Una vez más, el (neo)desarrollismo

Durante la primera década del nuevo siglo se ha repetido un mismo cliché en los análisis de la coyuntura política de América Latina: el giro hacia la izquierda de los gobiernos de la región. Sin embargo, poco a poco se ha ido viendo cómo las políticas puestas en marcha en estos países se han basado y basan en la ideología del neodesarrollismo y no en un ideario de transformación radical del sistema. ¿Hacia dónde ir ahora?

Por una izquierda socialista, ecologista y feminista

Yo creo que nosotros, hoy, para ser analistas refinados del sistema productivo, y para poder proponer la transformación radical del mismo, debemos analizar con perspectiva de género, debemos interrogar el mundo con el saber y los ojos de las mujeres, y debemos resaltar el nexo integérrimo que une economía y ecología. Lo aclaro: la izquierda cree que tras los días de trabajo en los que está la economía, vienen luego los días de fiesta en los que nos reconciliamos con la ecología. Se piensa que la ecología es una manera de reconciliarse con el mundo tras 6 días de devastación de la biodiversidad y el medioambiente.

Fuerzas productivas, medio ambiente y lucha de clases. Uruguay: Desafíos para una izquierda en crisis

El creciente rechazo de sectores de la población a los posibles impactos sociales y ambientales de grandes proyectos de inversión impulsados por el gobierno uruguayo indicaría un despertar político para el cual la izquierda no está preparada, tanto por carencias del análisis como por efecto de las derrotas sufridas en el pasado. Se debe comprender que las luchas actuales por la preservación del ecosistema se inscriben en un avance mayor de la explotación capitalista que no sólo usa como mercancía el trabajo humano sino también la naturaleza.

El decrecimiento como herramienta política estratégica para la transformación social

El decrecimiento puede servir para superar un capitalismo liberal-productivista que pretende virar hacia lo “verde” sin poner en cuestión su lógica injusta e insostenible, así como afrontar el triste futuro que nos depara el cambio climático si no actuamos con decisión. Sin duda, el agravamiento de las crisis con la cuestión ecológica es una bomba de relojería en el corazón del sistema que no puede saldarse con otra vuelta de tuerca basada en los mercados, los beneficios y la explotación por muy “verde” que esto se nos quiera vender. Este modelo no es viable. El concepto del decrecimiento pone en cuestión los grandes fundamentos del productivismo al exponer que no hay crecimiento infinito posible en un planeta finito.

Ecocidio y cambio climático desde la izquierda radical. Ante una nueva era

¿Realmente entramos a una nueva Era? ¿El Antropoceno es inevitable? ¿Vivimos no sólo el final de una Era sino de la especie humana? Si entendemos que este cambio geológico no se debe al ser humano como especie (pues durante miles de años existió sin fracturar los intercambios metabólicos con la naturaleza) sino a un sistema económico determinado, el capitalismo, las preguntas cambian. Nos preguntamos por las alternativas históricas, sociales y políticas. ¿Acaso no es más necesario y urgente que nunca impulsar una sociedad ecosocialista que termine con el capitalismo ecocida para estabilizar el clima global, preservar los ecosistemas y dar una vida digna a los seres humanos?

El mundo que el imperio nos impone

Lo verdaderamente serio y auténticamente necesario, lo único que puede representar una salida real a la crisis múltiple por la que ahora atraviesa la humanidad no puede ser la salvaguarda del sistema de “libre empresa”, de la civilización capitalista con toda su podredumbre; tampoco puede ser la de aprovechar la crisis, como ha ocurrido siempre en momentos semejantes, como una gran oportunidad de negocios para unos cuantos a costa de la ruina de millones; por el contrario, lo que cabe es sacudirse, de una vez por todas, el sistema capitalista antes de que el mismo acabe con toda forma de vida sobre el orbe.

El III Foro Social Américas, una selva de ONGs

Sabiendo que el pensamiento crítico no es muy aceptado en nuestro medio, porque aunque se diga que se está en contra del sistema y/o del modelo capitalista, a veces se sueña con él y se quisiera estar con él. Nos hemos mal acostumbrando al pensamiento único y en base a este pensamiento, emprendemos nuestras acciones y nuestras estrategias y decimos que Otro Mundo es Posible.