Mitos y verdades sobre los alimentos modificados genéticamente

El 23 de julio del presente año, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó la ley HR 1599 curiosamente nombrada: “The Safe and Accurate Food Labeling Act”. Esta ley, conocida entre el público como la ley DARK, “Deny Americans the Right to Know”, aunque habla de seguridad y etiquetado en su nombre, irónicamente lo que busca precisamente es prohibir en los estados toda iniciativa a favor de la rotulación de los productos que sean producidos o que contengan alimentos modificados genéticamente, conocidos también por sus siglas en inglés como “GMO”. De acuerdo a Enviromental Working Group (EWG), las compañías de alimentos y biotecnología gastaron $63.6 millones en el 2014 para presionar y lograr la aprobación de este tipo de legislación anti etiquetado, tres veces más que el año anterior.

Transgénicos: la polémica está servida en tu mesa

Argentina lleva casi 20 años de producción de cultivos transgénicos de soja, maíz y algodón. La industria alimenticia los ha incluido en muchos de sus productos. De un lado se dice que no perjudican a la salud; del otro advierten lo contrario. A esto se le suma el uso masivo de herbicidas. Mañana se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente y el debate está planteado.

La letra menuda de las guerras por alimentos

Monsanto y sus amigos en la industria biotecnológica, sus cabilderos y sus representantes pagados en los medios continúan impulsando el control monopólico de los alimentos en el mundo mediante su oferta de semillas. Este imperio se construye sobre fundamentos falsos: que Monsanto es creadora/inventora de vida y, por tanto, puede ser propietaria de las semillas por medio de patentes y que la vida se puede producir con ingeniería y máquinas, como un iPhone.