La revolución masiva de los agricultores indios
Agricultores indios sujetan banderas rojas. La hoz y el martillo, símbolo de unidad de los trabajadores, destacan en color blanco. También se leen … Leer Más
Agricultores indios sujetan banderas rojas. La hoz y el martillo, símbolo de unidad de los trabajadores, destacan en color blanco. También se leen … Leer Más
A menudo se dice que necesitamos pasar de financiar la agricultura industrial a financiar la agroecología y así promover la soberanía alimentaria. Si … Leer Más
Los informes recientes sobre las duras penas o las largas condenas de encarcelamiento para los agricultores que sigan con su tradición de intercambiar semillas más allá de las zonas delimitadas por el gobierno no sorprende a La Vía Campesina del Sur y el Este de África (SEAF) ni a sus aliados.
"La agroecología—como contra-movimiento a la Revolución Verde—se encuentra en una encrucijada, luchando contra la cooptación, la subordinación, y los proyectos reformistas que borran su historia y excluye su definición política.[vii] Una agroecología despolitizada carece de sentido social, está desconectada de las realidades agrarias, es vulnerable al régimen alimenticio corporativo y aislada del poder creciente de los movimientos de soberanía alimentaria mundiales."
Con esta pedagogía las y los campesinos comparten además de información y técnicas, conceptos agroecológicos abstractos, experiencia y sabiduría. No se limitan a compartir lo qué hacen, sino se esfuerzan por enseñar cómo lo hacen y por qué los métodos agroecológicos funcionan.
"El movimiento global por la agroecología identifica la agricultura climáticamente inteligente como parte de una tendencia preocupante hacia la cooptación y acomodación de la agroecología al paradigma convencional de la revolución verde."
El desarrollo del capitalismo en el campo se produjo en forma desigual en un proceso que, por un lado, arrasó con formas colectivas de producción y, por otro, las mantuvo en condiciones de atraso y subsistencia.
1. Cuidar el suelo. La ecuación alimentos/clima tiene su raíz en la tierra. La expansión de prácticas agrícolas insustentables condujo durante todo el siglo pasado a destruir entre 30 y 75% de la materia orgánica en las tierras arables, y 50% de la materia orgánica en los pastizales y las praderas. Estas pérdidas masivas de materia orgánica son responsables de entre 25 y 40% del exceso actual de CO2 en la atmósfera.
Cómo contribuye el sistema alimentario agroindustrial a la crisis climática. Entre 44% y 57% de todas las emisiones de gases con efecto de invernadero (GEI) provienen del sistema alimentario global.
Por un azar del calendario cuyo secreto sólo conoce la historia, en julio de 2004, justo en el momento en que descubría que el CIMMYT había decidido corregir los efectos perversos de su revolución verde, Kofi Annan, el secretario general de las Naciones Unidas, lanzaba un llamado oficial a lanzar una revolución verde en África. “África aún no ha tenido una revolución verde que le fuera propia”, declaró en presencia de quinientos jefes de Estado, empresarios y representantes de la sociedad civil, durante una conferencia sobre el hambre organizada en Addis–Abeba (Etiopía) el 5 de julio de 2004.
La aplicación desmedida de fertilizantes químicos es uno de los factores que más negativamente influye en la degradación de los suelos en nuestro país. La década de los ochenta fue realmente nefasta en cuanto a consumo de fertilizantes. En las condiciones actuales de los suelos de Cuba se hace evidente la necesidad de aplicar una estrategia conservacionista que posibilite detener los procesos de degradación de los suelos y, a la vez recuperar algunos con diferentes grados de degradación.
El sistema capitalista, y en este caso concreto el capitalismo agrario, se basa en una falacia original, según la cual los medios de producción no se remuneran en base a criterios homogéneos, y en concreto, los recursos naturales no tienen más coste asignado que el de los procesos industriales de extracción y obtención de los mismos.
La poca legitimidad que le quedaba a la Revolución Verde recibió el golpe de gracia con la publicación del informe IAASTD, un estudio de cuatro años de la agricultura mundial patrocinado por agencias de la ONU y el Banco Mundial. El informe IAASTD, endosado por 58 gobiernos, advierte que la agricultura industrial ha degradado los recursos naturales de los cuales depende nuestra supervivencia, amenaza los recursos de agua y energía y entorpece los esfuerzos por combatir el calentamiento global. Es muy triste ver algunos ambientalistas acudiendo al modelo obsoleto y destructivo de la revolución verde, ignorando todas las críticas que se le han hecho, y para colmo en nombre de combatir el cambio climático.
Las semillas nativas, libres, comunes, de confianza, son la más antigua tradición humana viva, y dan esperanza de que haya un posible futuro. Su intercambio habla de saberes antiguos que se renuevan cada ciclo agrícola, da certeza a una diversidad biológica que se expande y fortalece el cultivo del que son germen.
La revolución verde dio a luz agroquímicos con el argumento de ser la salvación y el camino para la obtención de grandes cantidades de alimentos; la historia ha demostrado que ni han logrado incrementar sostenidamente la producción ni han resultado ser la salvación al hambre del mundo. La biotecnología moderna con sus transgénicos, tiene la misma raíz de origen y se presenta con el mismo argumento.
Tomando en cuenta la actual crisis agrícola y las perspectivas a futuro sobre esta problemática, es indispensable que en los países del hemisferio sur se impulsen modelos agrícolas alternativos, que nos permitan generar soberanía agroalimentaria. En este contexto, la Agroecología pareciera ser la única alternativa real para desarrollar una agricultura verdaderamente sustentable.