Incluir la biodiversidad en los índices de riqueza, una necesidad a nivel mundial
Cada país evalúa su grado de riqueza mayormente evaluando PBI per cápita, algunos países hasta han incluido el índice de felicidad como Bután. … Leer Más
Cada país evalúa su grado de riqueza mayormente evaluando PBI per cápita, algunos países hasta han incluido el índice de felicidad como Bután. … Leer Más
Ya fue dicho, ese modelo económico con tintes verdes pretende apropiarse de los bienes comunes y para eso necesita tomar las tierras que … Leer Más
El concepto de desarrollo sostenible, nacido en Río’92, ya está en crisis. A nivel mundial, los poderosos insisten en un paradigma de desarrollo que sigue priorizando el crecimiento económico y la expansión de la mercantilización de los bienes, un modelo que está al servicio de las transnacionales. Por ello hay mayor desigualdad social, menor acceso a la tierra, al agua, a la comida, al empleo y a otros servicios elementales. Y la Madre Tierra continúa siendo herida. No es posible encontrar soluciones a la crisis de civilización dentro de este sistema. No es un tema tecnológico. No se puede gestionar la voracidad de un sistema insaciable que todo lo convierte en mercancía, no quiere reducir emisiones ni cambiar la matriz energética, sino que compra y vende carbono.
Por primera vez la concesión de un premio Nobel de Economía recae en una mujer. También ha sido especial el motivo por el que se le ha concedido, ya que la trayectoria de la premiada contradice la economía convencional que se estudia en las facultades y que aceptan muchos gobiernos y empresas. La letanía que éstos repiten es la de que no existe más solución para gestionar bien los supuestos bienes escasos que la propiedad privada y, en situaciones especiales, la estatal. Elinor Ostrom viene a demostrar lo contrario. Las instituciones que descansan sobre el concepto de ‘propiedad común’ han jugado un papel socialmente beneficioso desde la prehistoria económica hasta nuestros días”, por ello lo que se desprende por razones históricas y sistémicas es que el “ejercicio total de la propiedad privada es en la actualidad virtualmente imposible en un contexto de ecosistemas.
La economía dominante que se estudia en las facultades, y trata de imponerse en la práctica, es la corriente denominada neoclásica. Es la base para justificar el capitalismo en todas sus variaciones. Tiene un fundamento antropológico individualista y egoísta, y estudia la realidad económica como si estuviese al margen de la biosfera o de la lucha de clases o del patriarcalismo reinante. Fruto de esta ideología dominante en Occidente es la tendencia irrefrenable del capital, en su búsqueda compulsiva del máximo beneficio, de abarcar toda la vida y de privatizar toda la existencia. Desde esta perspectiva se ha tomado el trabajo de Hardin (1968) como si fuese un dogma de fe.