 18 años en esta nueva sentencia. Además, tendrá que pagar de forma inmediata a las víctimas o a sus familiares un importe por valor de 88 millones de euros, en concepto de indemnizaciones.
Al igual que otras organizaciones del gran capital (Bill y Melinda Gates, Rockefeller, Soros, USAID, etc.) quieren dos cosas: ampliar sus negocios y buscar legitimidad entre las mayorías de las poblaciones sometidas a sus intereses y extorsión. Pero además cumplen otra función: la de penetrar a los movimientos sociales de resistencia, más o menos anticapitalistas y alternativos, para tratar de moldearlos.
La capilaridad es ese fenómeno por el que un fluido asciende en contra de la gravedad a través de un tubo delgado. Esa propiedad hace, por ejemplo, que la savia de un árbol suba y transporte el agua y los nutrientes que la planta necesita. Metafóricamente sería la cualidad de una entidad de penetrar en los más recónditos rincones, aprovechando los resquicios que se procura.
Cuando cada año toca a su fin, es habitual hacer un balance de lo ocurrido en el mismo, especialmente si hay buenas noticias. Este es el propósito de este trabajo que, hay que decirlo de antemano, ha sido un año muy importante en sentido positivo en la lucha contra esta plaga/genocidio llamada “amianto”. También ha dado malas noticias.
AVINA y Ashoka son dos fundaciones vinculadas al gran capital que promueven un modelo de agricultura industrial y basado en los transgénicos, además de la privatización de los bienes comunes como el agua o los bosques. Sin olvidar su fuerte conexión con la mortífera industria del amianto.
Cuando en diciembre del pasado año era seleccionada y contratada Miren Gutiérrez como Directora de Greenpeace advertíamos que: "Le queda a Greenpeace un grave problema a resolver: cómo va a poder desligarse de Avina (y de Mar Viva) siendo su máximo exponente una persona que ha pasado por estas entidades y ni siquiera ha sido socia de Greenpeace. El polvo del amianto impregna todo aquello que Avina (Ashoka, Mar Viva y otras entidades muy vinculadas a Avina) termina infiltrando. Y la magnitud de la tragedia del amianto es de tal envergadura que a nadie deja impasible"
El capitalismo verde, en todas sus versiones, está infiltrando a los movimientos sociales y dejándolos como un queso de Gruyère. Lo hace ideológicamente y a través de fundaciones o entidades sin ánimo de lucro. Uno de los proyectos que está llegando más lejos, tanto en España como en Latinoamérica, es el desplegado por la Fundación Avina. La Fundación Avina y MarViva, dos entidades relacionadas con el magnate del amianto Stephan Schmidheiny , también tienen que ver con la persona que ocupará la dirección ejecutiva de Greenpeace en España, “que sí ha estado el último año contratada por MarViva”.
Paco Puche analiza en profundidad en este artículo a la Fundación Ashoka, para consolidar su tesis de que, al igual que sucede con una institución homóloga, Avina, es una organización que bajo una apariencia benéfica está al servicio de las grandes empresas capitalistas y está especializada en recopilar información sobre reformadores sociales “con vistas a hacer, a la vez, más negocios y de camino eliminar las resistencias. Están intentando la cuadratura del círculo: ser, simultáneamente, saqueadoras y benefactores de sus damnificados”.
Ensayo sobre la mayor catástrofe industrial y laboral del siglo XX: el amianto. Un recorrido por los orígenes de esta industria, los estudios científicos realizados sobre la toxicidad de este material, las grandes fortunas creadas con su comercio internacional, (con especial atención a Stephan Schmidheiny), las miles de víctimas que a día de hoy siguen sufriendo sus efectos, los juicios que se siguen contra los responsables de estos hechos, y los intentos que estos mismos grandes empresarios realizan para lavar su imagen mediante la creación de fundaciones y organizaciones benéficas de carácter medioambiental. En resumen, una demoledora biografía de una de las grandes fortunas del mundo.
El pasado 10 de diciembre comenzó en Turín (Italia) el mayor juicio de la historia por las muertes del amianto. Un proceso judicial por el que los dos altos dirigentes y propietarios la empresa Eternit, el barón belga Louis de Cartier de Marchienne, y el millonario suizo Stephan Schmidheiny, comparecerán acusados de causar la muerte y graves enfermedades a miles de sus trabajadores y familias. Schmidheiny puso a buen recaudo su fortuna -labrada en la producción y venta de esta “fibra asesina”- con organizaciones ‘filantrópicas’ como Avina y Ashoka, y usa estas organizaciones para lavar su imagen haciendo negocios con los pobres e infiltrándose en los movimientos sociales.